La subida de tipos de interés frena la compra de tierras en la Región
Las transacciones en el campo murciano caen un 12% tras doce meses de encarecimiento de los préstamos
La dificultad de afrontar préstamos pone las cosas difíciles a los profesionales del campo que desean ampliar sus cultivos. Desde que comenzó la subida de intereses, al inicio del verano del año pasado, la compraventa de tierras se ha contraído un 12%. En concreto, entre julio de 2022 y junio del presente ejercicio, se adquirieron 5.448 parcelas, frente a las 6.185 del periodo anterior, según los registros del Instituto Nacional de Estadística (INE).
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La ralentización del mercado es tal que, en el primer semestre de este año, las donaciones y herencias de fincas (2.872) se equipararon a las compras (2.873). Se pone así fin a una tendencia alcista –salvo la pausa de 2020– que duraba una década y que alcanzó su cénit en 2021, con 6.683 parcelas vendidas, si bien el récord está en las 8.184 de 2007, cuando empresarios de la construcción pugnaban por dedicar sus beneficios a la plantación de cítricos y olivos.
TRES REFERENCIAS
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7.048 parcelas murcianas cambiaron de manos durante el primer semestre del presente año Un total de 2.873 lo hicieron mediante operaciones de compraventa; otras 2.321, por herencias; 1.292, por embargos; 551, por donaciones entre familiares (merced a la exención fiscal); y tan solo 11 por permutas entre agricultores profesionales.
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13.605 fincas pasaron por los registros de propiedad durante 2022 En este caso, 5.619 fueron compradas; 4.195, heredadas; 2.639, embargadas; 1.124, donadas, y 28, intercambiadas.
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16.450 tierras transferidas supusieron el esplendor inversor sobre el campo murciano Fue en 2007. En este caso, las adquisiciones ascendieron a 8.184 parcelas; los testamentos proporcionaron 3.823 a sucesores de agricultores; los embargos fueron 3.173 (ya empezaba la crisis hipotecaria); las donaciones, 1.092, y las permutas, 178.
La rigidez con los créditos coincide con un momento en el que el regadío murciano es el más cotizado de la Península. En la presente campaña, el precio medio está en 40.758 euros por hectárea para tierras de laboreo (la media nacional se sitúa en 36.175), según datos de la Consejería de Agricultura. Tal cifra se dispara a 74.500 euros en limoneros; a 68.500, en naranjos y mandarinos, y a 66.499 en parrales. En el caso de melocotoneros, nectarinos y albaricoqueros, se queda en 30.295 euros.
Las compras de este año se centran en las huertas de la Vega Media y parcelas del Valle del Guadalentín. Para agricultores profesionales hay poca oferta en el Campo de Cartagena y Vega Alta, donde las grandes compañías agrarias acaparan las compras.
Noroeste y Altiplano cuentan con menos demanda por los impactos de la sequía. Allí, el secano se cotiza a una media de solo 8.448 euros por hectárea. De hecho, el viñedo se ha depreciado hasta los 5.763 euros (el promedio nacional está en 22.000).
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EL campo murciano no es ajeno a la entrada de fondos de capital riesgo –canalizados a través de participaciones de control sobre antiguas empresas familiares–, especialmente atraídos por producciones como las de hortalizas, almendra, aceite y uva de mesa, que ofrecen buenas rentabilidades gracias a sistemas intensivos de producción.
Otra fórmula –habitual en gestoras de fondos de pensiones y aseguradoras– es la compra de tierras para arrendarlas por un periodo de entre 20 y 25 años. La rentabilidad media de esta fórmula se mueve entre el 5% y 6%, con picos de hasta el 15%, indica la consultora CBRE. La tasadora Tinsa detalla que, por orden de rentabilidad, los mejores cultivos son los de hortalizas, con un 11%; seguidos por invernaderos, con un 10%, más cítricos y frutales, con un 7%. Los que ofrecen rendimientos dentro de los promedios habituales son viñedos (6%) y cereales (5%).
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Ante estos datos, el Ministerio de Hacienda tiene sobre la mesa una propuesta, planteada por Amanext, para que las socimis puedan también adquirir tierras de cultivo. Los inversores ven los activos agrarios como escudo frente a la inflación. Consideran que la escalada en los precios de los alimentos elevará el valor de las fincas de regadío a medio plazo.
Otro estímulo reside en las ayudas de la Política Agraria Común (PAC). «Son una pieza clave del juego y no se pueden pasar por alto», indica CBRE.
Al mismo tiempo, la compra de tierras es esencial para el relevo generacional en el sector. Según el último censo agrario, solo el 4% de los agricultores profesionales tienen menos de 34 años y un 15% está por debajo de los 45, mientras que un 41% ya está ante el umbral de la jubilación.
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Apoyo público
Los avales de la Sociedad Estatal de Caución Agraria (Saeca), participada por la Sociedad de Participaciones Estatales y el FEGA, constituyen el principal acceso a la financiación para agricultores, ya que consiguen las garantías necesarias para obtener créditos que de otra forma serían inaccesibles.
Entre las ventajas de los avales de Saeca destaca el hecho de que no es necesario hipotecar bienes. Las entidades bancarias, por su parte, evitan dotarse de provisiones y se aseguran el retorno de la inversión con la rentabilidad prevista. Ello les permite flexibilizar plazos. Sin embargo, el encarecimiento del dinero ya está lastrando este tipo de apoyo a los profesionales del campo.
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