La expresión del terruño

La familia Cerrón convierte en oro todo lo que toca. Tercera generación de viticultores, ganaderos orgullosos y, sobre todo, apasionados de lo que hacen. Sus quesos de cabra murciano-granadina impactan a todos aquellos que los prueban, desde el fresco a los cheddar con cinco años. Estamos en Fuente Álamo, provincia de Albacete. Denominación de Origen Protegida Jumilla. Recuperación de patrimonio histórico vinícola en el límite de altitud, suelo y clima para la Monastrell, llevada a su límite, se unen al conocimiento y el saber hacer.

Esta es una de las bodegas con mayor proyección de los últimos tiempos. Cada uno de sus vinos son obras de arte que expresan lugar, transmiten emoción y carácter. Este, en concreto, es un gran vino del sureste mediterráneo por derecho propio. Forma parte del proyecto Stratum Wines, del joven y prometedor proyecto personal de la familia Cerrón. Son vinos de viñedos viejos, en pie Franco y localizados en parcelas únicas, como las Grand Cru.

La Calera del Escaramujo es una parcela olvidada de apenas dos hectáreas, plantada en 1942, en el límite de cultivo de la Monastrell, rozando los mil metros de altitud e incluso sobrepasando ese límite en algunos puntos. Se sitúa en una calera con margas verdes, yesos, alta concentración de biocalcarenitas y arenas. Una zona con mucha diversidad de suelos con un denominador común: la austeridad y pobreza en nutrientes. En esta parcela se mima cada detalle, distintas podas, distintas vendimias… Cepas centenarias que elevan la variedad a una de las grandes de talla mundial. El vino fermenta lentamente en fudres de las mejores maderas, donde también se afina y hace largas crianzas, buscando siempre la expresión del terruño y la identidad del lugar. Por supuesto, su producción es muy limitada, aunque con capacidad de crecimiento, ya que la parcela estuvo muchos años abandonada y ahora se recupera a pasos de gigante.

Vino fresco, sutil, austero, equilibrado y largo, complejo donde los haya, que invita a beber, beber y seguir bebiendo, reflexivo, serio y llamado a entrar en el olimpo de los grandes. Su maridaje es una copa borgoña Zalto, tiempo y buena compañía. Lo he elegido por su grandeza, por ser único. En realidad, como todos los grandes vinos del mundo.