Hace la friolera de 101 años, recogiendo el sentir de sus lectores, este periódico hilvanó una serie de informaciones para reclamar que el viaje en ... tren de la Región a Madrid se redujera a un máximo de doce horas, un objetivo que ya estaba al alcance de valencianos y alicantinos, dotados ya hace un siglo de un mejor servicio ferroviario que nosotros. Lo contaba hace unas semanas Antonio Botías en su espacio semanal 'La Murcia que no vemos', donde recordaba cómo se sumaron a esa reclamación de LA VERDAD el Ayuntamiento de Murcia y las Cámaras de Comercio de varias ciudades de nuestra Región. Al cabo de unos meses, el Ministerio de Fomento aceptó y se acortó el tiempo de viaje a Madrid desde Cartagena, enlazando el servicio en Chinchilla con un tren 'rápido' procedente de Valencia.
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La historia ferroviaria de la Región de Murcia es la crónica de una lucha interminable de sus ciudadanos e instituciones en uno de los últimos territorios de España en contar con vías electrificadas. Bien lo saben los miembros de la Plataforma ProSoterramiento, auténticos artífices del soterramiento de las vías a su paso por la ciudad de Murcia. La llegada del AVE bajo tierra representó un hito histórico, que endulzaba el sinsabor de recibir la alta velocidad con muchos años de retraso por múltiples causas, no solo por la larguísima indecisión de los gobernantes regionales del PP sobre dónde y cómo debía producirse su integración urbana.
Sin embargo, nadie en la Región esperaba que el servicio comercial ofrecido por Renfe fuera tan insatisfactorio, en precios, frecuencias y tiempos de viaje, con trenes con paradas en Elche y Orihuela, algunos incluso en Alicante, que dejaban en 2 horas y 45 minutos el viaje más corto. Un viaje que se alargaba diez minutos más al cambiar Atocha por Chamartín como estación de llegada. La causa fundamental de este fiasco fue la aceptación en 2001 por parte de Valcárcel del trayecto pactado a través de Alicante, en lugar de, como pedía Croem en noviembre de 1999, a través de la conexión directa por Albacete y Cieza hasta Murcia.
El expresidente dijo entonces, como refleja una portada de este diario, que lo importante es que llegara el tren de alta velocidad, no por dónde. Un error histórico que hoy pagamos. Pero otra parte importante se debe a la deficiente oferta de Renfe. Como hace un siglo, durante muchas semanas recogimos diariamente el malestar que había causado en los ciudadanos y los agentes productivos de la Región, que reclaman un tren directo hasta Madrid y mejores precios. Hoy podemos contar que Renfe, presionada también por la llegada de la competencia privada de Ouigo, pondrá en 2024 un AVE 'low cost' y un AVE sin paradas intermedias. Seguro que en la confirmación de esta noticia influye mucho la cercanía de las elecciones generales. Pero esté quien esté en La Moncloa no dejaremos de recordarle este compromiso que habrá de cumplirse sin excusas.
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