Los pasteles de Jesús Espinosa

Jesús está muy centrado en los pasteles de carne que hace con ternera de aguja -y con sesos si se los encargas especiales-, aunque las empanadas y otras elaboraciones saladas junto a la vitrina de dulces forman un continuo trasiego de gente señalando con el dedo tras el cristal los pequeños trocitos de cielo.

Los pasteles los sirve cortados en cuatro trozos y una de las características más interesantes es la poca grasa que desprende el pastel, lo que lo convierte en uno de los más ligeros del mercado. A mí me gusta encargarle un cuerno gigante de merengue para los días señalados o llevarme una torta de chicharrones que elabora con carne de chato murciano, elevando el bocado a otra dimensión.

En la barra, mejillones, berberechos y navajas conviven con las ensaladillas rusa y de marisco y y con los salazones acompañados de almendras. De hecho, hasta hace unos meses, todos los fines de semana podíamos encontrar uno de los pulpos al horno más ricos de Juan Carlos I, aunque llevan un tiempo sin hacerlo. El local abre a las siete de la mañana para ofrecer desayunos de los más madrugadores, quienes desde los grandes ventanales del comedor pueden ver como la ciudad arranca la jornada.

Como dato singular, la confitería elabora por encargo pasteles de carne con doble tapa de hojaldre. Es decir, la tapa en espiral típica del pastel también utilizada como base, sustituyendo la masa quebrada, y aportando así un doble crujiente y una ligereza en el bocado más elegante y sutil que el tradicional. Una variante que Jesús ofrece de vez en cuando para ocasiones especiales.

El obrador de la pastelería se encuentra junto al mostrador, por lo que el aroma a pasteles y a bollería fina recién hecha inunda a todos los clientes cada mañana. Buen café arábica y una gama de acompañamientos dulces y salados inabarcables para volver a diario y descubrirlos todos. Por la mañana, por la tarde o por la noche.