«Serafín siempre guarda las cosas de todos en su garaje»
Cinco testigos sostienen que De Alba hace vida en una parte de su casa de Alquerías desde donde no se ve el huerto
Juan Ruiz Palacios
Martes, 11 de octubre 2016, 01:40
La séptima sesión del juicio por el 'caso Visser' arrancó ayer con las declaraciones de cinco testigos, propuestos por la defensa de Serafín de Alba, el presunto encubridor del crimen de la jugadora holandesa de voley Ingrid Visser y de su pareja, Lodewijk Severein. La de ayer fue una vista corta, en la que los testigos se limitaron a explicar que «mucha gente le decía a Serafín que si podían dejar cosas en el garaje de su casa de la huerta, y él accedía». Y aseguraron que, «desde la zona donde él hace vida, dentro de la casa, no se puede ver el huerto de limoneros».
El principal sospechoso del crimen, Juan Cuenca, declaró en su momento que De Alba sabía que estaban enterrando los cadáveres en su huerto. Pero el hoy funcionario jubilado de Hacienda negó al jurado haber sido consciente de ello.
El primero en declarar fue Joaquín R.N., amigo de De Alba. A preguntas del letrado de la defensa, Fidel Pérez Abad, este hombre aseguró que «yo hice los trabajos de vallado en la casa de Alquerías, pero no se valló del todo porque no interesaba». Explicó que no le cobró nada a De Alba y que en aquella época -mayo de 2013- una ventana y una puerta de la casa estaban rotas porque habían entrado a robar. Sobre si se ve desde el interior de la casa el huerto de limoneros donde fueron enterrados los holandeses, el testigo sostuvo que «hacen vida en una parte de la vivienda desde donde no se puede ver ese terreno». Y concluyó: «Muchos amigos le pedimos dejar cosas en el garaje para que nos las guarde. Nunca nos cobra nada».
El siguiente en declarar fue Sergei U., también amigo de De Alba y obrero de mampostería. Explicó que el 13 de mayo, día en que supuestamente se cometieron los asesinatos, él y De Alba estaban en la casa de Alquerías. «Me ofrecí para arreglarle una puerta que estaba rota. Somos amigos y nos hacemos favores», relató. Y continuó: «Serafín fue a un taller, y yo me quedé trabajando. Le puse una ventana y además había que colocar un escalón, pero ese día no me dio tiempo, por lo que lo hice el 17 de mayo». Finalizó explicando que De Alba «siempre tenía cosas que la gente le dejaba para guardarlas en su casa. Yo estuve trabajando allí los días 11, 13 y 17 de mayo».
«Vimos una vivienda con él»
Acabó esa declaración e intervino Pedro L.M., dueño de un taller. «Serafín es generoso con sus amigos. Él vino el 13 de mayo al taller a que le cortara una pieza de granito, porque habían robado en su casa. No le cobré nada. Nos hacemos favores mutuamente», explicó el testigo. Señaló que «él me arregla muchas veces el ordenador, dado que entiende de informática. Yo le devuelvo esos favores». A preguntas de la acusación particular, Pedro L.M. afirmó que «el huerto de limoneros está apartado y no se ve desde el salón de la casa». La sobrina del acusado, Mariló G.G., declaró que el día 14 de mayo, acompañada de su marido, estuvo toda la mañana con su tío Serafín. «Quedamos para ver una casa de campo en aquella zona. Al acabar nos tomamos una cerveza». Añadió que, «en aquella fecha, entraron a robar en la casa de Alquerías y por eso mi tío dormía allí con su mujer. La ventana estaba rota». Tanto la testigo como su marido, Javier P.V., que declaró después, aseguraron que «Serafín siempre guarda las cosas de todos en el garaje. Nos deja su espacio y nunca cobra nada. Solemos abusar de la generosidad de nuestro tío».
Hoy continúa el juicio con las declaraciones de más testigos. Será el próximo jueves cuando les llegue el turno a los policías nacionales que investigaron el doble crimen.