De tal palo, tal profesión

La profesión es una de las áreas de la vida de una persona a la que se le da más importancia. Junto con el hogar, el centro de trabajo es donde se pasan más horas del día, por lo que es necesario que la labor diaria que se realiza en este sitio apasione al que lo lleva a cabo. Este amor por su profesión es lo que muchas mujeres han sabido transmitir a sus hijas, una segunda generación que ha cogido ese legado hasta hacerlo suyo y lo ha convertido también en parte de su vida.

La pasión por la cocina es, precisamente, lo que Ana Isabel Sánchez transmitió a su hija Estrella Carrillo. Esta mujer, que fundó junto a su marido el restaurante Santa Ana, es hoy una madre «muy orgullosa» que ve que su hija ha conseguido llevar el negocio que levantó a lo más alto. El amor de Estrella Carrillo por los fogones lo lleva en la sangre desde que era muy pequeña, cuando «ya era un poco cocinillas y mi madre me dejaba encargada de terminar las recetas». Esta pasión infantil la ha acabado convirtiendo en una de las chefs más reconocidas de la Región que dirige con maestría un equipo de profesionales del que también está aprendiendo el futuro de Santa Ana: Estrella y Paloma Sánchez Carrillo.

Las dos jóvenes, de 25 y 19 años respectivamente, están ahora mismo en un proceso de aprendizaje que las llevará por todas las áreas del negocio, con el fin de que en un futuro sean ellas las encargadas de gestionarlo. Cuando esta transición ocurra, Estrella Carrillo solo tendrá una petición: que continúen «con la misma honestidad con la que siempre lo hemos llevado, creando días mágicos en las vidas de las personas que pasan por Santa Ana».

El amor por enseñar

Asunción Perea lleva ya 33 años impartiendo religión en las aulas. Esta profesora, que trabaja en el CEIP Santísima Cruz de Abanilla, no ha perdido un ápice de la ilusión por enseñar con la que comenzó. «Soy muy feliz en mi trabajo y es muy motivador ver a los alumnos crecer tanto física como intelectualmente», subraya.

Esa pasión con la que afronta cada curso es la que ha transmitido a su hija Celia Riquelme Perea, quien se graduó en Magisterio Infantil el año pasado. La joven compagina ahora el estudio de las oposiciones para maestra con la realización del Grado en Educación Primaria, del que está haciendo prácticas en el mismo centro que su madre. Estar tan cerca de Asunción permite a Celia ver «la dulzura y la empatía que tiene y cómo sabe afrontar los problemas. Convierte en nada las dificultades», recalca, unas cualidades que Celia, cuando consiga su ansiada plaza, llevará a unas aulas en las que también quiere inculcar en los pequeños «valores como el respeto, el compañerismo y la igualdad». En todos los pasos dados, Celia siempre ha tenido el apoyo constante de su madre, quien no deja de recordarle que «lo más importante es la vocación, el amor por los niños. Y estoy tranquila porque ella siempre ha tenido».

Diseños únicos

Paula del Vas es sinónimo de estilo. La diseñadora elabora prendas de señora y vestidos de novia exclusivos en los que predomina una línea clásica renovada a través de la que intenta siempre potenciar lo mejor de cada mujer. En el proceso que va desde los primeros bocetos hasta el resultado final, Paula cuenta con el apoyo de los profesionales que conforman su marca y que «son los mismos desde que creé el taller», enfatiza. Todos ellos la han acompañado hasta un momento vital en el que su marca es un referente que no necesita estar en las grandes capitales para triunfar. «Cuando iba a hacer los desfiles en Cibeles todo el mundo me decía que por qué no me trasladé a Madrid o a Barcelona, que hubiese tenido más éxito. Yo siempre he dicho que el éxito lo tengo en Murcia», remarca.

Precisamente, este éxito en el mundo de la moda lo ha heredado su hija, Paula Cánovas del Vas, quien vivió toda su infancia entre telas, diseños y patrones. La joven estudió la carrera de Diseño de Moda y un máster en la prestigiosa escuela Central Saint Martins y ha trabajado para marcas muy reconocidas del sector. En la actualidad, sus colecciones, elaboradas en España, pivotan sobre dos pilares: la creatividad y la sostenibilidad. Pese a trabajar en áreas muy diferentes del ámbito de la moda, hay una cosa que ambas comparten y que Paula Cánovas destaca de su madre: «el rigor en todo lo que hace y la forma en la que trata a la gente que trabaja para ella».

Sabiduría que cura

Eloísa Corbalán ha vivido el día a día de una farmacia desde pequeña. Su padre farmacéutico la incentivó para que siguiese sus pasos y se dedicase a una profesión que, al final, ha ocupado gran parte de su vida. «Al principio solo iba a hacer análisis clínicos, pero por una serie de circunstancias entré en la oficina de farmacia y empecé a entregarme a la profesión y a verla desde otra perspectiva», recuerda. De aquellos años, que empezaron estudiando y terminaron cuando traspasó su farmacia, rememora con especial cariño el trato directo con las personas, a las que aconsejaba sobre síntomas menores y veía evolucionar favorablemente, lo que era «una de mis mayores satisfacciones».

Proteger la salud de las personas es hoy también la labor de su hija Alicia Imbernón, licenciada en Ciencias Ambientales primero y en Farmacia después, que trabaja en Advanced Accelerator Applications, una entidad que elabora radiofármacos para la detección del cáncer y donde desempeña funciones como directora técnica suplente y en el área de Garantía y Calidad.

Ambas, una desde el ámbito de la farmacia y otra desde el laboratorio, reivindican el valor de la profesión, clave para la sociedad, y lamentan que este trabajo «no esté reconocido del todo en el sistema de salud pública», indica Eloísa Corbalán, una afirmación que subraya Alicia Imbernón, quien añade: «Le damos mucho valor al médico, pero el farmacéutico hace también una labor muy importante y no solo en la farmacia, sino también en otros muchos ámbitos».

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