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El UCAM roza la heroica ante el Real Madrid y se despide de la Copa
Los murcianos cayeron con altos honores ante el favorito, al que remontó 15 puntos de desventaja para colocarse a solo uno en el último cuarto
Lágrimas en los ojos, pero con la cabeza alta. El UCAM no completó la que habría sido una gigantesca sorpresa en estos cuartos de final ... de Copa ante un Real Madrid al que ganó hace un mes en la Liga Endesa, pues no solo estuvo cerca de eliminar a las primeras de cambio al gran favorito, sino que remó y remó hasta reponerse de 15 puntos adversos de desventaja, alcanzados por el equipo blanco en el tercer cuarto, cuando la entrega defensiva y la fe murcianas llegaron a convertir el partido en un tú a tú, sin estar nunca por delante, para llegar a un final abierto en el que Facundo Campazzo, gris en el comienzo, fue el más doloroso verdugo al halo de esperanza universitario, que estuvo a solo un punto en el último periodo (71-70, minuto 36) y a dos a menos de un minuto para la conclusión (78-76, 46 segundos).
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Pero, para llegar con vida al final de un partido en el que el UCAM se ganó el respeto de la Liga Endesa en su mayor escaparate, en la que es su segunda presencia en la Copa en los últimos tres años, no solo hubo corazón. Indispensable para alcanzar el objetivo, pero ni mucho menos lo único ni nada que, en un momento de orgullo, deba obviar en la resaca a este 'casi' el planteamiento táctico de un 'staff' que tiene a Sito Alonso en su momento más dulce.
El UCAM tuvo dos máximas diferencias adversas de 15 puntos, pero todo momento de debilidad fue reconducido con una extrema entrega
Y es que el Madrid sudó y sufrió para poner ganar a un UCAM que no se guardó ni un solo gramo de energía, si bien en el comienzo de partido parecía pagar la factura de un orgullo madridista sediento de revancha después del último precedente, pues los de Mateo comenzaron altamente inspirados hasta que los murcianos destapan el marcador con un 3+1 de Dustin Sleva, cuyo valor de mercado a buen seguro ha crecido después de este partido (9-4, minuto 3).
Todorovic no tiene miedo
Superado el fulgurante inicio blanco, el UCAM fue entrando en el partido con su jugador más piramidal, un Marko Todorovic que no solo atraviesa un momento de excelente baloncesto, también era estratégicamente clave para contener a Tavares. Si había un pívot en el UCAM con quien el caboverdiano podía sufrir era con él, pues abre la cancha en ataque, tiene facilidad para sacar faltas y, en defensa, tiene los centímetros y las neuronas con que aguantar dentro de la zona.
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Siete puntos casi seguidos suyos empataron el partido (13-13, minuto 6), pero, una vez se sentó a descansar, el UCAM echó mucho en falta su ausencia, aguantando la que se le venía encima cuando no podía seguir el ritmo anotador del Madrid (25-17, final del primer cuarto), que en el segundo cuarto voló hasta los quince puntos de ventaja con un triple de Llull después de unos minutos sin piedad de un Hezonja que veía el aro como una piscina (42-27, minuto 18).
Campazzo, ex del UCAM, fue el verdugo murciano con 9 puntos en los últimos tres minutos y acciones puntuales muy decisivas
El croata atacaba el aro sin paños calientes, pero el problema del UCAM, más que en su defensa, estaba en el ataque. A Caupain costaba mucho iniciar la elaboración, muy encimado en la subida de balón, Kurucs cometía su tercera falta cuando mejor se encontraba y rotaciones como la de Jelínek se pagaban muy caro. Las dudas crecían y, por momentos, nadie parecía atreverse a tirar. Todorovic y Ennis regresaron y los diez tantos de diferencia al descanso se daban por buenos después de un segundo cuarto tan deslavazado (44-34).
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Una fe inquebrantable
El tercer cuarto empezaba con las peores noticias posibles. Kurucs cometía su cuarta falta personal en la primera defensa, sin evitar la canasta de un Deck muy dado al contacto en ataque, que después sacaba otros dos tiros libres y la diferencia volvía a su máxima (49-34, minuto 31). Un mazazo moral para que el emergió Ennis, muy gris en la primera parte, pero siempre con el don de la oportunidad a tiempo. Un triple suyo y otro de Caupain quitaban la barrera psicológica de los diez puntos, pero cualquier error siempre se pagaba muy caro, y de nuevo el marcador ponía una diferencia muy amplia (53-40, minuto 24).
Real Madrid
Campazzo (16), Musa (6), Deck (15), Yabusele (5) y Tavares (6) -quinteto titular- Causeur (0), Fernández (0), Abalde (0), Hezonja (14), Rodríguez (2), Poirier (7) y Llull (13).
84
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79
UCAM Murcia
Sant-Roos (8), A. Kurucs (0), Ennis (17), Sleva (11) y Todorovic (14) -quinteto titular- R. Kurucs (6), Caupain (9), Radovic (6), Falk (0), Flores (0), Diagne (8) y Jelínek (0).
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Parciales 25-17, 19-17 (44-34), 19-22 (63-56) y 21-23 (84-79).
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Árbitros Emilio Pérez Pizarro, Benjamín Jiménez y Alfonso Olivares.
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Incidencias Palacio de Deportes José María Martín Carpena de Málaga, 9.736 espectadores. Cuartos de final de la Copa del Rey.
«Aquellos que allí se parecen no son gigante, sino molinos de viento», le decía Sancho a Don Quijote, siempre con la razón de su lado. En Europa no hay gigante más intimidante que el de Tavares, pero, de nuevo, Todorovic le ganó la partida. El montenegrino ahora dejó el traje de luces en ataque de la primera parte y optó por el mono de trabajo en la segunda para fajarse en defensa. Con la ayuda de los jugadores exteriores negando y luego tentando al pase al pívot, Todorovic desarticuló a Tavares con anticipaciones y manos rápidas. Detectada la dificultad, todo el UCAM acudiría a su ayuda. Todos, menos Ennis, el más rápido. Tres mates suyos en contraataque fueron el punto de exclamación a un tremendo parcial de 2-13 a favor de los murcianos, que superaban físicamente a todo un Real Madrid que pedía hasta dos tiempos muertos casi seguidos, pues uno no había bastado (56-53, minuto 27).
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El Carpena, con mayoría murciana en la grada, se había entregado totalmente al modesto UCAM. Los de Sito habían rechazado ese guion tan habitual de pequeña pelea del pequeño al grande en esta cita hasta que este se escapa. El Madrid se escapó, pero el UCAM no se guardó nada. Llegaba vivo al final (63-56, final del tercer cuarto).
Siempre con opciones
Cuarenta minutos en un partido a todo o nada contra el campeón de Europa pueden ser muy largos. Y es que, después de verse a un suspiro de cazar al Madrid, el UCAM de nuevo volvería a verse a dos dígitos de distancia con el triple con que Sergio Llull se convertían en el máximo triplista de la Copa (66-56). En el lado murciano era el turno de las rotaciones, pero esta vez sí funcionaron, especialmente un Diagne brillante en la defensa del bloqueo directo y sacando de sus casillas a Poirier, y un Radovic que con una bombita lo volvía a dejar en tres puntos solo (69-66, minuto 35).
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Sant-Roos, que le ganaba el duelo de directores a Sergio Rodríguez, parecía llegar a tiempo a un partido en el que había estado muy desaparecido, y primero un aro pasado que desató una unánime onomatopeya de admiración, y luego dos tiros libres suyos, lo acercaban todo lo posible (71-70, minuto 36).
Campazzo decide
Pero, con Campazzo en pista, la cosa cambió. El argentino supo sacar su versión más egoísta cuando más falta hacía. Hasta su regreso solo llevaba una canasta en juego, pero anotaría nueve puntos en los últimos tres minutos de partido. El UCAM vivía ya más de orgullo que de otra cosa, pues tácticamente el argentino había puesto solución a la trampa defensiva del UCAM en el bloqueo, atacando los espacios con el bote, pero siempre había un resquicio
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Con 75-72 en el marcador y el Madrid en ligera zozobra, al UCAM le entró la prisa por empatar haciendo algunos tiros de bajo porcentaje. Ni uno ni otro elegía del todo bien, pero todo seguía en un puño con una bandeja de Ennis superando a Tavares a 46 segundos del final (78-76). Fue ahí cuando ocurrió la peor falla defensiva del UCAM, pues Campazzo se coló por el medio de un bloqueo sin que cerca de la canasta hubiera ninguna ayuda, y ya parecía cosa de un milagro (80-76, 29 segundos).
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El UCAM lo paró con tiempo muerto, pero una mano de Campazzo a Ennis en el primer pase de la jugada planteada anulaba la pizarra de Sito. Sant-Roos, a quien llegó el balón, quiso tomar la responsabilidad con un triple, pero su tiro no tocó aro y, ya sí, terminó la historia de la Cenicienta murciana.
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