Miramar, arroces y cocina internacional

Esta influencia externa convive con platos más tradicionales de la cocina popular murciana y española como escabeche de bonito en semisalazón, morcilla de verano, calamar plancha o andaluza con mojo verde, croqueta de queso trufado y puerro, chuletón y solomillo de vaca, lenguado beurre noir, lubina frita con ajos tiernos o corvina salvaje asada, entre otros. Y con seis arroces marineros, de arroz y conejo con serranas y otro de verduras. Como ven, un popurrí de platos que más que definir un estilo auguran satisfacer a los que buscan sabores nuevos y a los que no se salen del sota, caballo y rey.

Yo, que me encuentro en medio de los dos bandos comienzo con un caballito en tempura con una salsa a base de kimchi para mojar. La masa que cubre la gamba resulta más bien tersa que crujiente, por lo que mojo un par de veces en la deliciosa salsa. La presentación del steak tartar es una maravilla. Se trata de una patata a la brasa que ha sido vaciada para ser rellenada de una mahonesa ahumada y de la carne de ternera. Lástima que la patata la recibo un poco más dura de lo que sería de esperar, porque el steak queda sabroso.

De la cocina más informal del restaurante pruebo el taco de cazón con guacamole, pipas de calabaza y cebolla roja, una combinación ganadora que viene servida sobre una tortilla de trigo. El resultado es bueno, aunque unos cortes de pescado quedan más jugosos que otros. De buen nivel también encuentro el arroz y pulpo rockero que presentan en la mesa seco, por si prefiero tomármelo directamente de la sartén o en plato. El sabor es profundo y delicado, sin rastros de impurezas propias de los fondos de pescado mal elaborados. El grano queda muy suelto y en su punto de cocción. Yo voy cortando trocitos de las patas del bicho y combinando con los granos de arroz. Francamente rico.

Para terminar, un hojaldre con crema pastelera que no está nada mal, y un asiático cartagenero de muy buen nivel. Las vistas al Mar Menor, la calma de los barcos, la brisa marina y esa sensación de estar dentro del agua si estás sentado en la terraza, la dejo para cuando venga por la noche y no al mediodía, porque a partir de estos días comer fuera, aunque sea a la sombra, puede hacer que me explote el globo.