Dra. Jekyll 2022, Alicante en una copa

Un proyecto que comienza en el año 2010 con el afán de ambos por entender la zona donde se encuentran, con diversidad de suelos (calcáreos, arcillo-calcáreos, marga), orientaciones muy diversas y altitudes variadas, desde viñas muy cercanas al mar hasta vides situadas a 700 metros de altitud. Los vinos son elaborados hasta el 2017 en Gutierrez de la Vega, donde ese año empiezan a salir de la bodega nueva, que consolida mucho más el proyecto. Violeta y Alberto tienen como objetivo rescatar y restaurar parcelas viejas en su región natal y hacer vinos con una intervención mínima. Verdaderos vinos del mediterráneo muy bebibles, frescos pero con intensidad. Un paisaje lleno de matices dentro de una copa de vino.

Dra. Jekyll 2022 procede de un paraje más tardío en la maduración, en el término municipal de Lliber (Marina Alta), con una orientación al norte y una altitud de unos 500 metros sobre el nivel del mar, sobre un suelo de marga calcáreas muy fresco y que retiene muy bien la humedad. Las parcelas son muy viejas y pueden llegar a tener más de 50 años de edad. Todas estas características les permite trabajar con grados alcohólicos más bajos para que la variedad giró (clon de garnacha) se exprese de una forma natural con una parte de raspón y con maceraciones no muy largas. Un vino que tiene su crianza en barricas de roble francés usado durante 18 meses (barricas de 225 y 600 litros) y se unifica en depósitos de acero inoxidable durante dos meses antes del embotellado.

El verano del 2022 entra ya dentro de la lista de los más secos y cálidos de la historia de la zona. A pesar de este calor tenemos un vino fino, elegante, fresco, con estructura y complejidad. En la boca es un vino que entra muy discreto, pero que se muestra en su paso y final de boca mucho más amplio y donde crece en volumen y longitud, con gran tanicidad. Un vino para disfrutar desde ya,pero también en los próximos años por su gran potencial de envejecimiento.

A la hora de sentarse a la mesa y disfrutar la botella con una buena compañía, pero también con una buena comida, hay algunos platos que casan a la perfección con un vino de esta categoría. Uno de ellos sería un plato típico de la zona: el arroz al horno. Un arroz seco que, como su propio nombre indica, se prepara al horno en una cazuela de barro y se caracteriza por llevar garbanzos, patata y algunas carnes, por lo que es un arroz bastante poderoso. También le iría de perlas una 'Potrota', que se remonta al siglo XVI y está elaborado con cabeza, lengua y papada de cerdo, y varias especias. O cualquier pescado azul típico del Cantábrico, si el lector prefiere algo más ligero.

Bodegas La Verdea pertenece a la DOP Cangas, en el suroccidente asturiano, con una larga tradición vinícola que se remonta al siglo IX, cuando se produjo la llegada a la zona del Monasterio Corias. Los monjes plantaron las vides en los suelos más pobres de la zona, de pizarra.

Este vino procedente de una de las variedades autóctonas como es la carrasquín, de muy larga edad en pendientes muy escarpadas, presenta un carácter atlántico y muy mineral, siendo la propia expresión de la zona en la que nace y donde se elabora. Un vino con una evolución en botella digna de experimentar.