Reminiscencia a la cocina de los abuelos
Gastronomía ·
Un total de 38 ventorrillos sirven los platos más tradicionales en el centro de Murcia y también en algunos barrios y pedaníasEFQ
Martes, 22 de abril 2025, 00:13
Son uno de los principales polos de atracción durante las Fiestas de Primavera. Las barracas funcionan estos días a pleno rendimiento, tanto en horario de comidas como de cenas, pero la actividad continúa de puertas hacia adentro antes y después de los servicios, ya que los preparativos se encadenan con el objetivo de prestar la mejor atención. Abrieron el pasado 20 de abril, Domingo de Resurrección, y seguirán hasta el próximo día 27, echando el cierre tras la comida.
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Estos restaurantes, cuyo exterior suele estar recubierto de cañizo, dan vida y sabor al municipio, gracias al trabajo incesante de la treintena de peñas huertanas que los han instalado en el centro, barrios y pedanías de Murcia. En total, son 38 barracas, una más que el pasado año, las que atraen a vecinos, visitantes y turistas; atrás quedan las semanas de montaje, compras a proveedores, imprevisto de última hora y muchas horas de esfuerzo para levantar en plazas y jardines auténticos espacios gastronómicos.
Todos estos establecimientos comparten la misma carta y precios, que son públicos, de forma que los comensales pueden decantarse por cualquiera a sabiendas de que pidan lo que pidan le va a costar lo mismo en uno como en otro. Este año los precios han registrado una subida media del 5%, librándose los platos de guiso (6,5 euros), arroces (7 euros), la mayoría de postres y varias bebidas.
De esta manera, las jarras de litro de cerveza o sangría cuestan 6,50 euros; los botes de refresco, 1,60 euros; el montadito de morcilla, butifarra, chiquillo, longaniza, salchicha, morcón, butifarrón o sobrasada, también a 1,60 euros; el plato pequeño de michirones, 2,30 euros; la ración de zarangollo, 3,20 euros, y el plato de pelotas con caldo, 1,90 euros. Los paparajotes valen 1,50 euros; los matasuegras y torrijas, 2 euros, y las natillas, arroz con leche y flan, 3 euros.
La cocina, en la mayoría de las barracas, es terreno casi exclusivo de las mujeres más veteranas de la peña huertana, quienes llevan a sus espaldas varios años de experiencia en estas lides y conocen el recetario murciano como la palma de su mano. Aun así, comparten este arte culinario con el resto de miembros, quienes actúan de pinches y van quedándose con el recetario.
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Porque la gastronomía, sin margen de dudas, es un punto de unión. De hecho, las mesas ocupadas por familias, amigos y compañeros de trabajo o gimnasio son las más extendidas, ya que se unen varios factores: tiempo de fiestas, buena temperatura, identidad mediterránea y la cocina de siempre.
La unión se palpa igualmente entre los equipos de cocina y sala de la treintena de barracas. En la mayoría de casos, son miembros de las peñas huertanas que estos días echan una mano de manera voluntaria por dos principales motivos: uno, con la finalidad de recabar fondos para el mantenimiento de su peña, y segundo, por el compromiso personal de conservar la gastronomía tradicional. Reconocen que, pese al esfuerzo, merece la pena por lo bien que se lo pasan.
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