Lista de ingredientes

LA COLUMNA GASTRONÓMICA ·

Lunes, 29 de noviembre 2021, 00:33

Es usual en los ambientes gastronómicos exhibir recetas con las que confeccionar los preparados. En un etiquetado se relaciona indefectiblemente la lista de ingredientes que ... lo constituyen. Muchas indican los ingredientes que nunca pueden faltar en una cocina o alacena. Como una cosa lleva a la otra, después se hace necesario incorporar la forma de leerlos, que no tiene por qué ser trivial. Aparentemente la lista es todo lo que podemos necesitar para cocinar. Con dibujos para los pequeños o imágenes para los que en edad más madura requieren de atractivo para lanzarse a la noble tarea de doblegarlos para que formen parte de una creación que llevamos en la cabeza o que seguimos al pie de la letra, no vaya a ser que en esa palabra escondida se encuentre la sabiduría oculta necesaria para triunfar. En algún caso se dan indicaciones de ingredientes opcionales cuya pretensión es realzar algo, siempre entre el sabor y aroma que los diferencie. En otros casos se agregan ingredientes sin una cuantificación específica, presentado con frases trampa como 'sal a gusto' o 'lo que admita' o una 'pizca' tras la que se esconde la semilla del fracaso, ya que cada cual la interpreta según su leal saber y entender, que pudiera estar alejado de lo requerido.

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En algunos casos, las listas de ingredientes nos relatan las tareas a realizar, previas a la que algunos ingredientes protagonizan. Otra trampa saducea, dado que es muy fácil que, según donde se lean las indicaciones varíen; por ejemplo, en el remojo anterior, de medio día o una noche, sin saber ni cuando empieza ni cuando termina la noche, que varía de verano a invierno o si ese ingrediente está exento, porque la variedad genética no requiere el remojo.

En otros casos, el paroxismo llega a proponer ingredientes sustitutivos como alternativos, reconociendo implícitamente que da igual lo que pongamos, porque no lo vamos a notar. Si fuera por evitar alérgenos al sustituir ingredientes, todavía, pero de forma voluntaria y deliberada, sin motivos saludables por en medio, sería poner como similares a cosas diferentes. Sustituir en unas galletas los frutos secos, por motivos de alergia, por uvas pasas, no deja de ser reconocer que se trata de hacer galletas, pero da igual de qué tipo.

«Hay reglas que hacen posible el milagro de la transformación del alimento en un producto apetitoso»

Una lista de ingredientes es una relación de la deconstrucción del preparado. No enseña a cocinar nunca. Es como un mecano del que no tenemos indicaciones para configurarlo. El principio entrópico excluye las instrucciones para la compostura. Se sabe de un vaso que al caer se hace añicos, pero nunca el proceso contrario, que de los añicos se componga el vaso. Sin la literatura (el programa) que indique cómo componerlo, no se aprende nada ni se puede lograr el producto final. Son esas reglas, ni escritas ni dichas, las que hacen posible el milagro de la transformación del alimento en un producto apetitoso y de excelencia. Pero esas reglas hay que trabajarlas desde la humildad del aprendizaje de los maestros y maestras que las atesoran. No es broma.

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