Cazar en un Refugio de Fauna

Estaba prácticamente decidido, y además la propuesta venía de hace bastante tiempo: había llegado el momento de descatalogar el mayor Refugio de Fauna de la Región, el monte público El Bebedor y la rambla de las Buitreras, en Moratalla, para sacar a subasta su aprovechamiento cinegético. Es decir, desproteger un espacio natural de 1.600 hectáreas con presencia de especies protegidas (águila real, halcón peregrino, chova piquirroja...) y entregarlo a una sociedad de cazadores. No solo esto, pero básica y principalmente esto. El motivo, el de siempre: generar ingresos para 'mejorar su gestión', como publiqué el miércoles en LA VERDAD.

Un planteamiento que recuerda a épocas que creíamos superadas, cuando en los despachos se decidía sin complejos la desprotección de espacios naturales con la excusa de no frenar el progreso económico. Qué idea tan cutre y falaz esa de enfrentar el medio ambiente con la economía.

Lo que ha venido después ha sido una notable corriente de rechazo a los planes (incipientes, pero planes) de la Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio Ambiente, o mejor dicho de una parte de este departamento, el Servicio de Caza; una oposición plasmada en cientos de mensajes en redes sociales, una recogida de firmas en la plataforma Change.org y una petición de información del Grupo Parlamentario Socialista en la Asamblea Regional. Diferentes grupos ecologistas preparan una acción de protesta y charlas divulgativas.

Mientras tanto, el Gobierno regional se ha apresurado a asegurar que «no hay tal proyecto», solo una «petición interna de información» entre Caza y Medio Natural, y aparentemente lo ha frenado.

En El Bebedor se concentran todos los herbívoros con presencia en la Comunidad Autónoma: la autóctona cabra montés, ciervo, gamo, el invasor arruí y, más recientemente, el corzo, una especie en expansión en el sur de la península, según me cuenta Jesús Rodríguez, veterano naturalista, uno de los fundadores del grupo ecologista Caralluma y ahora en la asociación Descubriendo Moratalla. Nadie como él conoce un lugar que se ha conservado casi intacto en parte por su aislamiento y difícil acceso.

Demasiada tentación para los cazadores, piensa, seguramente con razón.

Por mi parte, nada en contra de la gestión cinegética bien planificada, del control de ungulados mediante caza selectiva. Pero habría que preguntarse si en El Bebedor es necesario, y si no es demasiado 'agresiva' la decisión de levantar la protección de un Refugio de Fauna donde claramente se está produciendo un 'efecto reserva': alta producción de fauna en un enclave 'blindado' y 'exportación' de ejemplares a zonas aledañas.

Y si se ha detectado furtivismo en este monte público, como están alegando los promotores de este proyecto para justificarlo, quizá deberían aumentar la vigilancia.

De entre todas las posibilidades que tiene el Gobierno regional para 'mejorar la gestión' de El Bebedor, a la administración ambiental solo se le ha ocurrido permitir la caza. Jesús Rodríguez propone otra bien diferente: consolidar este Refugio de Fauna como espacio protegido convirtiéndolo en centro de interpretación de la naturaleza de la comarca del Noroeste, rehabilitando la casa forestal y con la implicación de las consejerías de Medio Ambiente, Educación y Turismo.

Esta propuesta sería socialmente mucho más rentable que convertir El Bebedor en un coto de caza y el Noroeste, tradicionalmente tan abandonado, se lo merece.