Acosta, el prodigio que creció entre redes y neumáticos
Hijo de un pescador de Puerto de Mazarrón, con 6 años descubrió la moto y se acostumbró a ganar carreras desde el primer día
Tenía 12 años y le dieron una moto nueva, completamente experimental, para medirse a los mejores de su categoría, la de Moto4, en el ... circuito de Montmeló (Barcelona). Se puso el semáforo en verde y el motor se caló. Se paró la moto y tuvieron que meterla en boxes para arrancarla. Pedro Acosta (Puerto de Mazarrón, 25 de mayo de 2004) tenía sangre en los ojos. «O hago podio o voy al hospital», soltó el niño. Salió y remontó. Del último al primero, metiéndole tres segundos y medio por vuelta a todos sus rivales. Ganó la carrera. Era el verano de 2016. «No olvides nunca lo que has visto hoy. Lo que ha hecho tu hijo solo pasa una vez en la vida. Estas cosas no suelen ocurrir», le dijo Julián Miralles a su padre, Pedro Acosta, un pescador de Puerto de Mazarrón que ese día en el circuito de Cataluña se «dio cuenta» de que su hijo podía hacer carrera en el complicadísimo mundo del motociclismo.
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Julián Miralles, expiloto valenciano, es el director de la Cuna de Campones, la mejor escuela de pilotos del planeta. Por sus manos pasaron Julián Simón, Nico Terol, Tito Rabat, Franco Morbidelli, Jorge Martín, Joan Mir y Albert Arenas, siete campeones del mundo. «No te está hablando uno que no sabe. Cuando alguien así te dice que tu hijo puede llegar, pues tienes que hacerle caso», cuenta Pedro Acosta padre. Y eso hizo. Volcarse en que a su Pedro Acosta hijo no le faltara de nada.
«Es un deporte caro el motociclismo. Cada fin de semana de competición fuera de casa son 2.000 euros. Y nosotros no somos ricos. Yo soy pescador y en mi barco [el 'Peretujo'] llevo conmigo a doce personas. Hay doce familias que dependen de que haya capturas y de que el mar nos respete. Hemos tenido ayuda de mucha gente, por supuesto. Pero no ha sido fácil que mi hijo llegara al Mundial. Hemos sacrificado muchas cosas», reconoce Acosta, de 46 años y casado con Mercedes, de 44. Pedro es el menor. Cumple 17 el mes que viene. La pareja tiene dos hijas mayores: María del Mar, de 29 años. Y Miriam, de 23.
«Hemos sacrificado muchas cosas y no ha sido fácil que mi hijo llegara al Mundial. No somos ricos», explica su padre
Cada mañana, a eso de las seis, zarpa el 'Peretujo' del muelle pesquero de Puerto de Mazarrón. El barco suele volver a mediodía, cargado de boquerones y sardinas. Hay días en los que la suerte acompaña y se captura mucha gamba roja. No fue el caso de ayer. «Ha hecho muy mala mar, con un Levante muy fuerte y muy poco pescado», se quejaba Acosta. Antes de las 13.00 horas ya estaba en su casa. Y el teléfono no dejaba de sonar.
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«Me está llamando mucha gente y hay un montón de números que no conozco. La verdad es que lo que hizo mi Pedro el domingo en Catar fue impresionante. Confiábamos en él y sabíamos que tiene condiciones para estar con los mejores, pero no te deja de sorprender que acabe segundo en su primera carrera en el Mundial», admite Acosta.
«Su gran virtud es que se adapta rápido a los circuitos», dice el padre
Es rápido, agresivo y tremendamente competitivo. Pero «su principal virtud es que se adapta rápido a todos los circuitos», destaca Pedro Acosta de su hijo. «Mi Pedro». Así se refiere al joven prodigio que el domingo impactó a todos con un debut en el Mundial de Moto3 que no está al alcance de muchos pilotos. «No le cuesta ir muy deprisa en trazados que no conoce. Y en los que conoce y le van bien, como por ejemplo el de Portimao, vuela», subraya.
Pone el ejemplo de lo que sucedió hace unos años en Mugello, uno de los templos del motocicismo. «Fuimos por primera vez y antes de la carrera solo tuvo 20 minutos de práctica y otros 20 de cronos. En la carrera, cuando nadie contaba con él, fue segundo», recuerda su padre del día en el que Acosta, siendo aún un niño, dejó a todos con la boca abierta en el circuito situado en Florencia, en pleno corazón de la Toscana italiana.
«Es intuitivo. Yo creo que le viene de genética. Yo soy pescador y nunca he querido ser piloto. Eso que quede claro. No es que yo haya querido que mi hijo lo fuera porque yo no pude. Mi pasatiempo del fin de semana era irme al circuito de Cartagena a rodar. A unos les gusta la caza, a otros el fútbol y a mí me gustaba la moto. Pero no en la calle. En circuito. Es la forma más segura de rodar. Y al niño lo apuntamos a taekwondo, pero no aguantó ni la primera clase. Eso de que otros le pegaran no lo llevaba bien. Un día, por casualidad, vino a verme con mi mujer al circuito de Cartagena y vieron muchos críos en la escuela de pilotaje. Hablamos con el responsable, que era Francisco Mármol, y el niño dijo que quería probar. Probó y le gustó», explica Pedro Acosta padre de los inicios de su hijo en el motociclismo. «Estaba a punto de cumplir 6 años y el primer día ya ganó», dice.
Quería más
Padre e hijo hablaron el domingo por la noche. «Él está sorprendentemente tranquilo, con ganas de que llegue ya el fin de semana para correr el segundo gran premio [también se va a disputar en el circuito catarí de Losail]. Yo sé que quería más y que siempre intenta ser primero. El propio Álex Crivillé se dio cuenta al verle la cara en el podio. Y lo dijo en televisión. No estaba completamente feliz con ese segundo puesto. Es un campeón y siempre quiere ganar. Pero yo le he dicho que ser segundo en el debut en el Mundial es fantástico», señala.
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Al mazarronero no le vale con ser segundo, pero no arriesgó más porque por delante iba Jaume Masiá, su compañero de equipo
En la última vuelta no arriesgó más de la cuenta y conservó esa segunda plaza, fundamentalmente porque por delante iba su compañero de equipo, el valenciano Jaume Masiá. Tiene 20 años, es su cuarta temporada en Moto3 y la principal apuesta del equipo Red Bull KTM Ajo para conquistar el título. No quiso Acosta poner en riesgo ese doblete del equipo en la primera carrera del año con una arriesgada maniobra de adelantamiento en una de las últimas curvas.
«Tuvimos una muy buena carrera. El equipo pudo calmarme y quitarme la presión. Comencé con calma y, una vez que logré contraatacar, concentré todos mis esfuerzos en mantenerme relajado. Cometí un pequeño error en la última curva, pero subir al podio en mi carrera de debut es algo fantástico. Me siento feliz y quiero continuar trabajando para seguir progresando», indicó el piloto mazarronero, de 16 años, al finalizar la carrera del pasado domingo en Losail.
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Una estancia «pesada»
Admitió también el joven Acosta que la estancia en Doha (Catar) está siendo «pesada» y que está deseando volver a casa. Lleva 20 días metido en un hotel y solo sale de allí para ir al circuito. Le acompañan su mánager Albert Varela (el de Jorge Lorenzo y Jorge Martín) y su entrenador de toda la vida, Francisco Mármol. Todo el equipo se mueve en 'modo burbuja' de trabajo y se desplazan al circuito de Losail en su propio autocar. Nada de coches de alquiler ni movimientos por su cuenta. Ni paseos ni visitas culturales ni ratos de ocio por Doha. Todos los miembros del paddock se han comprometido a moverse del circuito al hotel y viceversa. Y no se puede interactuar entre burbujas distintas. El lunes que viene volverá por fin a España. Y espera que sea con un sabor de boca tan dulce como el que le ha dejado la primera carrera, la de su debut en Moto3.
Se resigna Acosta a esa vida monacal, impuesta por la complicada situación sanitaria en todo el mundo. Y también se ha acostumbrado ya a pilotar sin público. «No es lo mismo correr así que hacerlo con público en las gradas. Te falta ese calor, pero al final te centras en pilotar y te concentras en hacer tu trabajo durante todo el fin de semana», explica Acosta júnior.
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El primer novato que hace el mejor tiempo el día de su debut en los entrenamientos oficiales
Pedro Acosta no solo hizo historia debutando con un segundo puesto en la carrera del domingo en Losail (Catar). También rompió todos los registros el viernes, en sus primeros entrenamientos oficiales en la categoría de Moto3. Fue el más rápido en los mismos, convirtiéndose así en el primer novato que logra el mejor tiempo en su primera crono en el Mundial.
Para hacernos una idea de lo conseguido por Acosta basta con repasar lo que hicieron grandes campeones en su primera presencia en un gran premio. Valentino Rossi, por ejemplo, arrancó con un 11º puesto en su primera crono en 125 cc. Marc Márquez, también en la desaparecida categoría de 125 cc, consiguió la 33ª plaza en sus primeros entrenamientos oficiales. Y Joan Mir, ya en Moto3, firmó una 30ª posición en su primer día.
El segundo puesto conseguido por Acosta el domingo es, además, la mejor clasificación obtenida jamás por un piloto murciano en el Mundial de motociclismo. Es el tercer podio, tras los del ceheginero José David de Gea y el lorquino Juanfran Guevara. Ellos fueron terceros. De Gea lo consiguió con una Yamaha en una prueba de 250 cc en el circuito holandés de Assen, en 2001. Y Guevara lo logró en Moto3, en Mugello. Fue en 2017, con una KTM.
Ninguno de los dos pudo completar una carrera plena en el Mundial. Guevara apuntaba muy alto y fue subcampeón de Europa, pero le faltaron ayudas y suerte en su salto a Moto3 y en diciembre de 2017 tiró la toalla. Lo de Acosta será distinto. Tiene ya el respaldo de un equipo campeón y ni siquiera ha cumplido los 16 años. «No se va quedar aquí. Su sueño es llegar a MotoGP y ser campeón del mundo en la máxima categoría», avanza su padre. Palabras mayores.
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