En estos días de Navidad tuve la suerte de compartir mesa con Meritxell y Agustí, catalanes de San Sadurní de Noya. Me dieron la ocasión ... de conocer más sobre la elaboración de los espumosos españoles y me informaron de algo que ignoraba y que me interesó mucho: ¡las diferencias que existen entre un cava Corpinnat y un Clàssic Penedès! Son pocas, pues ambas denominaciones identifican un producto elaborado en la comarca del Penedès, de alta calidad y de producción ecológica. La principal diferencia es que el Clàssic Penedès exige 15 meses de crianza mínima, mientras que en el Corpinnat son 18 meses.
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Corpinnat es una asociación creada en 2017 por pequeños productores de distintas localidades de la provincia de Barcelona. Ya son 12 las bodegas adheridas y tiene la finalidad de dar valor a su origen y establecer normas distintivas en su agricultura y elaboración. La palabra Corpinnat está compuesta por dos conceptos: 'cor' (corazón), la cuna donde empezaron a latir los primeros espumosos de España hace más de 130 años; y 'pinnat', que proviene de la raíz etimológica 'pinnae' que se refiere al origen del topónimo Penedès.
Entre sorbo y sorbo de buen cava ya en la sobremesa, lo acompañamos de unas dulzuras muy especiales: los mantecados Felipe II, los primeros y más antiguos de España. Están hechos a mano, según su tradicional elaboración artesanal fielmente guardada generación tras generación, lo que les ha hecho merecedores de la más alta recompensa honorífica pues se han convertido en un privilegio y en una leyenda –con el permiso de Estepa, cuna de este dulce– ya que son originarios de Álava. Su historia se remonta a los tiempos de la Reconquista. Cuentan que, posteriormente, el conde de Benavente se los ofreció al Rey Felipe II y a su mujer, Isabel de Valois, para que los probaran. De ahí viene su nombre y, a decir verdad, su sabor te transporta a otra época, resultando una delicadeza en cada bocado.
El buen cava, ya en la sobremesa, lo acompañamos de unas dulzuras muy especiales: los mantecados Felipe II
Como dijo Napoleón sobre su champán: «En las victorias lo mereces, pero en las derrotas lo necesitas». Nosotros lo aplicamos con un cava que siempre da y alegra la vida. Y continuamos con un Gramona Imperial 2018 elaborado con Xarel-lo, Macabeo, Parellada y Chardonnay. Goza de un amarillo dorado y es de aromática e intensa nariz con recuerdos a manzana asada, pomelo, frutos secos y balsámicos, con un final fresco que nos hizo salivar.
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El buen cava de San Sadurní de Noya lo acompañamos con el mantecado que se caracteriza por ser amasado con manteca de cerdo y ser de origen andaluz –unos dicen que de Estepa y otros de Antequera– pero que, sin lugar a dudas, resultó ser un exquisito maridaje para estas fiestas. Termino con esta reflexión en el nuevo año: «Agranda la puerta padre, porque no puedo pasar; la hiciste para los niños, yo he crecido a mi pesar. Si no me agrandas la puerta, achícame, por piedad; vuélveme a la edad bendita en que vivir es soñar».
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