Lo que funciona 'tócalo, por favor'

En un solo día pasamos de las tres dimensiones de la presencia física, a las dos dimensiones de la pantalla digital. Adaptación rápida. Sin esperarlo, nos colábamos en la intimidad de los salones o dormitorios de personas con las que solo nos relacionábamos en la oficina.

Por eso, como responsables de una institución como ENAE, con un modelo de negocio basado 100% en la presencialidad física del alumno (en ese momento), tuvimos que enfrentarnos a la toma de rápidas decisiones para poder garantizar el servicio que prestábamos como escuela de negocios. No se trataba de convertir a ENAE en un delivery pero sí debíamos llevar la formación ya contratada a todos nuestros clientes, es decir, a los alumnos.

Además, no solo los estudiantes debían recibir servicio, los profesores y el personal encargado de la gestión también debían contar con rápidas respuestas para poder brindar ese servicio que no podía parar y que debía continuar.

El reto no era menor: transformar digitalmente el modelo de negocio de más de 30 años de la institución líder en formación superior del levante español. Además, había que sentar las bases para afrontar los retos que la pandemia no había hecho más que acelerar. Teníamos que cambiar y ya íbamos tarde. De pronto constatamos que la tecnología iba mucho más deprisa que los actuales negocios y que era esa misma tecnología, la que generaba nuevos modelos de negocio. No solo había que digitalizarse, había que «pensar y actuar en digital para generar más» y sobre todo actuar digitalmente para salvar a la institución. Teníamos apenas tres semanas para lograrlo, veintiún días para transformar.

En aquellos momentos solía venir a mi mente el mismo pensamiento: «debíamos haber iniciado este proceso mucho antes» y, efectivamente, así era. Cierto que ya habíamos dado pasos hacia la digitalización, pero no con la suficiente determinación; las señales las veíamos, pero la misma inercia del modelo de negocio nos hacía demorar un proceso que, nos dimos cuenta en ese momento, era crucial haberlo iniciado tiempo atrás.

Lo que ahora nos parece anecdótico y lejano fue en ese momento una de las decisiones más importantes de mi carrera profesional y sí, aunque fuese forzados por la situación, teníamos que dar pasos importantes y no se podían retrasar más algunas decisiones. Yo, me confieso no demasiado experto en tecnología pero sí debíamos marcar el camino a aquellos que sí lo son y que se encargarían de ejecutar un plan que teníamos que crear de la nada.

Con el tiempo, al analizar todos aquellos días, llegamos a la conclusión de que las decisiones que se tomaron fueron para: establecer rápidamente un rumbo a la institución, dar confianza tanto a los clientes como a todo el equipo, promover el esfuerzo de todas las partes implicadas y, por último, arriesgarse y sacar a flote el espíritu emprendedor.

Un líder, creo, debe caracterizarse por conseguir que la maquinaria y los engranajes funcionen correctamente, no sólo debe ser estratega, sino que debe ser capaz de anticiparse a los rápidos cambios que actualmente existen, generar oportunidades y, sobre todo, adaptarse y adaptar a la organización y a las personas.

Tras tres años ejecutando nuestro plan de transformación digital, todo ha cambiado y mucho. Hemos triplicado nuestra facturación, mejorado todos los procesos, internacionalizado la institución dando a conocer la Región de Murcia por todo el mundo, hemos ampliado nuestra oferta y, sobre todo y más importante, hemos asumido el compromiso y la responsabilidad de transformar digitalmente a los directivos de la Región de Murcia, está en nuestro ADN ir un paso por delante.

Y eso es lo que en resumen hicimos, actuar. Iniciamos la transformación digital de la institución, proceso que sigue hoy en día, adaptando y adoptando cambios y, sobre todo, teniendo iniciativas para liderar desde arriba hacia abajo.

Con el tiempo he comprendido lo que mi buen amigo y profesor del programa para directivos GDP (Generación Digital Pymes), referente mundial de habla hispana de transformación digital, Alejandro de Zunzunegui, explica en su libro 'Transformación digital para directivos': «No se trata de transformismo digital, es transformación digital».

Y eso es en lo que los líderes del siglo XXI debemos ser los primeros: en transformarnos nosotros mismos primero para, posteriormente, poder liderar entornos digitales de negocio. Es nuestra responsabilidad estar formados, concienciados y sobre todo dispuestos, para que nuestras organizaciones crezcan ante un entorno cambiante donde se entremezclan múltiples generaciones y surgen cada día nuevas formas de hacer negocios. Lo digital ya no es un quizá, es una realidad que si no la vemos a tiempo nos hará llegar tarde. Aunque parezca que funciona, tócalo. Porque la tecnología va muy deprisa y como líderes debemos tener claro que un clavo se clava de arriba hacia abajo. Debemos liderar para Transformar.