La aventura de los artesanos cerveceros

Trabajan con recetas personales, con la mínima intervención de máquinas y de los que la Región de Murcia tiene una muestra significativa. Todos ellos empezaron como aficionados a un 'hobby' que les proporcionaba cervezas con personalidad y características diferenciadoras a las que presentan las grandes industrias cerveceras. La primera clave del éxito de las cervezas artesanales son los ingredientes: su materia prima es 100% de origen natural, por lo general agua, levadura, malta y lúpulo, y nunca se añaden productos artificiales para aumentar el aroma o el sabor e incrementar la espuma. El segundo paso es el de la elaboración, donde reina el gusto por el detalle. Se limita la intervención industrial y se maximiza el trabajo a mano, lo que hace que las producciones sean pequeñas. Pero más allá de los procesos, lo que marca la diferencia es la receta personal del maestro cervecero, su secreto mejor guardado y difícilmente replicable entre artesanos.

El que hay detrás de Yakka es idea de Siul Herrero, el yeclano que creó y dirige una de las principales cervecerías artesanales de la Región. Desde que comenzó a elaborar en 2009 se ha erigido como uno de los proyectos más consolidados con una clara visión que tiene en el proceso artesanal su modo de ver la vida cervecera. Una decena de personas da vida al trabajo en fábrica mientras que otros tantos se ocupan de la cocina y la barra del restaurante con las que también cuenta Yakka, ubicada en plena huerta de Murcia, tras pasar unos años en la Sierra del Carche. Su oferta de cervezas es una de las más amplias de la Región, desde algunas esenciales tipo 'lager', trigo e 'Ipas' hasta otras definidas por estilos propios en los que juegan con productos de la huerta y mediterráneos.

Es el caso de las cervezas con frutas y hasta una sorprendente de paparajote. Con el tiempo, Yakka ha cumplido el sueño de todo buen artesano, el de vivir haciendo lo que le gusta, y cervecero, compartir su pasión por la cerveza a la sociedad a la que pertenecen. Lo hacen «con pasión y ahínco, apostando por una calidad de amplio espectro donde es igual de importante seleccionar un ingrediente como cuidar las condiciones del transporte, emitir una factura, vigilar las temperaturas o dialogar con cada tanque». Aunque no saben qué les deparará el futuro, saben que persiguen un sueño avalado por una trayectoria de más de diez años, por lo que «empezamos a creer que es posible hacerlo realidad».

Algo similar les ha ocurrido a Daniel y David García, los dos hermanos al frente de la fábrica de cerveza familiar Trinitaria, en Torre Pacheco. La primera piedra del camino se la toparon hace ya una década, un día que los dos estaban viendo un reportaje de megafactorías, centrado en una gran fábrica de cervezas: «Lo primero que pensamos fue: 'Esta gente tuvo que empezar de alguna manera antes de llegar a fabricar millones de litros».

Después, a Daniel le regalaron un kit para hacer cerveza por su cumpleaños y «ese fue el 'empezose' del 'acabose'», recuerda David, que lleva la parte administrativa y contable de la empresa, mientras que su hermano lleva el papel de maestro cervecero. Empezaron produciendo a nivel casero en una finca familiar y al final el 'hobby'se convirtió en un trabajo que ahora produce unos mil litros a la semana vendidos en tiendas y grandes superficies de la Región, además de cervezas personalizadas a los gustos del cliente.

De la pasión cervecera surgió también el proyecto de Ginés y María José, la pareja que regenta la fábrica -nombre que homenajea la anterior profesión del primero: tallista de piedra-. Ya habían visitado numerosas ferias europeas como aficionados cuando utilizaron esa afición para ganarse la vida: «Desde el principio, nuestro eslogan es 'sin una pasión irracional no haríamos esta cerveza'», afirma Ginés, quien comparte con su pareja todo el proceso de moler, macerar, limpiar, filtrar, cocer, añadir lúpulo, enfriar y fermentar unas cervezas producidas en Puerto Lumbreras que después comercializan en tiendas y bares especializados.

Los inicios de una aventura empresarial son a menudo sorprendentes y llegan como menos te lo esperas. Y si no, que se lo pregunten a Eduardo Cano, el maestro cervecero de Cátedra, en Fuente Álamo. Su empresa nació en el entorno de la Universidad de Murcia, como proyecto de fin de carrera enfocado en el sector de la cerveza: «Consistió en la creación de una planta piloto para la elaboración de cerveza artesana y dio lugar a la transferencia de conocimientos entre diferentes apartados universitarios», recuerda.

Su idea de bebida partió de la 'Kölsch' de Colonia que descubrió en su viaje de fin de carrera, donde aprendió a combinar las más antiguas recetas artesanas con las técnicas de elaboración más avanzadas. Por eso asegura que «cada botella cuenta la historia de un viaje, una pasión compartida y el deseo de revolucionar el paladar». Al resultado le añadió notas florales y afrutadas, cerveza que resultó ganadora en 2021 como la cerveza más innovadora de España en el Barcelona Beer Challenge.

En otros casos, la llegada al universo cervecero sucedió tras pasar por el mercado de otras bebidas. Les pasó a Pascual, Jero, Elena y José, cuatro jumillanos al frente de Grana con varias cosas en común: proceden del mundo vitivinícola y tienen un espíritu inquieto. Los dos primeros, con un perfil técnico focalizado en el diseño agroindustrial y la producción; los segundos, con gran experiencia en el sector.

La tercera coincidencia en común se dio a la hora de tomar la decisión de dejarlo todo para dedicarse a lo que les apasionaba: «Amamos el proceso de creación, dedicación, elaboración, carino y producción de algo nuevo». Con la pasión que hay detrás de Grana elaboran a través de equipos de última tecnología a temperaturas muy controladas donde no hay lugar a la improvisación. A su vez, utilizan procesos totalmente manuales y marcan la diferencia con un último detalle: la segunda fermentación se realiza en botella.

Además de fábrica cervecera, Canana L.A. cuenta con una sala de degustación que la convierte en el primer 'brew pub' de la Región de Murcia. Allí se sirve la cerveza elaborada por Fayini y Damián, la pareja al frente del negocio, que solo comercializa en el territorio de La Aljorra. Ella es la constante del local: atiende a diario y se encarga de la receta, convertida en la única maestra cervecera en femenino de la Región. Antes fue microbióloga industrial en Sabic, pero sus contratos temporales la llevaron a montar el negocio con la idea de que fuese algo ocasional. «Lo que pasa es que se nos fue de las manos y así llevamos ya nueve años», explica Damián, el otro 50% de la cervecería. De 1.000 a 1.500 litros mensuales de cinco estilos fijos y uno que varía según la estación ofrecen en su 'brewpub', un local configurado «para que la gente vaya allí en una experiencia completa de cerveza, comida y música con la que queremos dar notoriedad a La Aljorra».