La chef María Gómez, directora junto a Adrián de Marcos de Magoga. PABLO SÁNCHEZ / AGM

Restaurante Magoga: Cartagena por bandera

El restaurante sigue contando la historia de la comarca en cada plato que sale de la cocina de María Gómez, con un servicio de sala de altísimo nivel de Adrián de Marcos y su equipo

Sábado, 11 de junio 2022, 08:19

Cartagena está de moda. Si todo va como debe de ir, la gastronomía de la comarca de la ciudad portuaria se consolidará en unos años ... como una de las más interesantes de la Región de Murcia y, de una vez por todas, será uno de los principales destinos turísticos por sus experiencias culinarias, además de por sus espacios culturales e históricos. Y lo cierto es que el tándem que dirige Magoga, María y Adrián, Adrián y María, ha sido el primero en decir eso de «aquí estoy yo» y, tras conseguir su primera estrella Michelin hace unos años, continúan con paso firme abriendo camino en una plaza tan compleja como ilusionante.

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Magoga acaba de ser reformada para ganar espacio en la entrada, lo que ha ocasionado la pérdida de un par de mesas, además de eliminar los manteles en un movimiento dentro de ese constante cambio que supone dirigir un restaurante de este nivel. El resto, más o menos igual. En Magoga entendieron desde el principio que lo importante es contar el entorno, lo cercano. El relato se centra en la comarca, en la vida de María, la cocinera, en sus recuerdos de la niñez, en los productos que la han acompañado durante toda su vida y que ahora abandera con orgullo para que todos los que nos sentamos a la mesa nos llevemos un trocito de su historia. El campo de Cartagena y el Mediterráneo.

Magoga

  • Dirección Plaza Doctor Vicente García Marcos, 5

  • Tlf. 629 980 257

  • Horario Cierra lunes

  • Precio Menú degustación 120 euros más 80 de maridaje

Después está la técnica, la imaginación y la habilidad de mezclar texturas, las temperaturas y demás secretos de cocina que en este caso lo hacen con un menú que mantiene algunos platos de siempre, como su snack de ensaladilla rusa o su flor de tomate, su plato de quisquilla de Cartagena o cremoso de cebolla y varios nuevos que estrenan en su nuevo menú degustación.

De altísimo nivel encuentro el plato de arroz de Calasparra, el plato de gamba roja en diferentes texturas –en mi caso es de bogavante– que recibo, el cuerpo asado y la pinza del bicho en tempura con una grasita de vaca vieja para mojar y un aire cítrico para limpiar en ese afán de la cocina en mantener el equilibrio en todo momento, y la molleja de cordero con su pil pil, que es un auténtico espectáculo.

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Entre las novedades, una reforma para ganar espacio y la eliminación de los manteles

Detalles

Aunque si algo está por la estratosfera de Magoga es su equipo de sala y su capitán, Adrián de Marcos, quien propone un maridaje de vinos elaborados bajo velo de flor –del marco de Jerez y de otras partes del mundo– que es una auténtica maravilla, así como todos los camareros que de alguna forma se acercan a mi mesa durante la velada. Detalles como terminar un café solo con hielo batido en coctelera a tres metros de mi mesa para no despertar a mi hija, quien se rindió hace tiempo en los brazos de su madre, son los que terminan de enamorarme de ellos.

Deliciosa cococha de atún, el servicio de pan brioche y mantequilla, el carro de quesos del final y el postre de remolacha, almendra marcona y kéfir, que protagoniza uno de los maridajes más redondos de la experiencia con un Pandorga Tintilla de Rota –Pedro Ximénez– que le aporta el azúcar que echas de menos del plato. Magnífico. Para terminar, un plato de chocolate a base de algarroba en varias texturas, fruto de la penúltima investigación que la pareja cartagenera ha llevado a cabo.

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Me dejo para el final un plato de tomates en texturas que encuentro con recorrido y la sensación de que la sala puede terminar el montaje de algunos platos en la mesa, así como la falta de un poco más de juego, de interacción en diferentes espacios del restaurante, para no llegar directamente a la mesa para sentarnos hasta que terminamos. Pero vamos, por decir algo. Magnífica experiencia global en la que es una de las salas más en forma del panorama nacional.

Arroz de calamares y alcachofas

El restaurante Kinita se encuentra en primera línea de playa en Los Alcázares desde hace tres años. Es uno de los espacios más recomendables para perderse, para ir con niños que necesiten correr por la playa o para probar alguno de sus ricos arroces o pescados. A mí me gustó mucho el meloso de calamares y alcachofas –ya quedan pocas– por su textura y por su potencia de sabor. Sin duda, una escapada que nunca defrauda.

Finca La Rosaleda. Camino del Camping Mar Menor. Los Alcázares. Tlf. 674 112 306

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