Concepción Marcos Diego, en el jardín de su casa en Santo Ángel (Murcia). Martínez Bueso

Concepción Marcos Diego

Catedrática de Ecología y escritora
«Sin el contacto directo con la naturaleza no existiría mi poesía»

La profesora de la UMU publica 'Dos minutos antes de dormir', un poemario lleno de amor por el mar y nostalgia por el paisaje de su infancia

Martes, 18 de julio 2023, 00:16

La fragilidad de la naturaleza, el tiempo y el paisaje perdidos, el amor sereno y la cadencia del mar se respiran profundamente en 'Dos minutos ... antes de dormir' (Raspabook), el poemario que acaba de publicar la doctora en Biología y catedrática de Ecología de la UMU Concepción Marcos Diego (San Cristóbal de La Laguna, Tenerife, 1959). Después de jubilarse y tras una larga carrera científica centrada en las lagunas costeras —como el Mar Menor, pero también otros humedales en diferentes continentes–, esta investigadora canaria y murciana de adopción desde hace cuatro décadas debuta en la literatura con un texto bello e inquietante que se lee como un único poema. Entre los agradecimientos no olvida a su «compañero», Ángel Pérez Ruzafa, «el que ha evitado que en algún momento pensara que no valía la pena». Atención a estos versos:«Quería pocas cosas /el verde de tu monte, el azul de las mareas /y un amor único / como la bicacarera en flor o el lagarto de Salmor».

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–Esperó a jubilarse para publicar este poemario, ¿por qué?

–Creo que los poemas estaban esperando el tiempo necesario para ser recopilados, escogidos, reflexionados, corregidos e, incluso, para encontrar su sentido conjunto. Ese tiempo, sin premuras, solo lo he encontrado después de la jubilación. Había poemas en muchos cuadernos y hojas sueltas, algunos terminados y otros esbozados.

–Treinta años escribiendo poemas solo para usted...

–Últimamente he descubierto otras vertientes de escribir poesía. La mía nace, siempre, en esa clandestinidad, en un espacio que es solo mío; luego hay que hacer un acto diría que de generosidad y falta de pudor y decidir darlos a conocer, existe un proceso que es necesario para que vean la luz, para dejar de llevar los poemas de la mano y entregarlos. En ese momento uno ya no es su dueño, y pasan a ser del lector. No es fácil dar el paso y asumir esa exposición pública. En cualquier caso, treinta años han sido muchos, pero han transcurrido sin darme cuenta, como casi todo.

–Doctora en Biología y catedrática de Ecología, pero también licenciada en Bellas Artes y poeta. ¿Cómo se ha combinado la ciencia y el arte en su vida?

–Nunca los he sentido como mundos diferentes. Me atraen muchísimas cosas, la literatura, la música, la pintura, el contacto con las personas, el medio ambiente, y siempre aprender. Yo creo que todo se relaciona, la naturaleza es arte, y el arte me ha enseñado a mirar con otros ojos todo lo que me rodea. Autores de referencia en Ecología, como Humboldt, han confirmado esa confluencia y el camino que deberíamos haber tomado desde siempre y del que nos hemos alejado.

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–La experiencia de la naturaleza está presente en todas las páginas del libro.

–En mis recuerdos, el monte, el mar, son constantes que significan mis raíces y mis apoyos. Cuando ya estudié Biología y me especialicé en Ecología, surgió un esfuerzo continuo e imparable por entender nuestro entorno y defenderlo de un progreso generalmente mal entendido. En esta última etapa, lamento que normalmente prevalezca el desencanto y la frustración. Posiblemente, esta evolución se puede encontrar en el libro, pero lo que sí es cierto es que sin el contacto directo con la naturaleza no existiría mi poesía.

El Mar Menor

«Lo conocí hace cuarenta años. Casi no lo visito porque me genera mucha rabia y dolor»

–También fluyen en sus poemas la ausencia, la reivindicación de las raíces y una infancia que se adivina feliz.

–No tengo que decir que la nostalgia invade mi sentimiento, porque el libro es una declaración de ausencias. Nostalgia por un tiempo pasado, por un paisaje perdido, por los amigos que ya no están. Pero todo esto está en mi carácter, y no solo no reniego de ello, sino que quiero quedarme con esas sensaciones. Mi nostalgia es una compañera de viaje, vivida y asumida. En cualquier caso, me gustaría que mi palabra fuera leída por cada lector en su propia clave, y ya he podido observar cómo cada poema puede transformarse en una emoción diferente según el que lo recibe, y esto tiene mucho de mágico, por lo que mis sentimientos pasan a otro plano.

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–Queda muy claro que echa de menos su tierra canaria, el océano Atlántico, la arena negra de sus playas, la laurisilva...

–Yo soy mi infancia, y todas las experiencias que acumulé en ella, mis riscos, sus colores... En realidad, nunca he abandonado mi tierra, que me acompaña y me sostiene. Aunque esto no quiere decir que mis cuarenta años viviendo en Murcia no estén también en mi carácter y en mi corazón. Adoro las tradiciones murcianas, los mayos, las puestas de sol en el Mar Menor, los paseos por la ciudad y las conversaciones con los amigos de aquí.

–Ha sido feliz en Murcia...

–Soy feliz aquí, donde me siento una más, acogida e integrada, sensible a lo que pasa e involucrada desde el primer día.

EL LIBRO

  • Título 'Dos minutos antes de dormir'

  • Autora Concepción Marcos Diego

  • Editorial Raspabook

  • Precio 12 € (106 páginas)

–Conoce muy bien el Mar Menor y también ha investigado en las islas Galápagos, en Japón y la Antártida, pero parece que solo Canarias le ha marcado.

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–El poeta Rainer Maria Rilke dijo que la infancia es la patria del hombre, es esa casa a la que se regresa y que siempre nos acoge, sobre todo si, como es mi caso, ha sido dichosa. Efectivamente, Tenerife y mi ciudad, San Cristóbal de La Laguna, me han marcado profundamente, pero también me han marcado otras muchas experiencias y lugares: Cartagena, Moratalla, York, Londres, Quito, Roma, Venecia… He tenido la suerte de viajar, normalmente por motivos de trabajo, pero soy muy observadora y lo absorbo todo.

–¿Qué siente cuando comprueba el mal estado del Mar Menor, la muerte de su flora y su fauna, la contaminación continua delante de todos durante décadas?

–Siento mucha impotencia y frustración. Yo conocí el Mar Menor hace cuarenta años y lo recuerdo de un modo completamente diferente al actual. Hoy en día casi no lo visito porque me genera mucha rabia y dolor.

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–¿Cree que se ha abordado de forma acertada su recuperación por parte de las diferentes administraciones, o se podía haber hecho algo mejor?

–Existe conocimiento científico suficiente para establecer puntos de partida sólidos y objetivos de gestión y conservación a medio y largo plazo. El problema es que la política actúa en ciclos de cuatro años que no tienen nada que ver con los ritmos de la naturaleza, y confundimos objetivos ambientales con objetivos económicos o electoralistas. No existe diálogo, no existe interés en confrontar ideas para avanzar sobre seguro, no hay generosidad en los planteamientos, y falta mucha profesionalidad y desapego a las poltronas.

Canarias y Murcia

«Soy feliz aquí, donde me siento una más, acogida e integrada, sensible a lo que pasa»

–¿Qué hay del Mar Menor en estas poesías?

–Hay el lamento general por una tierra que maltratamos, y la tristeza por un futuro que no veo.

–Los poemas no tienen título, el libro se lee como un poema continuo y sin embargo coherente.

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–Hubiera sido incapaz de poner títulos a los poemas. Fue algo que se planteó en algún momento, pero para mí era como cerrarlos, encasillarlos. Efectivamente, todo el libro es un poema continuo, con sus altos y bajos, y sus etapas vitales, quizás bajo ese denominador común que es mi forma de contarlo.

–'Te pido un perdón infinito por todo lo que no fue'. Estos versos cierran el libro.

–La frase la entresacaron los editores de Raspabook, Asun y Raúl, para protagonizar la solapa, sin que yo mediara, pero creo que resume muy bien la emoción del libro. Estos dos versos encierran mucho. Pido perdón a las personas que me han rodeado, a las que he ignorado, pido perdón por las luchas que no enfrenté, e incluso me pido perdón a mí misma. Siempre he sentido que las faltas de omisión pueden ser más importantes y pueden dejar un vacío más profundo que los actos equivocados.

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–¿Qué espera del tiempo político que viene?

–Espero poco. Ojalá me equivoque, pero creo que la política ha postergado a la gestión, el marketing a la realidad y la complicación a la sencillez.

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