Garum | La crítica
Casa Nono, rústica intimidadOfrece desde hace décadas, en un espacio rural de la costa cartagenera, una cocina mediterránea con un buen servicio y una carta para todos los gustos
Por circunstancias de la vida, antes de ir a comer Casa Nono me encontré con media docena de gambas rojas de Mazarrón rescatadas directamente de ... los corchos que circulan en la subasta del Puerto. Además, de las de la parte de arriba de la caja, esas que tienen mejor venta y, las cuales, por mucho que en el restaurante de Isla Plana no se prestan a cocinar productos de fuera, la camarera me trajo amablemente cocinadas en su punto de sal y sin cobrar coste alguno adicional. Lo que viene siendo un golpe de suerte.
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El caso es que Casa Nono está ubicado en una antigua casa rural pegada a la costa de Isla Plana, en Cartagena y, además de un amplio comedor, el local dispone de algunas habitaciones a modo de reservados para dos o tres grupos de comensales con bonitos ventanales que dejan pasar la luz natural creando una atmósfera de intimidad muy agradable.
En la carta encontramos un gran surtido de platos clásicos que tienen que ver con los pescados de la bahía, tostas variadas, cinco tipos de aliños para los mejillones al vapor, tartares, zamburiñas a la plancha, ensaladas, gambas al ajillo, huevos rotos con patatas, arroces, carnes de todo tipo, pescados a la brasa o a la cazuela y varias elaboraciones con el foie como protagonista, entre otros platos.
7
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Cocina
6/10
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Calidad/precio
6/10
-
Servicio
7/10
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Local
7/10
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Bodega
7/10
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Dirección Pasaje Los Agueras, 1 (Isla Plana)
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Teléfono 968 152 056
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Horario Cierra domingos por la tarde y lunes todo el día
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Precio medio Unos 40 euros por persona.
El segundo buen detalle de la experiencia en Casa Nono, tras presentarme a la reina del mar, es que nada más sentarte te ofrecen un salmorejo con unas rebanadas de pan para matar el tiempo de elección de la comanda.
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De las diferentes formas de hacer los mejillones me decanto por los cocinados a la provenzal y, aunque no son muy grandes, es cierto que el arreglo del ajo, tomate, cebolla, hierbas provenzales y el perejil, junto con el propio caldo del marisco deja un resultado de lo más sabroso. Me quedo con las ganas de probarlos al roquefort y con salsa brava, pero será para la próxima.
Un descubrimiento tan sencillo como eficaz es la tosta de tomate con anchoa y pimiento rojo asado. El pescado es de muy buena calidad y la combinación es de esas que uno se guarda para preparar los sábados por la noche en casa.
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Como debe ser
La lubina que protagoniza el ceviche llega a la mesa muy bien acompañada de maíz, aguacate, chile rojo picado y cebolla roja, pero mal condimentada. Es decir, que más que una leche de tigre bien trabajada, el pescado parece haber estado reposando solo con el jugo de la lima, elevando de esta manera la sensación ácida por encima de lo esperado. Lo que trae consigo el tercer detalle de la sala, retirando el plato sin problemas y no incluyéndolo en la cuenta. Como debe ser.
Como plato principal me conquista el rodaballo a la brasa. En Casa Nono parecen haberse acercado bastante a entender el proceso vasco del asado a la parrilla, ya que la pieza tiene que ser al menos de la mitad y no de filetes limpios, respetando la función fundamental de la piel del bicho cuando se enfrenta al fuego directo, protegiendo la carne. Destaca una guarnición de unas estupendas patatas fritas y una deliciosa salsa de tomate casera, de esas que se hacen a fuego lento durante horas y que son tan difíciles de encontrar.
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El café me lo tomo en la terraza disfrutando de la brisa marina y tomándole la matrícula a los arroces que siguen saliendo de cocina con bogavantes, negros, de caldero y de todo tipo de mariscos para la próxima visita que haga a Casa Nono. Que será pronto.
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