Más información y formación para ganar en consumo responsable
Expertos abordan la importancia de reducir el desperdicio alimentario en la cadena de suministro y piden que esta tendencia se extienda al resto de sectores de actividad
B. Maestre
Murcia
Martes, 22 de octubre 2024, 01:04
«El consumo responsable es aquel en el que el consumidor reflexiona antes, durante y después de su compra, por la salud, la economía y el medio ambiente», definió Juana Pérez, presidenta de Thader Consumo, en la segunda mesa redonda de la VI Jornada Gastronómica, titulada 'Otro consumo es posible, nueva cultura del consumo responsable y de proximidad' y moderada por Pachi Larrosa, periodista y experto gastronómico. Para Fulgencio Pérez, director general de Industria Agroalimentaria de la Comunidad, este nuevo concepto «pone al consumidor en el foco»; una visión que compartió el estrella Michelin Juan Guillamón: «Implica una responsabilidad sobre el consumidor y un conocimiento sobre lo que se está consumiendo». La catedrática de la UMU María Jesús Periago añadió que este tipo de consumo conlleva información y formación, asegurando que «he defendido mucho los programas de alimentación».
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El consumo de proximidad también goza de buena salud en la actualidad, aunque esta realidad esté supeditada, entre otras razones, por el incremento de precios, que ha traído consigo que las personas realicen ahora compras más pequeñas para satisfacer sus necesidades, expuso la presidenta de Thader Consumo. «Los beneficios de este cambio de hábito revierte en el entorno», indicó. Al respecto, el chef de Almo ahondó en las redes de circuito corto, una tendencia de comercio basada en la venta directa de productos frescos o de temporada sin intermediario o reduciendo al mínimo la intermediación entre productores y consumidores. «Tendría que ser un movimiento global no solo de alimentación y restauración, sino aplicable a otras actividades; aquí no hablamos de pedir un producto y recibirlo al día siguiente», reclamó. De hecho, cuenta con una parcela agrícola en la pedanía murciana de Algezares donde se cultivan variedades para elaborar los menús de su restaurante, aunque «no cubrimos ni el 15% de lo que necesitamos».
Toda la patata
Periago alertó de que el 30% de lo que se produce en el mundo se desperdicia. Este comportamiento tiene lugar a lo largo de toda la cadena de suministro, desde la producción agrícola hasta el consumo final en los hogares. «Es un problema económico, social y medioambiental», argumentó. Hay campañas informativas dirigidas a reducir el desperdicio alimentario, con consejos como aprovechar los restos de comida o congelarlos, hacer una compra organizada, ordenar los productos en el frigorífico y armarios en función de la fecha de caducidad, entre otros. «Nos tenemos que concienciar», dictaminó.
El aporte nutricional y la comodidad de uso de las verduras congeladas convencen a los consumidores
«En el sector de la restauración, evitar las mermas en alimentos es un estimulante para los chefs, con el objetivo de aprovecharlos al máximo», reconoció Guillamón, quien compartió entre los asistentes que las cáscaras de los huevos sirven para clarificar y que las peladuras de las patatas se pueden freír y comer: «Están buenísimas». Al hilo, el director general de Industria Agroalimentaria de la Comunidad aportó que los desperdicios alimentarios se pueden aprovechar en algunos procesos productivos de la industria agroalimentario. Más datos, estos más cercanos y por tanto capaces de activar conciencias: se calcula que en España cada persona desperdicia en alimentos unos 250 euros al año, reveló Juana Pérez, lo que en una familia con cuatro miembros se iría a los 1.000 euros anuales.
Fuente nutricional
Las verduras congeladas es uno de los ámbitos de la industria agroalimentaria regional que presenta una tendencia positiva, debido al tirón de estos productos en los mercados. A la comodidad del manejo de estos alimentos, se suman sus cualidades nutritivas, ya que son sometidas a -40º el día de su recolección. «El aporte nutricional es el mismo que el de las verduras frescas», aseguró la catedrática de la UMU. «El resultado es bueno», definió Juan Guillamón, aunque bromeó sobre la posibilidad de utilizar esta materia prima en su restaurante con estrella Michelin: «Seguramente me cuelguen de las orejas».
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En las empresas de la Región, las variedades que más se ultracongelan son brócoli, pimiento, alcachofa, coliflor, cebolla, zanahoria y calabacín. «Esta industria traslada confianza al mercado, gracias a la calidad que ha ido ganando en su evolución, y también reduce el desperdicio alimentario, ya que el consumidor usa lo que necesita», remarcó Juan Pérez. A día de hoy, el perfil del consumidor es cada vez más variado, desde familias hasta parejas y personas solteras.
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