El Efesé pone a prueba la magia de Anduva
Las dos semifinales de Copa del Rey y los ascensos vividos en el campo del Mirandés lo convierten en un estadio singular
La mística de Anduva, estadio que visitará mañana el Efesé (16.00 horas), es una de esas leyendas que se ha ido construyendo a ... golpe de martillo. Los jugadores ya tienen clavado en el subconsciente que cuando les toca pisar como visitantes ese verde tan cercano a la grada no va a ser fácil salir victorioso, tienen claro que van a sufrir para llevarse el premio.
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La historia del feudo rojillo se ha forjado al son de la Copa del Rey, con un Mirandés que alcanzó las semifinales en dos ocasiones. La primera, en la temporada 11/12; la segunda, en la 19/20, hace solo dos años.
ALGUNOS DATOS
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Volcados Un 10% de la población de Miranda de Ebro es abonada. Es como si el Efesé tuviera unos 20.000 socios.
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Asistencia a Anduva Según datos del club, la asistencia media esta temporada está siendo de unos 2.700 aficionados.
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Construcción El feudo rojillo se inauguró en 1950. Levantar la instalación costó 693.000 pesetas.
Aquellas plantillas, que resonaron en todos los rincones de España, consiguieron una hazaña inolvidable para la pequeña ciudad de Miranda de Ebro, con cerca de 36.000 habitantes. Llegar a ganar el trofeo era imposible. También lo parecía entrar en las semifinales. Y ahí estuvieron.
Son unos 3.000 abonados los que tiene el club de fútbol de una ciudad que cuenta con 36.000 habitantes
Más mérito se le añade cuando en la primera de las ocasiones que acariciaron la final eran equipo de Segunda división B, liderados por un Pablo Infante que compaginaba los terrenos de juego con su trabajo en un banco. En cuartos de final, remontaron la eliminatoria al Espanyol, que jugaba en Primera. El Athletic de Bilbao, en semifinales, les dio una dosis de realidad, siendo de 8-3 el resultado global del duelo.
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También merece ser llamada gesta la lograda hace un par de campañas. En su feudo, el Mirandés dejó en la cuneta, a partido único, al Celta de Vigo (2-1), al Sevilla (3-1) y al Villarreal (4-2). En semifinales, ya a doble enfrentamiento, no pudieron contra la Real Sociedad, poco antes de que el coronavirus lo parase todo.
Un partido «memorable»
Fue hace cerca de 20 años cuando Anduva comenzó a ganar fama. «El ascenso a Segunda B ante el Lemona, en el 2003, marcó la historia reciente del Mirandés», comienza a relatar Ángel Garraza, periodista de El Correo.
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«Suelo ver los partidos del Efesé porque le tengo mucho cariño a gente de allí», dice Simón Moreno, exdelantero albinegro
«Nadie daba un duro. Remontó y ascendió con diez jugadores en el campo y con un gol en el minuto 95 de Iván Agustín. Diría que ese fue el momento más memorable de todos, un punto de inflexión. De 600 personas que iban al campo se pasó a 2.000», recuerda.
«Lo de la mística de Anduva viene porque es llamativo que un equipo tan modesto, de una ciudad pequeña, haya logrado ascensos y eliminar a clubes de Primera», cuenta. «Siempre ha sido un campo difícil y lo que se le exige al equipo aquí es que pelee y tenga intensidad. La lucha es innegociable. Y eso conecta con la gente», añade Garraza, quien también apunta que «en nuestra ciudad, el Mirandés y las fiestas de San Juan del Monte son lo más grande».
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Por su parte, Joaquín López- Cortijo, de la Cadena SER de Miranda de Ebro, confirma que la grada es la culpable de la etiqueta que se le colocó a Anduva. «Es la gente. En otros estadios no se nota tanto al público como en este. Es una afición que consigue puntos», dice el comunicador. Y es que, el Mirandés suma cerca de 3.000 socios. Es decir, que algo menos del 10% de la población apoya al equipo. Es como si el Efesé tuviera en torno a 20.000 abonados.
Aunque también es cierto que últimamente la asistencia se ha reducido, quedándose en una media de 2.700 seguidores los que acuden regularmente a la instalación.
Además, ambos indican que «la responsabilidad» con la que se maneja el club, sin grandes dispendios y ajustándose a lo que tienen, económicamente hablando, es la clave del éxito de un equipo que suma ocho de las últimas diez temporadas en LaLiga Smartbank. «La mayoría de jugadores son cedidos (hasta 15). Aquí se vive con los pies en el suelo», remarca Garraza.
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«Te llevan en volandas»
Quien también conoce de primera mano la mística de Anduva es Simón Moreno, jugador que el año pasado militó en el Efesé. «Por aquí, eso de la magia del estadio se dice mucho. Yo creo que es porque los aficionados te llevan en volandas. Es un público muy agradecido. Puedes fallar, pero nunca relajarte», asegura el ariete. «Es lo único que se nos pide: esfuerzo y no dar ningún balón por perdido», remata.
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Moreno pudo saborear poco esa sensación. En noviembre, tuvo la mala fortuna de romperse el ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda y dijo adiós a la temporada. Llevaba cuatro goles este curso.
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«Voy bastante bien de la lesión. Dando pasos. En un mes, más o menos, podré estar trotando sobre el campo con zapatillas», expresa con alegría.
El delantero, a renglón seguido, confiesa que «suelo ver los partidos del Efesé» porque «le cogí cariño a mucha gente de allí, por lo que me alegra que vayan tan bien». Eso sí, lo tiene claro: «Espero que sigan así. Pero no el sábado», termina.
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