PROFILES

Lola Flores, genia en bata de cola

Sábado, 28 de enero 2023, 08:26

La gran Lola. Mito, artista, musa, reina de las pesetas, gitana cuarterona. Nunca habrá nadie como ella. Se cumplen cien años de su nacimiento y ... lo hace más viva que nunca. Reivindicada por el colectivo LGTBI, que siempre se sintió muy querido por ella. Reivindicada por los modernos y por los otros, por esa gente que siempre la hemos querido.

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Lola de España aglutinaba todo el folclore, la vitalidad y el arte de nuestra tierra con un aje que no se podía aguantar. Era artista hasta para buscar un pendiente que se le caía en el escenario «mi trabajito me ha costao». Hija de un tabernero, Lola era la niña que se encaramaba a las mesas en el tabanco del barrio de San Miguel. Que transformaba el tres en un ocho en el carnet de identidad porque llevaba muy malamente eso de cumplir años. «Mi Rosario me dice: 'por detrás parece que tuvieras 30'». Lola y su coquetería. Lucha contra el cáncer durante dos décadas, pero los pechos en su sitio, «que bien bonitos que los tengo». Lola enfadada con «la enciclopedia mundial» que le puso que había nacido en el año 1921.

La mamá de Lola le compraba telas y le hacía vestiditos. Con 10 años ya sale en espectáculos de variedades y después hasta aparece en una película: 'Martingala'. La familia recoge bártulos, se marcha a Madrid, a probar fortuna con la niña artista. Se pasan necesidades. En algún momento una adolescente Lola vende su cuerpo a un empresario, algo que confiesa tiempo después con naturalidad. Pero Lola canta el Lerele en el Teatro Fontalba y llega su primer éxito. Luego aparece Manolo Caracol. Ambos protagonizan el espectáculo 'Zambra'. Lola contaba al final de su vida que su admiración por Caracol era profesional, que de lo otro nada. Pero lo mismo decía una cosa, que la contraria. Lola canta 'La Zarzamora', rueda las películas 'Embrujo' y 'La niña de la venta'.

En el bar Chicote firma un contrato con Suevia Films por seis millones de pesetas. Trabaja como una mula. Y luego llegan las películas de México. Películas terriblemente malas, pero que le daban mucho dinerito y hacen de Lola una estrella internacional. Y llegan más pesetas. Muchas pesetas. Lola compra un pisito para hacer una inversión. Le compra una casa a sus padres y otra para ella.

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Se enamora de El Pescaílla. No fueron fáciles las cosas. Él tenía ya una hija y era gitano completo. Lola solo un cuartito por parte de madre, pero están locos el uno por el otro. Antonio siempre cuidó de Lola, la conocía muy bien y la quiso de un modo desapegado que muchos quizá no entenderían. Lola resultó ser tan madre abnegada como artista. Adoraba a sus hijos. Siempre ha sido así. Años después, Alba cuenta que a la abuela la llamaban la 'oleole' porque las despertaba siempre con estas palabras. Cómo no iba a estar Lola enamorada de sus nietas si ya se lo contaba a Jesús Hermida, mucho antes de tenerlas.

Por encima del arte, y eso es mucho decir, del mito, de lo simbólica que resulta la figura de Lola Flores, para ella, lo más sagrado y bonito de su vida era la familia. Y confesaba su soledad cuando sus hijas e hijo artistas se iban a trabajar: «Hubiese dado cualquier cosa poque mi hija fuese telefonista, o mi hijo camarero».

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Lola decía que la bata de cola era su sello. «Y moriré con ella puesta. A lo mejor pido que en la cajame la metan... la bata de cola».

Ya muy joven pensaba Lola en la muerte, consciente de lo grande que era y sin ápice de falsa modestia. «Que me lleven al Teatro y que me pongan en el vestíbulo bastante tiempo para que pasen los mariquitas, que me quieren mucho, y todos los admiradores de mi arte».

Lola era de una generosidad desmedida. Con todo el mundo. Hasta con una servidora. La entrevisté en el verano de 1990. Yo era una niña. Casi le causa ternura mi juventud y me firma un autógrafo que no cabe en el papel, con una desiderata: «Que tengas tanta suerte como yo».

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