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El pádel, un deporte que abraza al mundo: así ha crecido en la Región de Murcia

Sin restricciones por edad o condición física, se ha convertido en el juego más practicado tras el fútbol y las licencias, clubes y pistas se han triplicado

Lunes, 2 de junio 2025, 01:15

Existe un rincón, no muy grande pero tampoco demasiado pequeño, y casi siempre acristalado por los cuatro costados que se ha convertido en el lugar ... favorito de los amantes del deporte. De cualquiera que sea. Adentrarse en él significa no volver a salir. Te envuelve entre sus cuatro paredes, a la que buscas regresar lo más pronto posible. Hablamos de la pista de pádel, un deporte que abraza a todo el mundo, sin restricciones de edad o condición física, y que vive su época dorada en todo el planeta. La fiebre por este juego, parecido para muchos al tenis hasta que al practicarlo la realidad te golpea de revés, ha alcanzado una temperatura extrema. Hoy es, junto al fútbol, el deporte que reúne más adeptos. Y a partir de los 30, no encuentra rival: nada se practica tanto.

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La afición por coger la raqueta, atársela a la muñeca e intercambiar un peloteo, siempre en busca del punto y con las paredes como aliadas, se ha disparado en la Región de Murcia. Solo es necesario intentar reservar una pista, en torno a unos cinco euros por persona, para jugar con amigos. O basta con pasearse por las centenares de ellas que se reparten por toda la Comunidad. Siempre llenas, arrojando el constante sonido del golpeo de la pelota con la pala o del choque de la bola con el cristal.

Pero para los que son de números, estos traducen esa sensación en otra prueba más de la explosión de este deporte: en 2013, el número de jugadores federados en la Región era 900. Hoy roza los 2.300. Hace doce años solo había 28 clubes en toda la Comunidad, ahora se llega al centenar. Hace una década, vecinos de muchas zonas de la Región tenían que cruzar fronteras y visitar otras localidades para jugar un partido. En la actualidad, alrededor de 800 pistas se distribuyen por todo el territorio sin dejar huérfano ningún municipio. Así lo ponen de manifiesto los datos del Consejo Superior de Deportes y de la Federación de Pádel de la Región de Murcia (FPRM) consultados por LA VERDAD. Unas cifras que no dejan de crecer y que invitan a apostar por la Comunidad para exhibir el múscula de este deporte. «Si todo va bien, Cartagena será sede del campeonato de Europa en octubre y se disputará en el puerto de la ciudad», contó en exclusiva Roberto Lorente, presidente de la FPRM.

  

Unos lo ven como su deporte predilecto. Otros, como el entretenimiento perfecto con el que sudar y mantenerse activo. A veces es hasta la excusa perfecta para la cerveza de después. Pero siempre está presente. El pádel ha entrado en la sociedad sin hacer prisioneros. En sus pistas, de 20 metros de largo por 10 de ancho y que suelen estar acristaladas, aunque también se pueden encontrar de cemento si fueron de las pioneras, caben todos. Niños cuya pala parece más grande que ellos, o señores y señoras jubilados desde hace años que acuden a su cita cada semana para que el cuerpo no se oxide. Derecha va, revés viene. Saque al cristal y subida a la red. Da igual la edad, si 20 ó 70. El pádel se adapta a todos.

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También a aquellos con discapacidad. Como ocurre en el Club Padel Brothers de Murcia. «Tenemos a una persona invidente que entrena cada semana. Le botamos la bola y por el sonido sabe dónde está y la golpea. Cada vez que cae en el campo rival y da en el suelo y no en la pared se emociona y a nosotros se nos cae una lágrima», confiesa Antonio Gallego, 'Fenicio' para los amigos, dueño de la instalación. Hasta el apodo de este joven mazarronero que ha hecho de su afición su trabajo está relacionado con esta práctica. «En 2006 se celebró un Mundial de pádel en el centro deportivo de La Flota de Murcia, el único que entonces tenía pistas. En ese momento se produjo un primer 'boom'. Como internet no estaba tan extendido, usábamos foros para crear clubes de pádel para conocer gente y jugar. Tenías que crearte un 'nick', un apodo. Yo me puse Fenicio por Mazarrón. Pasamos de 20 personas a 700 en menos de dos meses», confiesa.

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Ahí se plantó la semilla que años después floreció en lo que hoy es una de las instalaciones de Murcia más importantes y que más aficionados atrae. Nació en 2011 de la mano de un grupo de amigos con media docena de pistas en Puente Tocinos. Ya van por once y tienen previsto crecer aún más para acoger la avalancha de aficionados. Coloreadas de azul y de césped artificial, están preparadas tanto para el entrenamiento de alto rendimiento, como para aquellos que se juntan con amigos y disfrutan de su incipiente talento, y para grupos con discapacidad que se inician y encuentran en este deporte otro rincón más para disfrutar y descubrirse a sí mismos.

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Varias personas disputan un partido de pádel en el Club Padel Brothers Murcia, la pasada semana. Javier Carrión / AGM

Pero si hablamos de talento, la Región de Murcia va sobrada en los dos lados de la red. Entre los 50 mejores padelistas de España hay cuatro deportistas de la Comunidad. Y otros dos más que han destacado en la nueva generación de talentos que está brotando en el sureste del país. El murciano Javi García (25 del mundo) y el cartagenero Víctor Ruiz (34) son los referentes masculinos que ponen el acento murciano en los mejores torneos del mundo. Patricia Llaguno (12) y Araceli Martínez (27) llevan varios años coleccionando victorias y finales a base de golpes para la galería, de esos imposibles de dejar de ver una y otra vez y que cualquiera se pregunta cómo son posibles.

De la cuna a la pista

A Patricia Llaguno (Cartagena, 40 años) le gusta que le llamen Paty, así es como se le conoce en el circuito internacional. Pero lo que adora de verdad es entrar en una pista de pádel. Lo lleva en la sangre. La pala, o la raqueta, lleva pegada a su mano desde que tiene uso de razón. Nació en La Manga y se crió entre pistas de tenis y pádel. Sus padres, donostiarras, construyeron un hogar en el pequeño paraíso marítimo del litoral de la Región. Y, además de una casa, levantaron una instalación gigantesca porque supieron leer el futuro. «Mi padre vio en el pádel un deporte que podía enganchar a la gente. Fue un adivino. Mis primeros recuerdos son a los dos lados de la red, con una raqueta de tenis o una pala de pádel. Parecía que mi camino ya estaba hecho, solo había que recorrerlo», confiesa.

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Varias personas disputan un partido de pádel en el Club Padel Brothers Murcia, la pasada semana. Javier Carrión / AGM

Desde niña apostó por el tenis, pero fue creciendo y comenzó a tomar decisiones, una de ellas la más importante de su vida. «Perdía más que ganaba con la raqueta. Así que la cambié por una pala. Creo que no me equivoqué». Hoy es la número 12 del mundo. No tomó una mala decisión. Ha jugado la final de un Mundial y varios Major [los torneros más importantes del circuito], el más especial junto al Coliseo de Roma. Disputa 25 torneos al año. Hace una década no eran más de 12. Se han multiplicado las competiciones. Antes se jugaban sobre todo en España. Ahora lo normal es cruzar el charco. Buenos Aires, Miami, Nueva York, Doha… las grandes metrópolis se llevan los torneos más importantes. Y las principales marcas no desaprovechan la oportunidad. Han encontrado en este deporte el mejor escaparate para mostrarse. El penúltimo empujón para crecer, también, económicamente.

Todos, jugadores profesionales, aficionados, dirigentes y entrenadores coinciden a la hora de explicar la esencia del juego, el por qué engancha a la gente para no soltarla jamás. «Es un deporte muy social, en el que siempre vas de la mano de tu pareja, sencillo de practicar y que no requiere de una condición física extraordinaria. Es difícil encontrar una forma de hacer deporte más divertida. El que lo prueba se lo pasa bien. Por eso regresa», reconoce David Ruiz, preparador de jugadores internacionales y director de la academia que lleva su nombre, ubicada en Puente Tocinos.

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Varias personas disputan un partido de pádel en el Club Padel Brothers Murcia, la pasada semana. Javier Carrión / AGM

El último empujón

Si los 2000 supusieron el primer 'boom' de este deporte en España, país con más número de pistas del mundo, con unas 17.000, la pandemia del coronavirus terminó de espolear el pádel no solo en la Región de Murcia y todo el territorio nacional, sino que disparó la afición por este juego en todo el mundo, sobre todo en el norte de Europa y América. Fue uno de los pocos deportes que se permitió realizar y de los primeros. No solo te permitía respirar tras salir de la celda en la que se convirtieron los hogares, también concedía la opción de mover el cuerpo, tan entumecido, y de socializar con aquellos a los que solo podías ver a través de una pantalla. En los últimos cinco años, el gusto por imitar con la pala a leyendas como Fernando Belasteguín, Paquito Navarro, Juan Martín Díaz o Alejandra Salazar ha rozado la locura.

A los que juegan, que son más numerosos que los que aún no lo han probado, les queda un último deseo: que se convierta en deporte olímpico. «El pádel lo tiene todo. Si no existiera, habría que inventarlo», sostienen con orgullo.

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