Doha, bienvenidos al 'incendio'
«La humedad te come», dice Carrillo, que prepara en Catar los 20 km marcha del Mundial con Miguel Ángel y Álvaro Martín
«El otro día me acerqué a la grada que han montado junto al circuito creyendo que era de quita y pon y me quedé de piedra: ¡era de mármol!». La anécdota la cuenta desde Doha el ciezano José Antonio Carrillo, entrenador de los marchadores Miguel Ángel López y Álvaro Martín, y es un ejemplo claro de lo que supone este Mundial de dilemas y contrastes, que se debate entre el brillo del dinero y el vapor del ambiente: entre la opulencia de la organización y el sofoco de los atletas, obligados a correr de noche, a la hora en que abren las discotecas, y faquirizados por una humedad que es una lapa y se ha convertido en su principal enemiga. Tras disputar los 50 km marcha, Jesús Ángel García Bragado dijo que llevaba preparados diez litros de agua «y bebí catorce».
Y es que en Catar los atletas temen más al bochorno que a la fatiga. «El otro día, en el entrenamiento nocturno, avituallé a los marchadores y me caían las gotas de sudor como puños estando parado; imagina ellos», dice Carrillo. «A los cinco minutos estás empapado, como si te hubieran echado un cubo de agua por encima», dice el murciano Miguel Ángel López. En estas condiciones, el que más y el que menos se ha buscado las mañas en su puesta a punto. No han llegado a lo que Checo Pérez, piloto de Fórmula 1, que entrenó en una sauna durante días para preparar el reciente GP de Singapur, pero sí han buscado recrear la atmósfera asfixiante de Doha lo mejor posible.
Sus pupilos
-
Miguel Ángel López Marchador de Llano de Brujas nacido en 1988, especializado en 20 km, quinto en los Juegos de Río 2012, campeón de Europa en Zúrich 2014 y del mundo en Pekín 2015.
-
Álvaro Martín Marchador de Badajoz nacido en 1994 que ha tomado el relevo de Miguel Ángel en los 20 km marcha, también bajo la tutela del ciezano José Antonio Carrillo, siendo campeón de Europa en Berlín 2018.
Meses aclimatándose
Carrillo y sus atletas llevan meses aclimatándose a las condiciones, a veces con más método y otras con más ingenio. Así, estuvieron en la base aérea de Torrejón, donde pueden recrear el ambiente catarí en unos cubículos especiales. «Al principio nos pusieron 40 grados y 40% de humedad, pero aquí la humedad llega al 90%, así que les pedí más y nos subieron a un 70% y, claro, todo cambió», explica el fundador del UCAM Athleo, quien también ha estado en Font Romeu (Pirineos) con sus corredores, donde pusieron estufas en las habitaciones. «La idea era simular un poco las condiciones de aquí. Por eso poníamos toallas mojadas con ventiladores tras ellas para notar el vapor en el ambiente».
«El otro día me acerqué a la grada del circuito creyendo que era de quita y pon y me quedé de piedra: ¡era de mármol!», dice Carrillo
Las pruebas de maratón y marcha disputadas hasta ahora han ofrecido imágenes que van entre el estupor y el esperpento, con atletas desfallecidos, abandonos por doquier, carreras de enfermeros y un tropel de atletas cabreados, que no entienden la elección de Doha como sede, lo que les obliga a correr de noche y a olvidarse de las grandes marcas: en estas condiciones se trata de terminar con decencia, no de batir récords. «Nos toman por idiotas», ha dicho el francés Yohann Diniz, campeón mundial de 50 km marcha en 2017, que no pasó del kilómetro 15 en Doha. Y en el maratón femenino se batió el récord de abandonos cuando 28 de las 68 participantes no acabaron la prueba. Pese a todo, a Carrillo le disgusta el rosario de mosqueos, «porque aquí sabíamos todos a lo que veníamos, así que o te adaptas o te quedas en tu casa, pero no tiene sentido venir para cabrearte», dice.
La prueba se disputará mañana a las 22.30 (hora española) con unos 30 grados y un 80-90% de humedad
En la concentración del año pasado en Doha, Carrillo y otros técnicos visitaron el estadio y ya intentaron persuadir a la organización de que les dejara correr parte de los 20 km en la modernísima instalación, otro mundo, con aparatos mastodónticos de aire acondicionado que permiten recrear una microatmósfera. «Llegaron a poner a 11 grados el ambiente de dentro con 50 fuera, es increíble el tinglado montado dentro», explica el ciezano. Sin embargo, al final la postal se impuso al confort, sacando las pruebas de marcha y maratón al paseo de La Corniche, paralelo al mar y con los edificios más modernos como telón de fondo, pero donde la humedad se multiplica y el calor se dobla.
La prueba se disputará este viernes a las 22.30, hora española, aunque no es descartable que se retrase, como ocurrió con la carrera femenina, si la organización observa que más tarde puede refrescar un poco. En todo caso, lo normal es que se dispute con unos 30 grados de temperatura y un 80-90% de humedad, el principal problema para los atletas. «Es muy alta y hay que controlar la sensación de agobio. Va a ser muy duro», explica Miguel Ángel López, campeón del mundo en 2015 con una marca de 1:19.14, previsiblemente lejos de la que hará este año, teniendo en cuenta las condiciones. «La humedad nos puede comer», añade su entrenador, que lleva un termómetro de alta precisión para mantener controlados los parámetros todo el tiempo y acomodar el avituallamiento en función de ellos durante la carrera. Además, Miguel Ángel y Álvaro Martín llevarán gorras con hielo para aliviar el sofocón.
Entre los ocho primeros
El objetivo de Miguel Ángel López es acabar entre los ocho primeros para llegar a los Juegos de Tokio del próximo año, «siempre sin descartar nada. Está muy bien, genial de peso, mejor que nunca, así que ya veremos», dice su entrenador, que prevé una carrera «lenta al principio, en la que todos irán guardándose por miedo a la humedad; aquí, si sales a por todas, te puedes quedar sin nada. Además, casi siempre los 20 kilómetros se resuelven en los últimos cinco, así que en esta ocasión con más razón», explica Carrillo, quien atiende la llamada de 'La Verdad' por la mañana en el hotel, «porque fuera no se puede estar a estas horas, con unos 40 grados».
Tras meses de concentración y aclimatación ha llegado la hora de la verdad. En la semana previa, el ciezano realiza siempre dos entrenamientos con sus pupilos en los que procura recrear la carrera, para dejar un poco más libres a sus atletas el último día «con el fin de que se relajen un poco» de cara a una prueba distinta. Mucho, tan diferente que será la primera nocturna para José Antonio Carrillo pese a sus muchos años 'en el banquillo'.