El 5G duplica el número de empresas murcianas dotadas con el 'internet de las cosas'

El IoT se ha convertido en prioridad para fábricas, talleres, invernaderos y almacenes. El 31,9% de las 4.980 firmas de la Región con más de 10 trabajadores ya lo tienen implantado, informa el INE. El año pasado era el 16,2% de un total de 4.815 empresas.

Tal estirón no habría sido posible sin la rápida expansión de las redes de 5G. A finales de la pasada década, las «autopistas de la información» –término popularizado por Al Gore durante los noventa– estaban presentes en hogares, oficinas y laboratorios. Pero hasta hace un par de años, los sistemas wifi de las fábricas tenían problemas a la hora de coordinar docenas de máquinas entre sí bajo chorros de datos de la intranet e, incluso, desde servidores repartidos por la Región, por el país o por el resto del mundo. La alternativa de la fibra óptica limita la flexibilidad a la hora de distribuir los equipos industriales.

La nueva tecnología de telecomunicaciones supone el salto directo a la llamada 'Industria 4.0'. Un ancho de banda 4G oscila entre 100 y 200 megabits/seg (entre 300 y 1.200 con 4G LTE), mientras que el 5G puede proporcionar entre 1.000 y 10.000 megabits/seg, con picos de hasta 20.000. Para hacerse una idea, descargarse una película de alta definición solo es cuestión de segundos.

Una red 4G puede gestionar unos diez mil dispositivos por kilómetro cuadrado; una 5G puede hacer lo mismo con un millón en el mismo área. Sus antenas no son como las habituales –voluminosas y situadas en las azoteas–, sino más bien repetidores situados cerca del suelo, en cualquier punto susceptible de tener alta demanda de datos, sean tiendas, factorías u hospitales. Esa cercanía con respecto a los dispositivos garantiza una latencia de 1 o 2 milisegundos (parpadear lleva 300) y todo el ancho de banda disponible en cada punto de las instalaciones. Las máquinas pueden así recibir instrucciones de manera instantánea y 100% fiable.

Antes de la pandemia se pronosticaba que la cobertura del 5G sobre el territorio regional estaría completada a finales de 2022. Pero los plazos se aceleraron bajo las circunstancias impuestas por el coronavirus. Los confinamientos dieron prioridad al teletrabajo, a las videollamadas, a la enseñanza a distancia y a la digitalización de procesos de producción. Al mismo tiempo, las grandes operadoras veían caer sus ingresos debido a que cada vez más clientes se pasaban a planes de bajo coste. Ofrecer 5G pasó a ser prioridad.

Telefónica hizo de ariete en la Región durante la segunda mitad del pasado ejercicio, aprovechando un sistema compatible con la red existente. Para el pasado verano ya tenía una cobertura del 86% de la población: 1.262.859 personas (23 municipios). Vodafone y Orange siguieron sus pasos. La industria murciana respondió a su vez con la inversión de 171 millones en maquinaria automatizada durante el año pasado, la cantidad más alta desde 2014.

La media murciana en cuanto a presencia del IoT se encuentra por encima de la del conjunto del país, que es del 27,7%. Solo es superada por Baleares, con el 33,8%. Les siguen Canarias, (30,3%), Andalucía, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Extremadura y País Vasco (28% todas ellas). Madrid está dentro de la media nacional (27,2%) y Cataluña se queda en el 25,8%.

El IoT es paso previo para aplicar la inteligencia artificial en la actividad empresarial. Así lo han entendido los diferentes sectores de la Región. No hay grandes diferencias en cuanto a implantación entre ellos, según el INE: el 31,7% en la industria; el 30,2% en la construcción y el 32,6% en comercio y servicios.

Los datos del INE no incluyen a la agricultura, en cuyos invernaderos está generalizado el 'internet de las cosas' para monitorizar el desarrollo de plantas bajo todo tipo de sensores, sean para luz, temperatura, humedad, parásitos, niveles de CO2, fertirrigación, etc.

¿Cuál es la modalidad de IoT más empleada en Murcia? Destacan los dispositivos de acceso, control logístico, rastreo de mercancías en tránsito y supervisión de instalaciones fabriles, seguidos por medidores inteligentes de consumo de energía, etiquetas RFID en productos y sensores para controlar automatismos y robots.