Mariano y un señor de Murcia
Garre, que era casi un desconocido en la esfera política nacional, se muestra sorprendido por la magnitud de las reacciones a su 'Váyase señor Rajoy'
M. B. B. / AGENCIAS
Viernes, 11 de marzo 2016, 00:52
Convertido en uno de los políticos del momento, Alberto Garre siguió ayer su peregrinaje por los platós de televisión con sendas intervenciones en el programa de Ana Rosa Quintana' (Telecinco) y en 'Espejo Público' (Antena 3) de Susana Griso, provocando otro goteo de reacciones de ministros y de cargos del PP. Intervino en directo desde el hotel Siete Coronas de Murcia y mostró su sorpresa por la magnitud de las reacciones que ha generado su propuesta de 'Váyase señor Rajoy'. Reiteró que algunos de los que le atacan «son los mismos que arrinconan a Aznar en una esquina y han hecho perder su legado». «La vicepresidenta, tres ministros, varios presidente autonómicos, portavoces. Parece como si alguien hubiese tocado el cornetín en Génova», manifestó.
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Tres meses para recibirlo
Rajoy se estará preguntando por el militante de Murcia que le invita a marcharse, con quien compartió el tiempo justo siendo presidente de la Comunidad. Tardó tres meses en recibirle en el palacio de La Moncloa, y luego mantuvo una relación fría en los actos de partido, sabedor de que Garre era un eslabón entre Valcárcel y Pedro Antonio Sánchez. En los cónclaves populares pasaba casi desapercibido.
Génova deja la gestión de la crisis en la dirección regional, que trata de evitar el cuerpo a cuerpo. Espera a que la erupción se apague lo antes posible, y quiere desterrar cualquier señal de división interna. No obstante, Garre siguió ayer en el 'candelabro' y los ministros que se ponían a tiro no podía evitar las preguntas, que llegaron hasta Bruselas, donde el titular de Interior, Jorge Fernández Díaz, volvió a pedir lealtad al 'rebelde' de Torre Pacheco. En Barcelona, la ministra de Fomento, Ana Pastor, calificó la posición de Garre de «anécdota» como las que hay «siempre en la vida», y dijo que Mariano Rajoy «es el presidente que ha ganado las elecciones y tiene a todo su partido detrás».
El ministro de Justicia en funciones, Rafael Catalá, manifestó en Madrid que el expresidente murciano «solo se representa a sí mismo y a nadie más» puesto que en el PP no ha oído criticas hacia el liderazgo de Rajoy. Consideró que «los debates deben hacerse en el contexto de la propia organización» y que, por lo tanto, lo que tenga que abordarse se hará internamente.
La vicepresidenta primera del Congreso, Celia Villalobos, afirmó que en su partido «no hay crisis ni voluntad de que se vaya Rajoy». «Si quieren convertir en noticia que se vaya a ir, no van a poder, porque no se va a ir». Indicó que el PP celebró la semana pasada un comité ejecutivo con todos los presidentes autonómicos y regionales y «nadie le pidió a Rajoy, ni en público ni en privado», que dimitiese. El que sí tiene «un problema real» de liderazgo en su partido, según Villalobos, es el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, que no cuenta con el apoyo de alguno de sus barones, como Susana Díaz y Emiliano García-Page, que le piden que «se vaya».
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El presidente del PP de Andalucía, Juanma Moreno, aseguró desde Córdoba que el presidente del Gobierno en funciones cuenta con la «legitimidad política, moral y social», para ser el candidato popular ante unas eventuales elecciones.
Revilla lo ve «rebotado»
El presidente de Cantabria, Miguel Angel Revilla, afirmó que los días de Mariano Rajoy como presidente están «contados» ya que «no tiene ninguna posibilidad» de seguir en La Moncloa. Opinó que Alberto Garre «no está legitimado» para pedir a Rajoy que dé «un paso atrás», «independientemente de que tenga razón», y le recomendó que no funde un partido propio porque «no lo va a votar nadie y va a hacer el ridículo». Achacó la falta de legitimación de Garre al hecho de que «está muy cabreado» después de que el PP no le haya garantizado un puesto en el Congreso o el Senado para «jubilarse».
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Sobre la intención de Garre de fundar un partido regionalista, Revilla señaló que los partidos creados por personas que salen «rebotadas» de otro suelen resultar «un fracaso absoluto, porque la gente no es tonta». «Habiendo estado en otro partido ya huele mal; eso al final tiene un tufillo», concluyó.
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