Afronta siete años de cárcel por la muerte de un hombre al que maniató para robarle
El letón Naurius S. presuntamente convenció a la víctima para dejarse inmovilizar con la excusa de participar en un juego sexual
Un jurado popular deberá decidir, a partir del próximo jueves, sobre la suerte de Naurius S., un ciudadano de Letonia acusado de causar la muerte de Manuel, un vecino del barrio murciano de Espinardo, al que presuntamente abandonó atado de manos y pies en el interior de su piso. Según explica la Fiscalía, en su escrito de conclusiones provisionales, antes le había convencido para dejarse maniatar en el transcurso de un juego de índole sexual. El Ministerio Público solicita que se le impongan penas que suman siete años de cárcel por presuntos delitos de homicidio por imprudencia y robo.
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El procesado y la víctima se conocieron en el año 2016 a través de 'coachsurfing', una red social que conecta a viajeros de cualquier parte del mundo para hallarles alojamiento de forma gratuita. De esta manera, el letón se había alojado varias veces en la casa de Manuel, en la calle Rocamora, en Espinardo. En esos meses, explica el Ministerio Público, Manuel había desarrollado inclinaciones sentimentales hacia el joven del Este, pero la actitud de Nauris era «de una calculada ambigüedad, aprovechándose de tal situación para hacerle sujeto pasivo de sus demandas, que en ocasiones llegaban al filo de la extorsión sentimental».
Como prueba de ello, explica, el chico nunca le reveló su verdadera identidad y se hacía pasar por un tal David Priede. En varias ocasiones, consiguió que le entregara dinero o que se lo mandara a su país, e incluso llegó a robarle objetos de valor antes de regresar a Letonia, recuerda el fiscal. Siguiendo este relato, Manuel siempre le perdonaba esa actitud, excepto una vez, cuando en diciembre de 2016 le denunció por robo en la Comisaría de San Andrés.
«Un último intento depredador»
El 26 de agosto de 2017, Nauris regresó otra vez al piso de su amigo, después de que este le perdonara por enésima vez. En esta ocasión, llegó acompañado de una mujer. Al anfitrión no le gustó, porque el letón le dijo que era su novia. Por este motivo, tuvieron varias discusiones.
En ese contexto de disputas, Nauris tenía decidido que aquel iba a ser su último hospedaje en Murcia. El Ministerio Público detalla que con esa idea urdió un plan para obtener más rendimiento económico, «para lo cual le preguntó frecuentemente por los números »pin« de sus tarjetas, instaló aplicaciones de teléfono móvil que le permitían tomar vídeos de forma secreta y registraba sus pertenencias buscando dinero, llaves, tarjetas y contraseñas».
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Para lograr su objetivo, el 29 de agosto se aprovechó de la atracción sentimental que Manuel tenía hacia él y de que «había consumido cannabis». De este modo, según el escrito de la acusación pública, Nauris le propuso un juego sexual de dominación conocido como 'bondage' y el anfitrión aceptó. Como otras veces, la víctima se dispuso a dejarse llevar por el letón. Atado con bridas de pies y manos, acostado en el sofá boca abajo y sin poder mover un músculo, se disponía a acatar las órdenes. En esa ocasión, algo no funcionó, ya que la verdadera intención del letón era supuestamente realizar «un último intento depredador», apunta el fiscal.
El Ministerio Público expone que, tras el robo, el acusado se marchó del edificio y regresó varias horas después. Durante ese período de tiempo, Manuel falleció «por una insuficiencia cardiorrespiratoria aguda, producida como consecuencia de la inmovilización mantenida en el tiempo, boca abajo y tendido en el sofá, en una postura en la que apenas podía moverse, a lo que se unía el sofocante calor reinante en la ciudad en ese día y la ausencia de climatización de la vivienda».
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Cuando regresó a la casa y comprobó el fallecimiento de Manuel, Nauris habría tratado de deshacerse del cadáver. Para ello, lo envolvió en dos mantas y lo sacó a la galería de la vivienda, «pero como no podía manejarlo con la suficiente soltura para sacarlo con rapidez de la casa, ni deshacerse de él de ninguna otra manera, definitivamente lo dejó allí».
La Fiscalía acusa a Nauris S. de un delito de homicidio por imprudencia grave, por el que pide cuatro años de prisión, y otro de robo con violencia, por el que solicita tres años.
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