Anne Rice, horror y lujuria
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A Anne la bautizaron como Howard Allen Frances O'Brien. Fue la genial idea de Katherine, su madre que, según contaba «era un poco bohemia, ... un poco loca y una gran maestra y tuvo la genial idea de que llamar Howard a una mujer que iba a darle una ventaja inusual en el mundo».
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Como sucede con muchos autores, la vida de la niña Howard estuvo plagada de azarosos momentos. Fue la segunda de las cuatro hijas de Katherine, una mujer ausente entre sus licores, fallecida tempranamente por la terrible adicción al alcohol, que le llevó a morder y tragarse su propia lengua.
No había educación cristiana en el mundo que curase a la joven Anne de semejante trauma. Anne decidió llamarse así cuando ingresó en la escuela. Ya de muy niña quería sentirse integrada. A su madre no le pareció mal.
La autora estuvo toda su vida casada con Stan Rice, a quien conoció en la Universidad de Texas. Ambos tuvieron dos hijos. Anne soñó con la muerte de su primogénita, Michele, que falleció a los cinco años de edad. La sangre ya se convirtió en el 'leitmotiv' de su vida.
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La leucemia de la niña arrastró a Anne y a Stan a la senda del alcoholismo, herencia de la familia, hasta que un día ambos dijeron basta. Ahí nació la obra por la que es mundialmente famosa: 'Entrevista con el vampiro'. Corría el año 1973. Ese primer manuscrito se topó con muchísimas negativas, pero cuando vio la luz, gracias al buen ojo de una editora, tuvo un éxito arrollador. Mucho tiempo después surgió el film protagonizado por Brad Pitt y Antonio Banderas. Subyugante, hipnótico, filosófico y con el eterno debate del bien y el mal. Nadie queda indiferente ante la cinta.
Sin embargo, en un primer visionado en el que participaron personajes de la categoría y fama de Oprah Winfrey, hubo consternación y desasosiego. Lo de la niña vampira les resultaba morboso y retorcido pero fue el único modo en el que Anne pudo resucitar y recrear a Michele y verla evolucionar como mujer, con su cuerpo de niña. La actriz-niña Kirsten Dunst, bordó el papel y leer la novela resulta igualmente inquietante.
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Homoerotismo
Nacida en Nueva Orleans, la ciudad también es protagonista de muchas de sus novelas. Cuando regresó ya convertida en escritora exitosa se compró una de las magníficas mansiones encantadas donde confiesa haber vivido experiencias sobrenaturales. 'Las brujas de Mayfair' surgió por aquella época.
La vida de esta autora fue un ir y venir continuo de la luz a la oscuridad y viceversa. Rechazó en un principio la educación católica-irlandesa que le vino de herencia para, después, convertirse en ferviente devota, casi fanática. Es su época de las dos novelas dedicadas a el Mesías. Prometió que no escribiría más historias sobre vampiros, algo que, por suerte, no sucedió.
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Los fans se volvieron contra ella. A lo que les contestaba: «No tengo elección, ¡sería una tonta para toda la eternidad por haberle dado la espalda a mi Señor!».
Con la misma pasión volvió a rechazar a la Iglesia por su actitud intransigente hacia el colectivo LGTBI, con el que siempre simpatizó, dado que su hijo Christopher, que ha seguido su estela literaria, es abiertamente homosexual.
El abrumador éxito de su obra le ha generado millones de fans enardecidos, hasta tal punto que han acampado en la puerta de su casa o esperaban a que saliese del servicio dominical por un autógrafo. Ella también los ha cuidado. En ocasiones, llegaba a los encuentros con sus lectores encerrada en un ataúd o disfrazada de vampira.
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Rice también ha tenido una eterna lucha contra el sobrepeso, llegando a pesar más de 100 kilos hasta que se realizó una operación de 'by-pass' gástrico. La diabetes también llegó a su vida, complicándosela un poco más hasta que, finalmente, falleció víctima de un derrame cerebral en 2021.
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