Cuatro décadas esperando el futuro
La Región ha progresado una barbaridad, pero seguimos a la cola en renta por habitante y en índice de lectura, y qué decir de la falta de agua y el Mar Menor
Cuarenta años es tiempo más que suficiente para labrarte un futuro. En un ser humano, a esa edad el camino ya suele estar marcado y te llevará más o menos lejos, en función de los cimientos que cada uno haya echado. En un pueblo, una comunidad, una región, cuatro décadas son casi como unas vacaciones, cuando empiezas a ser consciente de ellas, ya se están acabando. Esa es la edad que cumple este 9 de junio la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, un tiempo en el que ha progresado una barbaridad en lo económico, nada menos que por siete ha multiplicado su Producto Interior Bruto, pero que ha resultado a todas luces insuficiente para corregir viejas carencias, mejorar posiciones en la liga autonómica y, lo que era más importante, poner las bases de un proyecto de futuro que transforme la Región en esa tierra innovadora, opulenta y justa que todos deseamos.
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Desde luego, mucho ha cambiado la Región de Murcia desde que hace 40 años se aprobara su acta fundacional, en calidad de vida, en la oferta educativa, en la asistencia sanitaria... Ahora, por ejemplo, hay trabajando más del doble de murcianos que entonces y los coches matriculados se han multiplicado por diez. Sin embargo, también hay rasgos negativos que persisten y demuestran lo mucho que cuesta alcanzar el progreso. En el año 2020, la Región que pudo ser Frutalense ocupaba la penúltima posición de las 17 comunidades autónomas en renta por habitante y figuraba también en el pelotón de cola en índice de lectura, por citar solo dos indicadores.
Algunos problemas que ya lastraban el desarrollo regional en 1982, siguen hoy en día sin resolverse, como la escasez de agua y el déficit de infraestructuras. Algunos incluso se han agravado, como el estado del Mar Menor. Y también ha habido una evidente degradación en la escena política, la cual nos brinda con frecuencia ejemplos de un enconamiento entre los partidos que, si hubiera estado presente hace cuarenta años, ahora no habría Región de Murcia ni escaños para tantos diputados exacerbados.
Juan Ramón Calero, uno de los padres del Estatuto de Autonomía, rememora en otra página de este suplemento que «Murcia vivía cómoda con el centralismo». Eso tampoco ha cambiado mucho, de modo que en cada encuesta que el CIS realiza sobre el tema, la Región aparece como la comunidad más españolista y con menor sentimiento autonomista.
Pero hay un factor clave que juega a favor del futuro regional y que supone un alimento constante de esperanza: su vigor demográfico. En el primer semestre de 2021 fue la comunidad donde más creció su población (un 0,20%), sobre todo gracias al saldo migratorio, tanto exterior como interior. En dicho periodo, unas 3.000 personas decidieron instalarse en la Región en busca de su propio camino personal y profesional.
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