Noche de elecciones en LA VERDAD
«Tienes novecientas palabras reservadas», me dicen nada más pisar la Redacción. Novecientas. Que quién me manda a mí venir, también te digo. Pero oí 'fiesta' y dije 'pues voy'. No escuché la segunda parte, 'de la democracia'. Total, que vengo por las cervezas y me ponen a currar. Es mi sino
Lo cierto es que tenía ganas de pasar esta noche en la Redacción, de experimentar eso que se llama 'inteligencia colectiva', de ser parte de ... algo formado por tipos y tipas que se entregan a fondo a una causa común, de disfrutar del privilegio de ver cómo se hace el periódico que llevo leyendo desde que aprendí que se puede explicar el mundo en un trozo de papel. Por eso entro con un poco de inquietud y un mucho de expectación: espero ver al personal corriendo de un lado a otro, pegando gritos, con los nervios tensos y los teléfonos sonando a todo trapo. Mi memoria periodística y sentimental está ligada a Blas Castellote al borde del parraque.
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Sorprendentemente, hay silencio. Y nadie corre. Al menos, con los pies, aunque sí con la cabeza y con los dedos, que teclean rápido en los ordenadores. «Falta épica», le digo a Mar Saura, la jefa de Arte de LA VERDAD. «Es que está ya casi todo preparado desde la semana pasada, que estuvimos trabajando como locos». Víctor Rodríguez, jefe de Edición, me muestra la premaquetación del periódico en papel: «Aquí van los de la Asamblea, aquí los concejales, aquí por municipios. Lo hemos hecho según la encuesta que encargamos el domingo; a ver si no se equivoca mucho y no tenemos que tocar demasiado», me dice.
La Redacción se divide por grupos: mesa de jefes de área, Cultura, Región, Local, Deportes, Arte, Cierre, web y Mesa de Redacción, donde nos han hecho un hueco a Puebla y a mí, pareja invitada a la fiesta. Puebla se concentra para dibujar su viñeta de 'ABC'; después se ocupará de LA VERDAD. Algunos asientos están vacíos porque hay compañeros destacados en las sedes de las distintas formaciones políticas. Tampoco están los de Cultura; total, a qué partido le ha importado ese asunto durante estas elecciones. Los de la web van a tope. Me presentan a María. «Llevo Orfidal en el bolso», confiesa. Me cae bien automáticamente. La gente con ansiolíticos, siempre en mi equipo.
A las 20.30 hay reunión para decidir la estructura de la portada. «La foto por arriba a seis. Una nacional y tres dobles». Habla Alberto Aguirre de Cárcer, director del periódico. A mí me suena a pavos preñaos, pero, como quien la lleva la entiende, Saura esboza en lápiz la estructura sobre un A4 impreso con los módulos en blanco. Volvemos a nuestros puestos. Llegan más crónicas desde las sedes de los partidos, más imágenes. «Haz un pie de foto, César», pide Enrique Martínez Bueso, el jefe de Fotografía. «¿Cuál es? ¿La de las monjas votando?». «No, este año no hay monjas». Y no, no hay monjas: hay un perro con cara de muy mala leche.
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A las 9 comienza el recuento. «Vamos a cenar ya. Mejor ahora que luego en medio de la vorágine». Hay bocadillos de tortilla, de atún y de jamón, cerveza y vino. «El vino es fullero. Ponlo en el artículo, a ver si se enteran los señoritos». Pues aquí queda la reivindicación, que una es, ante todo, compañera. Los de la web se llevan el bocata a la mesa, que de ellos es el Reino de los Cielos y del 'clickbait'. El personal ya está nervioso. Para colmo, la página del Ministerio del Interior no funciona. La nuestra va bien: en la sección web se oye un suspiro de alivio, y también el grito sordo de un compañero que lleva una camiseta del Cádiz. Se mantiene por ahora en Primera. Política y fútbol, el combo perfecto de este nuestro país.
El director entra y sale de su despacho. Se pasea por las mesas, echa un vistazo, apunta una palabra aquí y otra allá. Lo hace en un tono bajo, tranquilo; da órdenes disfrazadas de sugerencias. Atentos a los datos del escrutinio, entre las mesas se consultan, se intercambian datos, se cruzan opiniones. Me siento más ignorante de lo habitual: aquí, el personal controla hasta al concejal del municipio más pequeño de la Región.
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Con la mayor parte del escrutinio hecho comienzan las declaraciones de los candidatos, y la noche se convierte en una canción de Rosalía: están los que salen con su 'baby' de la disco 'coronaos' y están los que andan 'despechaos'. «Pon las fotos de los concejales bien alineadas», «Alicia, cierra Molina», «Minuto y resultado en Albudeite», «La doble de los municipios ya la tienes». A pesar de las prisas y de la tensión, el engranaje funciona perfectamente, y la cosa va bien porque no hay muchos cambios con respecto a la encuesta.
A la una menos cinco, Aguirre ordena que se empiece a cerrar. «Tiene que estar a la una y media para poder leerlo». Puebla ya ha terminado su viñeta para LA VERDAD. Otro privilegio: verlo currar. «¿Nos vamos?», me dice. Pues nos vamos. Le pido a Saura que me envíe un mensaje cuando manden a filmar la última página. Lo recibo ya en la cama: «A las dos y media». Quién dijo que aquí no había épica. Y hasta monjas: sí, al final hubo foto. El 23 de julio, más.
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