Fútbol

Una explosión en la tarde más negra del Cartagena

El vaso de la paciencia en el cartagenerismo está desbordado y uno de sus puntos de origen empieza la noche del 1 de junio de 2023. Ese día acabó una etapa dorada en lo deportivo con un escueto comunicado de despedida a Luis Carrión. El entrenador y buena parte de los abanderados del vestuario (como De Blasis) ponen fin sin más explicaciones a una etapa deportiva de grandes resultados, donde jamás se pisaron puestos de descenso y la pelea por el 'playoff' de ascenso marcó la tendencia en el verde.

Lo que parecía el fin de una etapa deportiva también resultó ser el principio de otra en estrecheces económicas. Las pérdidas acumuladas durante las anteriores temporadas desembocaron en una sanción de LaLiga que obligó a reducir el límite salarial, a ajustar los salarios y ser habitual la contratación de más jugadores cedidos e inscritos con ficha del filial. Desde entonces se suceden las ventas de futbolistas (Escandell, Marc Martínez e Iván Calero), la pérdida de activos de un día para otro (Isak Jansson) y un caso (Datkovic) que salpicó a la directiva con declaraciones cruzadas en redes sociales a la luz de todo el mundo.

Más de una hora y media de rueda de prensa, el 5 de septiembre de 2023, sirvió para que Paco Belmonte y Manuel Sánchez Breis aclararan algunas dudas durante el verano. Pero aquella comparecencia dio la vuelta a España y fue noticia a nivel nacional en prensa, radios y televisiones porque el presidente empleó términos fuera de lugar. Horas después el Ayuntamiento también se desmarcó del pago de una obra en el estadio que, aseguró, le correspondía asumir al club.

A esa ola de enfado tampoco ayudaron los resultados deportivos porque el equipo firmó una de las peores primeras vueltas en el fútbol profesional, con 15 puntos en 21 jornadas y siete derrotas seguidas en casa. Desde aquel día y hasta el final el entrenador milagro de la salvación, Julián Calero, asumió las riendas como único portavoz del club. El filial quedó abandonado en Segunda RFEF, se acumularon atrasos en las nóminas y los jugadores llegaron a no tener un vestuario para cambiarse ni asearse después de entrenar.

La fotografía del Cartagena a fecha de 2023 dibuja una deuda a corto plazo de 2,4 millones de euros, casi toda generada en años de pérdidas desde el ascenso a Segunda División en el verano de 2020. La deuda neta asciende a 7,6 millones, desciende la cifra de negocio (de 9,8 a 8,5 millones) y el fondo de maniobra negativo (que pasa de 2,9 a 3,6). También el ratio de liquidez, que cae hasta el 0,34. Nadie a nivel institucional ha explicado estos datos que son públicos. Tampoco el hecho de que el límite salarial marcado por LaLiga sea cada vez más bajo tocando fondo en septiembre con 4,1 millones. A ojos del CSD la propiedad mayoritaria del club es de la empresa Duino Inversiones y eso es algo para lo que la afición tampoco tiene explicación.

Estos casi tres meses de competición siguen marcados por el silencio institucional, sin entrevistas ni apenas actos públicos, primero con Abelardo Fernández y ahora con Jandro Castro como portavoces del club en las ruedas de prensa pre y post partido. En medio, la necesidad de una venta que ha vivido momentos más y menos calientes pero que de momento sigue sin concretarse.

Los capitanes salieron la noche del pasado sábado a la calle a «dar la cara» y a pedir públicamente disculpas. Damián Musto, Pedro Alcalá y Gonzalo Verdú asumieron su parte de responsabilidad como portavoces del vestuario, ante la concentración de cientos de aficionados en los alrededores del estadio.

El Cartagena cierra la jornada 13 un poco más colista que la anterior. El equipo suma 7 puntos de 39 posibles y los puestos de salvación están a 6 de distancia, teniendo en cuenta que dos de los clubes implicados (Racing de Ferrol y Eldense) aplazaron sus partidos por la DANA. Los albinegros no ganan en casa desde mayo y además ya son los que más pierden (diez veces en trece fechas) y los que más goles encajan (24).

La derrota del pasado sábado fue de las mayores goleadas sufridas por el Cartagena, tras el 0-4 del Albacete en 2010, el 5-0 frente al Betis en 2011, el 0-4 del Celta ese mismo año y la doble caída (por 0-4 y 4-0) contra el Barcelona B en 2012. El equipo repite errores defensivos, dejó una imagen lamentable y no compitió. Previamente también fue inferior a un rival de quinta categoría. La grada explotó contra el palco y el campo.