Alejandra Rodríguez, propietaria y segunda generación de Casa Roberto, en uno de los cuatro salones del restaurante. Andrés Ribón / AGM
Gastronomía & Estrella

La mirada más innovadora de un 'best seller'

Alejandra Rodríguez lidera la segunda etapa de Casa Roberto, con una cocina tradicional a la que aporta juventud y proximidad

Benito Maestre

Murcia

Jueves, 25 de enero 2024, 00:58

De casta le viene a Alejandra Rodríguez su pasión por la gastronomía. Nació el mismo año, en 1993, que su padre abrió Casa Roberto en Lorca y se crio, literalmente, entre fogones. A este aprendizaje -o herencia- se sumaron su formación en Dirección en Cocina y una capacidad natural por la búsqueda de la excelencia, lo que motivó que en 2016 los Rodríguez se animaran a refundar la emblemática Casa Roberto, en una ubicación privilegiada, la calle Corredera.

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Conserva la esencia original, basada en una cocina tradicional, y le han aportado un toque de innovación y una visión juvenil, dando como resultado una carta rica en matices, sabores, colores y texturas. Es corta, pero sobradamente apetitosa, y está dividida en varias categorías: entrantes fríos y calientes, pescados, carnes y postres.

De todas, las especialidades más demandadas son la paletilla de cordero al horno, el pulpo rockero a la plancha con puré meloso de patata, aceite, sal Maldon y pimentón ahumado, y la croqueta de jamón. Este bocado, sencillo en apareciencia, está a la altura de las expectativas, ya que cumple con el patrón estrictamente establecido: una capa finísima, un interior cremoso y un sabor limpio.

Cocina de mercado

Casa Roberto trabaja con productos de temporada y de proximidad para dar la máxima calidad, pero fijándose en el precio según mercado para que los comensales paguen lo justo. Para ello, cuenta con una red de proveedores que le suministran la materia prima y también acuden periódicamente al mercado para ver, tocar, oler y comprar el género. «Nos gusta mucho», subraya Alejandra Rodríguez.

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Plato de carrillada de chato murciano sobre una crema de guisantes y un velo de tocino, junto a una cerveza Estrella de Levante. Andrés Ribón / AGM

Para muestra, el chato murciano, que tiene una fuerte acogida por parte de su clientela, gracias, cómo no, a la creación de platos tan sugerentes como el que presentó en Madrid Fusión de 2023: carrillada de chato murciano sobre una crema de guisantes y un velo de tocino. Rodríguez formó parte de la delegación que mostró la gastronomía lorquina en el considerado congreso de alta cocina más importante a nivel nacional. Dentro del apartado de carnes, también ofrece el chuletón de angus, la presa ibérica y el solomillo de ternera, entre otras variedades, procedentes de las principales zonas productoras. La lubina, dorada y calamares son las propuestas más pedidas en la categoría de pescados y mariscos, junto a elaboraciones tan exquisitas al horno como el salmón con salsa de cava y el bacalao con mahonesa de curry y guarnición de verduras asadas.

Desde Uruguay

Sus postres suscitan una gran expectación al primer golpe de vista, no solo por su esmerada presentación, sino también por el toque innovador que han introducido en algunas de las recetas más tradicionales. Es el caso de milhojas rellenas de crema pastelera y puré de frambuesa, al que han incorporado el agar-agar para aportar una textura más gelatinosa. «Es un cambio pequeño, sencillo, pero con un gran resultado», apostilla Rodríguez. Lo mismo ocurre con la torrija, que en vez de freírla se carameliza, y se sirve con helado (chocolate, vainilla o turrón). Otra receta estrella es típica de Uruguay, la tarta chajá, que consta de bizcocho, merengue seco, nata montada y melocotones en almíbar. «Es una de nuestras especialidades», incide Alejandra, recordando que fue su padre el que la incluyó en la carta en los años 90.

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Punto clave

Con Estrella de Levante como marca oficial de cerveza, la bodega cuenta con vinos de la Región de Murcia y de otras comunidades españolas, siendo unos más asequibles y otros de un valor más elevado.

Casa Roberto está ubicado en una casa antigua en la calle Corredera, 21, que data de 1906, cuya fachada todavía conserva su característico color rosa. Al hilo, el restaurante ha adaptado su actividad a los cuatro salones y al patio interior que componen su distribución, sumando así una capacitad total que ronda los 110 comensales. «Hemos mantenido las alturas, suelos y puertas, así como la decoración y mobiliario; y lo que hemos añadido se complementa con lo original», explica la chef.

El local abre de martes a sábado, de 8.30 a 16.00 horas y de 20.00 a 23.00 horas, y los domingos sólo de 8.30 a 16.00 horas. Se recomienda reservar con antelación, sobre todo para los días festivos y sus vísperas. Ofrece menús para grupos y también atiende eventos reducidos -de hasta 30 plazas, por la limitación de espacio-.

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De tal palo

Alejandra Rodríguez y su padre, Roberto, pertenecen a la corriente gastronómica en la que restaurantes de referencia repiten con éxito. Se trata de negocios como el suyo en el que padres e hijos se retroalimentan con conocimientos, técnicas e incluso clientela. «A su lado he aprendido muchísimo y me ha ayudado bastante», resume la joven, destacando la forma de trabajar de su progenitor como el principal aprendizaje. En la actualidad, Alejandra lleva en solitario las riendas del proyecto que refundó junto a Roberto, quien pulula esporádicamente por la que fue su segunda casa.

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