El Mar Menor y Curlandia, lagunas paralelas
El catedrático de la UMU Ángel Pérez Ruzafa estudia en Lituania la contaminación de un humedal similar a la albufera murciana
El Mar Menor tiene un 'doble' a 3.548,3 kilómetros de la Región –35 horas en coche según Google–. La laguna de Curlandia, en el Báltico, parece el reflejo en un espejo de la albufera murciana, aunque a una escala mayor –es cinco veces más grande–: sus perfiles geográficos son casi idénticos, la misma barra de arena que les separa de mar abierto... y también achaques parecidos:fertilizantes agrarios, vertidos urbanos y una mala calidad de sus aguas. Algo así como dos humedales paralelos que forman parte de un proyecto de investigación europeo en el que participa el catedrático de Ecología de la Universidad de Murcia Ángel Pérez Ruzafa, quien precisamente se encuentra en Lituania estudiando este espacio natural.
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«Nuestra tarea aquí consiste en analizar los flujos de sedimentos y las claves de la productividad de estos humedales, y en calcular cuántos nutrientes pueden entrar a la masa de agua sin que colapse», explica el profesor de la UMU a LA VERDAD en conversación telefónica desde el laboratorio del Instituto de Ciencias Marinas de la Universidad de Klaipèda en el que trabaja desde primera hora de la mañana hasta las 20.00 horas.
«Entro y salgo de noche, aquí hay poco que hacer porque los días son muy cortos y apenas hay vida social, salvo tomar una cerveza de malta. Además del frío, ahora unos -6º C, no está siendo un invierno muy duro, y que casi siempre está lloviendo. De hecho, Lituania significa 'país de la lluvia'», relata sobre su día a día en una ciudad en la que ya ha desarrollado varias estancias científicas y a la que ha regresado para pasar dos meses y medio durante el año sabático que está dedicando a ampliar sus estudios sobre humedales costeros.
La cubeta sur del humedal está situada en territorio ruso, en la provincia de Kaliningrado
¿En qué se parecen la laguna de Curlandia y el Mar Menor? En ambos casos se trata de grandes humedales litorales que recogen los caudales de una amplia cuenca vertiente. En el enclave situado en el mar Báltico, donde desemboca el río Niemen, la entrada de fertilizantes es «enorme», procedentes de una intensa actividad ganadera y agrícola. También llegan vertidos urbanos y la calidad del agua, con una salinidad muy baja, es mala, con turbidez permanente y un estado constante de eutrofización, «como sucede en las lagunas costeras», apunta Ángel Pérez Ruzafa.
«Lo que ocurre es que el Mar Menor es excepcional por la claridad de sus aguas, gracias a su elevada salinidad», añade, «a pesar de que tarda casi un año en renovar sus aguas, cuando en Curlandia se renuevan cada cien días y en Venecia entre cinco y diez días. Por eso estos datos apoyan la necesidad de no drenar las golas del Mar Menor, porque alterar los flujos con la intención de diluir los nutrientes rompería la garantía de que el sistema se mantenga por sí mismo. Siempre digo que la mejor Venecia es el peor Mar Menor», insiste.
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Pesca a través del hielo
También se pesca en esta gran laguna lituana y, al igual que en el Mar Menor, los mejores caladeros están situados cerca de la manga de arena. Pero el agua suele congelarse en invierno, época en la que los pescadores atraviesan a pie la superficie petrificada para taladrar el hielo y echar el sedal por el agujero.
No se han producido episodios de mortandad de peces, «pese a episodios puntuales de anoxia», ni existe una preocupación social por la contaminación de la laguna. «El uso turístico está concentrado en el mar Báltico, al otro lado de la barra de arena, que apenas está urbanizada salvo en algunos pequeños núcleos de población», relata el catedrático de la UMU. 'La Manga lituana' tiene casi cien kilómetros de longitud y gran parte de ella está protegida como parque nacional.
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Una frontera invisible atraviesa la laguna de Curlandia de este a oeste porque la cubeta sur pertenece al 'óblast' de Kaliningrado, una provincia rusa aislada y rodeada por los territorios de Lituania, Bielorrusia y Polonia. «No estamos en alerta por la guerra, aunque en este país siempre hay cierta inquietud por una posible invasión de Rusia», advierte.
Cuando acabe su trabajo en Lituania, Pérez Ruzafa se desplazará a la laguna de Venecia, la tercera pata del estudio de humedales costeros europeos, donde pasará tres meses trabajando con el Consejo Nacional de Investigación de Italia –el organismo equivalente al CSIC español–.
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Islas flotantes de vegetación contra los nutrientes
El 90% de la entrada de agua dulce en la laguna de Curlandia se produce por la desembocadura del río Niemen, de forma que casi todos los fertilizantes y el fósforo llegan al humedal por un único punto. Por este motivo, en lugar de distribuir filtros verdes en diferentes lugares de la cuenca vertiente o las orillas, los investigadores están ensayando con islas vegetales flotantes que absorben los nutrientes en el interior de la masa de agua. No hay praderas marinas, como en el Mar Menor, solo un fondo fangoso. La gestión del espacio natural es «complicada por la situación estratégica y la doble soberanía», apunta Ángel Pérez Ruzafa. «No hay unas actuaciones integradas y cada país va por libre con sus propias regulaciones», se lamenta.
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