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Martes, 15 de abril 2025, 17:56
¿Cómo será la profesión del arquitecto dentro de 15 años? No hay una única respuesta. Por eso, nueve arquitectos nos hemos unido para imaginar ese futuro desde nuestras propias trincheras: estudios, obras, maquetas, pantallas… y también desde la intuición. Lo que vas a leer no es un diagnóstico, ni una predicción técnica. Es una cartografía de ideas, inquietudes y visiones posibles sobre lo que está por venir.
Este ejercicio de reflexión colectiva cobra aún más sentido en un momento en el que instituciones como ENAE Business School están apostando por el futuro del sector con iniciativas pioneras. Su edición exclusiva del programa Generación Digital PYMES dirigida al sector de arquitectura, completamente subvencionado, busca precisamente acompañar a los profesionales en su proceso de transformación digital, dotándolos de las herramientas necesarias para liderar los nuevos retos que plantea el presente y el mañana.
En estos textos se habla de tecnología, sí, pero también de emoción, de ética, de sostenibilidad, de salud mental y de belleza. Algunos imaginan arquitectos que programan atmósferas y materiales biointeligentes; otros, que curan edificios enfermos o transforman barrios vulnerables. Hay quienes defienden el poder insustituible de la mirada humana, y quienes proponen fundirse con la máquina para llegar más lejos. Lo que está claro es que el futuro no será plano. Y que el papel del arquitecto seguirá siendo esencial… aunque radicalmente distinto.
El arquitecto del futuro no solo diseñará edificios, sino que será un generador de experiencias, un gestor de recursos y un innovador de formas y maneras de vivir y trabajar.
Como ocurre en la mayoría de las profesiones, la aplicación de la inteligencia artificial es un factor revolucionario que está cambiando la manera de trabajar. Ya la estamos aplicando en nuestros proyectos, presentándolos con realidad virtual y se empieza a generalizar la realidad aumentada para ofrecer aún más calidad, y en el futuro será más inmersivo, con experiencias virtuales donde poder ver el espacio proyectado, sentir cómo se va a vivir o trabajar allí y poder hacer cambios directamente con el cliente.
Además, nos tendremos que especializar en robótica, domótica, prefabricación y creación de nuevos materiales más sostenibles, para poder aplicarlo en nuestros proyectos, ya que la falta de mano de obra junto con los requisitos de mayor calidad y prestaciones y la necesidad de acortar los tiempos de ejecución van a revolucionar la construcción del futuro.
Seguiremos siendo enlace y puente de unión entre diferentes técnicos, gestionando recursos y coordinando trabajos, ya que cada vez más, se requieren de distintos profesionales que aporten sus conocimientos para crear diseños más innovadores y flexibles que se adapten a las nuevas demandas de la sociedad de vivir y trabajar.
En 2040, cuando un cliente llegue al estudio, no querrá planos ni imágenes fotorrealistas. Querrá sentir y caminar por su futura vivienda antes de que exista. A través de una gafas y sensores por el cuerpo, podrá abrir una puerta, sentarse en su sofá, ver cómo entra la luz al atardecer o cómo suena la lluvia sobre la cubierta. Todo eso formará parte del proceso de diseño. El arquitecto ya no dibujará una idea: construirá una experiencia inmersiva para tomar decisiones con seguridad, sin sorpresas.
Además, el proyecto se desarrollará en plataformas colaborativas en tiempo real, donde arquitectos, ingenieros, promotores y fabricantes compartirán información al instante. Nada de llamadas cruzadas ni correos eternos: los cambios se actualizarán automáticamente, los errores se detectarán antes de cometerlos y los materiales se ajustarán al comportamiento climático simulado del edificio. Diseñar será prever, testear, adaptar.
Pero lo esencial no cambiará: el arquitecto seguirá siendo quien une todas esas capas tecnológicas para darles forma y sentido. Y lo hará combinando empatía, análisis y criterio. Porque por muchas herramientas nuevas que tengamos, seguirá siendo imprescindible alguien que escuche, que proponga y que acompañe al cliente en el proceso de convertir una idea en un hogar.
https://www.tovararquitectos.es
https://www.linkedin.com/in/joseantoniotovar/
En los próximos 15 años, los arquitectos especializados en Neuroarquitectura desempeñarán un papel fundamental en el diseño de espacios que impacten positivamente en la salud mental y el bienestar de las personas. En un entorno cada vez más artificial y digital, será esencial crear espacios que promuevan la conexión con la esencia de la vida y la humanidad. A medida que se profundiza la investigación sobre la relación entre el espacio y la psicología, los arquitectos diseñarán hogares que fomenten la calma y la creatividad, utilizando datos sobre iluminación, color y acústica para crear refugios que reduzcan el estrés. Si perdemos la emoción, el tacto, gusto, oído, vista y olfato, que reactiva un espacio bien diseñado, perderemos el viaje sensorial que es lo que caracteriza al humano en su día a día, lo que lo hace a un ser extraordinario.
El estudio DB_Arquitectos enfatiza la importancia de personalizar los hogares según las necesidades individuales, abordando el problema de los «edificios enfermos». Gracias a la inteligencia artificial y el análisis de datos, se podrán desarrollar espacios adaptativos que respondan a las preferencias de los usuarios, ajustando automáticamente elementos ambientales. Nuestro campo de trabajo futuro, se centrará en la personalización de los hogares como respuesta a las necesidades individuales de los habitantes, mucho más de lo que hasta ahora hemos hecho. Aún hoy existen, multitud de edificios enfermos o habitantes que enferman con los espacios de trabajo o casas que habitan y no lo saben.
En este contexto, los arquitectos serán vistos como médicos de los espacios, aprendiendo a cuidar de los entornos y sus habitantes para mejorar su bienestar. Habrá muchos enfermos. Ya los hay, y yo me los encuentro todos los días. Pero también habrá muchos mejores arquitectos. Arquitectura para sanar y cuidarte.
www.davidbermejoarquitectos.com
@davidbermejo.dba
¿Está el arquitecto condenado a desaparecer en la era de la inteligencia artificial? Todo apunta a que no, pero su rol se está transformando radicalmente. La digitalización del sector —con tecnologías como el BIM, el diseño generativo o la automatización— está desplazando al arquitecto del tablero de dibujo hacia entornos de datos y algoritmos. Ya no basta con proyectar bien: hoy se requiere saber programar, gestionar información compleja y tomar decisiones basadas en criterios técnicos, ambientales y sociales.
En este nuevo escenario, el arquitecto deja de ser el autor solitario del proyecto para convertirse en un diseñador estratégico y un mediador entre múltiples actores. Frente al auge de plataformas que generan propuestas automáticas optimizadas, su valor no está en producir formas, sino en dotarlas de sentido: interpretar contextos, anticipar consecuencias humanas y resistir soluciones que, aunque viables técnicamente, no lo sean ética o socialmente. La profesión se vuelve más transversal, colaborativa y crítica.
Y sin embargo, a pesar del ruido digital, hay algo que la tecnología no podrá reemplazar: la mirada del arquitecto. Esa capacidad de imaginar futuros habitables, de intuir cómo se vive un lugar antes incluso de que exista. En un mundo cada vez más automatizado, el arquitecto seguirá siendo el responsable de traducir emociones en espacios, de construir escenarios donde la vida cotidiana pueda desplegarse con dignidad y belleza. Porque diseñar no es solo optimizar: es comprender, anticipar y, en última instancia, humanizar el mundo que habitamos.
Arquitecto y Arquitecto Técnico. www.quimarquitectos.es/
En el futuro, los arquitectos deberán enfrentarse al desafío de la vivienda en contextos desfavorables, donde gran parte del parque habitacional estará envejecido y en condiciones precarias. Para abordar esta problemática, será esencial que adopten un enfoque basado en la sostenibilidad y la accesibilidad económica, diseñando soluciones innovadoras que permitan mejorar la calidad de vida sin comprometer el equilibrio ambiental ni los recursos disponibles.
El arquitecto del futuro no solo deberá ser un diseñador de espacios, sino también un agente de cambio social, capaz de integrar materiales locales, técnicas constructivas eficientes y estrategias de bajo costo para garantizar viviendas dignas y resilientes.
Arquitecto www.arquitectosem.com
En 2040, la arquitectura seguirá siendo un oficio dinámico, con un diálogo constante entre innovación y humanidad. Imaginen ciudades donde los edificios respiran con el planeta - fachadas que filtran el aire, estructuras que se adaptan al clima y barrios que funcionan como ecosistemas completos. La verdadera revolución no estará en lo que la tecnología pueda hacer, sino en cómo responda a lo que las comunidades realmente necesitan.
La tecnología aplicada con propósito, con herramientas como la inteligencia artificial o la realidad aumentada nos permiten visualizar proyectos antes de construirlos, pero el verdadero desafío será mantener esa pregunta esencial: ¿cómo se siente alguien al habitar ese espacio? La digitalización no debe llevarnos a espacios estandarizados, sino a entornos que celebren la diversidad de formas de vivir. Los arquitectos del mañana ya no serán solo diseñadores, sino facilitadores que traduzcan entre lenguajes técnicos y necesidades humanas - algunos especializados en bienestar mental a través del espacio, otros en revitalizar lo existente con un enfoque circular, o en tejer técnicas ancestrales con métodos digitales de vanguardia.
Al final, el gran aprendizaje de esta era digital será recordar que por más sofisticadas que sean nuestras herramientas, la arquitectura sigue siendo en esencia el arte de crear refugios para la vida. Los espacios más valiosos del futuro no serán los más inteligentes o disruptivos, sino aquellos donde la tecnología resulte invisible y lo humano permanezca imborrable.
En 2040, seguiremos midiendo nuestro éxito por la misma vara milenaria: la capacidad de hacer que alguien, en algún lugar, sienta que pertenece.
¿Está en peligro la figura del arquitecto? Nada más lejos de la realidad. En un mundo marcado por la prisa, la estandarización y la rentabilidad inmediata, nuestra labor sigue siendo imprescindible, siempre que mantengamos una mirada crítica, sensible y comprometida con las personas y los lugares que habitamos y transformamos.
La irrupción de la inteligencia artificial y la automatización no supone el fin de nuestra profesión, sino una oportunidad para redefinirla. Estas herramientas, lejos de sustituirnos, nos permiten liberar tiempo y esfuerzo para centrarnos en lo que de verdad importa: imaginar, proyectar y construir espacios con sentido. Pero no garantizan nada por sí solas; es la mirada humana la que les da propósito.
Lejos de desaparecer, el arquitecto reforzará su papel como creador y como director de procesos cada vez más complejos. Coordinar equipos, integrar nuevas tecnologías y, sobre todo, mantener vivo el valor social de la arquitectura serán tareas clave. Porque, por muchas inteligencias artificiales que intervengan en nuestros proyectos, seguirá siendo imprescindible quien interprete, decida y dé sentido a cada espacio. Al final, la arquitectura seguirá necesitando lo que ninguna máquina puede replicar: la mirada humana.
Arquitecto linkedin.com/in/ismael-mar%C3%ADn-soler-4a0689202
Personalmente, es algo que preferiría ni saber ni que me contasen. Pero puestos a divagar, apuesto porque en el fondo, «el constante cambio» nos seguirá manteniendo pendientes del ESPACIO y el TIEMPO como hasta ahora, y creo que, a modo del John Difool de Moebius, acabaremos rompiendo el bucle de la cinta para, ubicuos, siguiendo el caso citado, multiplicarnos en cuatro individuos distintos y, por la misma razón, idénticos, mutables y voluntariamente contradictorios y distópicos, pudiendo debatirnos entre el propio Difool, una versión mejorada de un Nexus 9 (Blade Runner 2049, Denis Villeneuve), las idas y venidas temporales del protagonista de 2046 de Wong Kar Wai..., pero siempre con la sensación de seguir siendo otro Stalker en la película de Tarkowsky.
MU_arch mu.arquitecturas@gmail.com
www.linkedin.com/in/juanf-guevara-6ab374262
La arquitectura está evolucionando rápidamente, combinando creatividad, tecnología y sostenibilidad para dar forma a espacios más eficientes y adaptables. En un futuro cercano, los arquitectos no solo diseñarán edificios, sino que crearán entornos inteligentes que respondan a las necesidades humanas y ambientales.
Gracias a la inteligencia artificial, las estructuras serán adaptativas, ajustando su ventilación, iluminación y distribución en tiempo real. La automatización revolucionará la construcción con drones, robots e impresión 3D, reduciendo costos y desperdicio de materiales.
Los materiales inteligentes, capaces de autorepararse y optimizar su rendimiento, harán los edificios más duraderos y sostenibles. Además, los entornos interconectados combinarán realidad aumentada e inteligencia artificial para mejorar la gestión urbana, facilitando desde la movilidad hasta el consumo energético eficiente.
Sin embargo, más allá de la tecnología, la arquitectura del futuro mantendrá su enfoque en el bienestar humano, creando espacios que fomenten la conexión social y la calidad de vida.
El futuro de la arquitectura está en marcha. ¿Estamos listos para habitarlo?
PM2 ARQUITECTURA www.pm2-arquitectura.com
Si hay un hilo que conecta todos estos textos, es este: el arquitecto del futuro no desaparecerá, pero tendrá que transformarse. Dominar nuevas herramientas ya no será opcional, pero tampoco suficiente. La clave estará en saber integrarlas con sensibilidad, criterio y responsabilidad. No diseñaremos solo edificios: diseñaremos decisiones que afectarán a personas, comunidades y entornos cambiantes.
También se adivina un cambio profundo en la relación con los clientes. Será más participativa, más visual, más exigente. Nos tocará escuchar mejor, explicar mejor y acompañar mejor. No bastará con entregar planos impecables: habrá que crear experiencias habitables, adaptables y llenas de sentido. Ahí es donde el arquitecto recuperará su verdadero valor.
Por eso es tan valioso que entidades como ENAE Business School impulsen programas formativos específicos como Generación Digital PYMES con una edición exclusiva para arquitectos, que ofrecen a los profesionales del sector la oportunidad de prepararse para este nuevo escenario con acompañamiento, visión estratégica y formación práctica. Porque al final, lo que estos nueve textos nos recuerdan es que la arquitectura —en 2040 o en cualquier época— no trata solo de construir, sino de imaginar cómo queremos vivir. Y ese gesto, el de imaginar con otros, sigue siendo profundamente humano. El futuro será desafiante, sí. Pero también apasionante. Y, sin duda, vale la pena diseñarlo.
Si tienes interés en realizar el Programa Generación Digital Pymes (GDP), totalmente subvencionado, puedes hacerlo si tu empresa tiene CIF o domicilio social en Murcia y tiene una plantilla de 1 a 249 trabajadores.
El Programa Generación Digital Pymes, está financiado por la Unión Europea, fondos 'Next Generation EU' y el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia; y apoyado por el Ministerio de Transformación Digital a través de la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial (SEDIA) y EOI.
Más información: https://www.enae.es/gdp
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