Andrea Revuelta, ganadora del premio Celia Barquín. LA VERDAD
Golf

El legado Barquín

Han pasado seis años sin ella, pero en la memoria colectiva su 'todo vale, todo cuenta' volvió a estar presente en el Open de España 2024

María Jesús Peñas

Domingo, 1 de diciembre 2024

El teléfono no dejaba de vibrar. Eran las 6 de la mañana y Mar Ruiz de la Torre, la presidenta del Comité Técnico Femenino Amateur (CTFA) de la Real Federación Española de Golf (RFEG) se despertó ante la insistencia del móvil. Estaba de viaje en Portugal. Los mensajes que se iban acumulando tenían que ver con una jugadora española. Y con un trágico episodio sucedido en los Estados Unidos. Era el 17 de septiembre de 2018 y un individuo había asesinado a la jugadora de golf cántabra Celia Barquín, la estudiante española de la Universidad de Iowa State (premiada como la Mejor Deportista de ese año) mientras entrenaba en los aledaños del campus. Un hecho estremecedor. Un episodio sin aparente sentido, que removió al mundo del golf a ambos lados del Atlántico.

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Seis años después de aquel cruel momento, Mar Ruiz de la Torre nos recuerda como si fuera ayer que «ese 2018 fue un año de 'shock'. Tanto que me sigo emocionando y el pelo se me eriza recordando algunos episodios vividos con Celia». Y confiesa que «en aquel doloroso momento no sabes cómo reaccionar ante lo sucedido». Era una circunstancia que resultaba irreal. Una pesadilla. Algo difícil de digerir. De entender. De asumir. De creer. Lo único bueno, que la marcada personalidad de Barquín y su talento había impregnado tanto y a tanta gente «que su ausencia nos dejaba mucho legado» -asegura Ruiz de la Torre-, quien fue muy consciente a medida que pasó el tiempo, «de que había que hacer algo al respecto. El golf español no podía olvidarse de ella». Aquel sinsentido tenía que tener un sentido.

De puntuable a un abierto español

La primera iniciativa que se lleva a cabo proviene de la Territorial asturiana a la que Celia Barquín (Cantabria, 1996 - Iowa, 2018) estaba estrechamente ligada, a pesar de ser de origen cántabro. Se pone en marcha una competición con su nombre, concretamente un puntuable federativo, aunque surgen algunos peros. «Que las jugadoras de la edad de Celia ya no competían en este tipo de prueba porque estaban ya en modo profesional; que las nuevas generaciones estaban en los EE UU estudiando, y que las siguientes hornadas de jugadoras no habían tenido trato con Celia. Corríamos el riesgo de que la prueba se perdiera, se diluyera». Y Ruiz de la Torre tenía claro que «queríamos que la personalidad de Barquín y su recuerdo estuviera ligada a una competición que perdurara en el tiempo». Así que la federativa se pone manos a la obra para dar un primer paso, teniendo como referencia que el Open de España masculino cuenta con la Copa Manuel Vallejo. Mar se dijo: '¿Por qué no un trofeo similar en chicas?'.

El primer escollo fue que el abierto español femenino no prevé la presencia de 'amateurs' en sus filas. Bueno. Hasta entonces. Porque Ruiz de la Torre plantea la cuestión a Alicia Garrido, una de las responsables de la empresa organizadora (Deportes&Business) del abierto español. Garrido se implica desde el primer momento con la idea. «Lo movió a nivel del Ladies European Tour, y lo consigue», nos resume la responsable máxima del CTFA. Tres plazas 'amateurs' para la prestigiosa competición española. El siguiente obstáculo a salvar era saber quién tenía que ocupar esas plazas. «Decidimos que recayera en la campeona de España, y las otras dos en las dos primeras jugadoras españolas del ranking mundial». Un criterio de selección que se ha mantenido hasta ahora.

Mar sonríe. «El premio Celia Barquín se convierte así en todo un incentivo para nuestras golfistas». La pérdida de una prometedora carrera deportiva resulta ser el estimulo para una circunstancia que hasta entonces no se había contemplado. Un nuevo triunfo de la cántabra para quien el golf era una pieza esencial y natural de su existencia. Pero Ruiz de la Torre va a ir más lejos. «Si en el abierto español masculino hay seis plazas para jugadores 'amateurs', mi siguiente paso será conseguir ¡tres plazas más! en el nuestro». En este punto, Sofía Marcos de Prat, miembro del Comité Técnico Femenino amateur español y a quién también Barquín dejó una profunda huella, añade que «además se da la circunstancia a favor de nuestras participantes 'amateurs', que en el abierto femenino no hay corte, por lo que juegan sí o sí los cuatro días». Todo un lujo personal y deportivo «porque comparten espacio y partida con jugadoras profesionales a las siguen o admiran».

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Carlota Ciganda entra en juego

Uno de los momentos dulces dentro de la amargura por la pérdida de Barquín, es que en la competición reina anual del golf femenino español se está dando la circunstancia de que todas las participantes, de una u otra manera, recuerdan a Celia. «Las 'amateurs' porque se están jugando su trofeo, aunque no hayan tenido relación con la santanderina, junto con las que sí lo han tenido. Jugadores profesionales como Marta Martín, con quien Celia mantenía una estrechísima amistad. La madrileña le plantó cara a esta edición de 'open' desarrollada en el Real Guadalhorce Club de Golf (Málaga), junto con 16 profesionales nacionales más. No pudo ser para Martín y ofrecer tan meritoria copa a Barquín, pero el trofeo de campeona se quedó en 'casa'. La alzó la española con mayor proyección internacional. La navarra Carlota Ciganda

(-18), no sin pelear y sufrir.

Pero volvamos atrás para entender el presente. Otro triunfo de Celia se da en el Open de España de noviembre de 2022 fuera de cuerdas. Cuando se entrega por primera vez el premio institucionalizado con su nombre. Aquel año, una inquieta Mar Ruiz de la Torre le comenta a Carlota Ciganda -presente en la competición- «que era una pena que viviera en los Estados Unidos». Ruiz de la Torre rememora aquella conversación para LA VERDAD. «Le comenté que era una lástima que las jóvenes generaciones de aquí no la conocieran porque no han tenido la oportunidad de estar con ella en persona». La presidenta del CTFA pone en antecedentes a la navarra de que en diciembre hacen una concentración con las promesas del golf femenino. «Le dije: '¿por qué no te vienes?'. La respuesta de Carlota fue la mejor que podían recibir en sede federativa: «'Pues tienes toda la razón'. Y se vino».

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En aquel encuentro Carlota conoció a todas las jóvenes golfistas y generó un vínculo con ellas; uno muy estrecho «entre la número uno profesional española y las 'amateurs'», destaca Ruiz de la Torre. «Un vínculo fantástico. Y es que además Ciganda sigue de cerca sus trayectorias. Me escribe cada vez que juegan un campeonato y me comenta sobre una y otra; ve sus estadísticas (…). A mi me impresiona», asegura la federativa, consciente de la implicación y la responsabilidad que ha asumido la navarra.

El nexo creado a través de aquella inicial conversación entre federativa y 'pro' ha generado un vínculo que crece ya solo. «Ellas le preguntan sobre sus opciones en los Estados Unidos y Ciganda les ofrece ayuda, apoyo y experiencia». Su interés por el trabajo de las jóvenes féminas de este deporte ha llegado hasta «hablarnos de un entrenador español buenísimo, Jorge Parada -todo un gurú en USA que lleva a Lydia Ko- con el que estamos ya trabajando. Ella nos proporcionó el contacto y nuestras jugadoras están encantadas con él». Así que a pesar de que Carlota no llegó a conocer demasiado a Barquín, como ella misma ha declarado en alguna ocasión, gracias a la cántabra se incentivó que una profesional de la talla de Ciganda se comprometiera con esas 'amateurs', futuras jugadoras de circuito.

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La idea del premio con el nombre de su hija llenó a Marcos y Miriam. Era una manera de «no dejar dormir el recuerdo de Celia. De mantenerla viva. De seguir teniendo a la joven en el recuerdo», afirma Ruiz de la Torre. Un ser talentoso en la parcela deportiva y académica, y excepcional persona a la vista de la impronta que dejó en quien tuvo la ocasión de conocerla. Para quien no tuvo ese placer, resultan inspiradoras las palabras que escribió en una carta enviada a sus compañeras de la Blume y que dejan traslucir quién era Celia Barquín: «Disfrutad la vida cada momento, cada torneo que ganéis, cada uno que perdáis. Todo cuenta, todo vale. Estar vivo es el mejor regalo y saber que hay alguien querido que piensa en ti, ya ni te cuento».

«Un símbolo en España»

La madre de Celia Barquín (de amarillo) flanqueda por la federativa asturiana Cus Valcarce (i), la presidenta del Comite Técnico Femenino Amateur Mar Ruiz de la Torre (d) y por Sofia Marcos de Prat, también del CTFA. María Jesús Peñas

La 'amateur' madrileña Andrea Revuelta fue la protagonista junto a Ciganda de esta edición 2024. Por cierto, la favorita de los más jóvenes voluntarios del club de golf malagueño, alumnos todos de su academia. La calidad, la desenvoltura y la frescura de su juego hizo que Revuelta fuera una de las protagonistas en la última jornada y en la partida estelar, al lado de Ciganda y de la belga Manon de Roey (-17). Con una vuelta histórica de 64 golpes y un -12 en el total, la de Madrid levantó por méritos propios el codiciado premio Celia Barquín. Un logro que enfatizó declarado que para ella «es un honor ganar este premio en honor a una jugadora que es un símbolo en España».

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Ruiz de la Torre se acuerda perfectamente del momento en el que conoció a Celia. «Era 2010, el año en el que España ganó la Copa del Mundial de Fútbol. Nosotras viajábamos para Chiberta Golf (Francia) en dos furgonetas; una del Comité Femenino (donde iban las mayores) y otra del Juvenil, que conducía Macarena Tey y en la que iba Celia». Fue un viaje largo, donde 14 niñas y dos adultas llegaron hambrientas a destino, donde les esperaba una cocina cerrada. «Conseguí que nos sacaran lo que había aunque fuera 'frío'. Jamón serrano y pan, y de postre chocolate. Es lo único que tenían». Fue entonces cuando a Mar se le acercó una joven a quien veía por primera vez y que le dijo muy seria: «Has ido a elegir justo lo que no me gusta». Ruiz de la Torre se la quedó mirando «y le pregunté que cómo se llamaba. 'Celia Barquín y no me gusta nada lo que has sacado', reiteró».

Tan claro como lo que podía o no comer, Celia también le declaró a Mar tras proclamarse campeona tres años en Chiberta y al hilo del comentario de la federativa -«no te van a dejar entrar en Chiberta si sigues ganando- que: «mar, no me van a dejar entrar, porque no voy a venir. A partir de ahora sólo voy a estar en el equipo del Europeo. Y así fue. Entró todos los años por clasificación». Esa era Barquín. Transparente, clara, segura, precisa, contundente. Muy madura y consciente de sus objetivos. A Marcos de Prat también le sorprendió lo claro que tenía Barquín muchos aspectos de su vida. «Aquellos en los que no reparaban otras jugadoras de su edad». Sofía recuerda aquella capitanía de 2017-2018 donde viajó hasta Eslovaquia con 13 niñas. Una de ellas era Celia. «No la conocía de nada, pero me llamó poderosamente la atención que cuando fuí a pedir de comer para ellas, la cántabra pidió una ensalada de quinoa. Ella tenía ya ese punto de madurez que al resto les faltaba. Mientras las demás no se preocupaban de su alimentación, Celia mostraba con su decisión que se cuidaba». Sofía luego fue descubriendo a una Celia que como a otras tantas personas, cautivó e impactó. «La semana de Eslovaquia fue inolvidable. Ya no sólo porque ganó, sino por el ambiente. La convivencia que mantuvimos (…). Allí me di cuenta de que no sólo era especial, sino que tenía las cosas súper claras sobre quién era y hacia donde iba. Su compromiso consigo misma», recuerda Marcos de Prat, añadiendo más datos. «Estaba a punto de terminar ingeniería civil, una carrera dura. Lo sé bien porque mi padre y hermano son ingenieros de caminos, y ella llevó a cabo la carrera en los Estados Unidos, unida a una trayectoria deportiva donde triunfaba. Todo ello decía mucho de su potencial». A Sofía la pérdida de Celia la pilló en Valencia, su tierra natal, el día de su santo y con motivo de la misa de su abuela. «Recibí un mensaje en el móvil con la imagen de Celia y lo acontecido. No podía ser. Me costó asumirlo. Aún cuesta digerirlo».

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El premio Celia Barquín ha ayudado a todos a convivir con su ausencia. Al vacío que dejó en casa, en las amigas, en las compañeras, en 'la asturiana', en la Nacional... Y gracias a todos y a la memoria colectiva sigue retumbando aquello de «todo vale, todo cuenta» tan inspirador. Un mantra de vida que viste los corazones de quienes lo pronuncian de un intenso color amarillo. Para que el sinsentido cobre sentido.

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