Herido en Los Ramos un bebé de seis meses por el zarpazo de un dóberman

La tranquilidad reinante en el Rincón de Almodóvar, un paraje ubicado entre las pedanías murcianas de Alquerías y Los Ramos, se vio truncada ayer por el ataque de un perro de raza dóberman a un bebé de seis meses.

Eran las doce de la mañana cuando Vanesa salió de su casa, en el carril de los Gallegos en dirección a la casa de su vecina, ubicada en la calle principal del Rincón de Almodóvar, en Los Ramos. Prácticamente cada día, la joven de 17 años visita a su amiga para que vea a su hija de seis meses. Cuando Vanesa y su pequeña Ruth llegaron a casa de su vecina y amiga, las mujeres se quedaron en la entrada charlando. En la casa contigua, que pertenece a la misma familia, un perro de raza dóberman permanecía encerrado en el patio posterior, donde los dueños lo suelen tener. De repente, el perro se escapó y corrió hasta el carrito del bebé. «Parecía que estaba jugando alrededor del carrito, pero se levantó y le dio un zarpazo a la niña en la cara», relató ayer a 'La Verdad' Francisco Javier Quesada, abuelo de Ruth. El susto de las mujeres fue tremendo. Inmediatamente, la dueña del perro y amiga de Vanesa cogió su propio coche para llevar a la niña al médico. Mientras, otro miembro de la familia atrapó al perro y lo devolvió a su patio.

Vanesa y su vecina llegaron al consultorio de Alquerías, donde los médicos les dijeron que tenían que llevar a la bebé al Hospital Virgen de la Arrixaca. Una vez allí, la pequeña Ruth fue explorada y los doctores decidieron operarla. Durante dos horas interminables, la niña fue intervenida por un cirujano plástico. Tenía heridas en la ceja derecha y un desgarro en la comisura de los labios. Para cuando Ruth salió del quirófano, ya se habían reunido con Vanesa su marido, Francisco Javier, y los padres de éste. «La operación ha salido bien, pero los médicos nos han dicho que estará ingresada tres o cuatro días más», explicó el abuelo. «Podía haber sido mucho peor. Menos mal que no le ha mordido», señaló Francisco Javier, aún con el susto en el cuerpo.

«Voy a matar al perro»

Mariana Gallego, bisabuela de Ruth, se quedó en la casa familiar con todos sus bisnietos, mientras la niña era atendida en el hospital de La Arrixaca. Un rato después de lo sucedido, Juan Carlos, el dueño del dóberman llegó a su casa, al enterarse del suceso, para preguntar por el estado de la niña. «Ha llegado muy nervioso y preocupado diciendo 'voy a matar al perro'. Y yo le he dicho tranquilo, espérate a ver qué pasa», dijo Mariana.