El Jimbee Cartagena gana el primer título de su historia

Para llegar a este punto de fiesta y alegría en Jaén, el fútbol sala cartagenero ha atravesado un camino pedregoso y difícilmente igualado por cualquier otro club. Descensos de categoría, estrellas de este deporte que se quedaron con la miel en los labios, directivos que lucharon contra viento y marea y patrocinadores que arrojaron la toalla, ya agotados y sin premio, que dejaron la supervivencia de este deporte en Cartagena pendiendo de un hilo. En el verano de 2018, la empresa agrícola JimboFresh, con Miguel Ángel Jiménez Bosque a la cabeza, tomó el testigo de otros empresarios y en unas negociaciones con el Ayuntamiento inyectó dinero, tiró el salvavidas y dio al club una vida extra.

Desde entonces el crecimiento de este proyecto ha sido escalonadamente. Todo empezó a cambiar en noviembre de 2019, con el fichaje de Duda como entrenador y hombre fuerte de toda la parcela deportiva. Quien consiguió quince títulos irrepetibles en ElPozo Murcia, el eterno rival, cambiaba de bando para edificar desde cero un proyecto ganador. El equipo escaló posiciones, se coló en importantes competiciones y ya en abril de 2023 alcanzó la segunda final de su historia, la primera desde 2006 en la época de Polaris, para acariciar el título de la Copa del Rey.

En menos de un año, con la columna vertebral de la plantilla y refuerzos que han elevado el nivel (los fichajes de Pablo Ramírez y Tomaz), el Jimbee se plantó este domingo en otra final y paradójicamente contra el mismo rival al que sucumbió en la Copa del Rey: el Barcelona, campeón total de este deporte y que exige poco menos que un milagro para superarlo en un partido a vida o muerte.

Esta vez, los de Duda compitieron como nunca antes. En la Supercopa, los Tomaz, Mellado, Pablo Ramírez y compañía jugaron con mano de hierro, mucha personalidad, carácter y un saber estar que les permitió convertirse en merecidos ganadores del título. El mismo aplomo demostrado veinticuatro horas antes para tumbar al Palma, vigente campeón del mundo y de Europa, fue el que derrotó al Barcelona en una igualada final.

Los meloneros remaron a contracorriente desde el minuto uno de esta competición, al no ponerse nunca por delante. Si en las semifinales tocó igualar hasta dos veces el encuentro, este domingo en la final todo se puso cuesta arriba a los ciento veinte segundos con el 0-1 de Pito. El pívot azulgrana hizo buena una carrera de Antonio Pérez, que encontró un enorme pasillo para entrar hasta la cocina con la pasividad defensiva de los cartageneros.

Desde luego, que el gran campeón de este deporte se adelantara en el marcador a los dos minutos no era la mejor manera de empezar la final. En otras ocasiones, ahí al Jimbee Cartagena le entraban los nervios, perdía el control de la situación y se quedaba con la miel en los labios. Pero este domingo el equipo mantuvo la compostura, firme como un mástil en defensa y constante como un motor diésel en ataque. Aunque en el primer acto unos y otros acusaron el cansancio de las semifinales, con el ritmo bajo, los meloneros siempre llevaron la iniciativa.

De este modo, en acoso y derribo y sin miedo a perder, el Jimbee pronto encontró el premio del gol. Fue a los cinco minutos, cuando el disparo raso de Motta se coló por debajo de las piernas de Pito y del portero Feixas. Antes de viajar a Jaén, en declaraciones a LA VERDAD, precisamente el italobrasileño se refería a este tipo de jugadas para decantar la balanza en las finales: un tiro que normalmente choca contra un enjambre de piernas y que este domingo terminó en el fondo de la red.

Los meloneros fueron capaces de minimizar al Barcelona a los contragolpes, para llevar así la iniciativa e ir siempre en busca del segundo gol. Raro es reducir al conjunto azulgrana, más si cabe alejarlo de la portería de Chemi. Todo eran malas noticias en el conjunto de Jesús Velasco, que además de cansado acudió a esta competición sin dos de sus primeras espadas, Yepes y Ferrao, con el fin de engordar un poco más su palmarés.

El Jimbee debió ampliar el marcador en largos tramos de la segunda parte. Los de Duda pisaron el acelerador tras el descanso y protagonizaron una oleada de aproximaciones en la portería de Feixas. El Jimbee era el martillo y al Barcelona le tocaba achicar agua. Así, Pablo Ramírez, Darío Gil y Juanan en dos ocasiones tuvieron en sus botas el 2-1 al batirse en duelos cara a cara con el guardameta azulgrana.

Rozando ya la media hora de juego, Mellado robó la pelota en medio de la pista, vio a Darío Gil en el vértice del área y Tomaz inició una carrera desde atrás para acudir al rechace del cierre molinense. Una semivolea en una telaraña de piernas, obra del brasileño nacionalizado español, puso en pie a los más de cinco mil aficionados del Olivo Arena. El Jimbee encontró aliados hasta en los simpatizantes del Jaén (2-1).

Los últimos diez minutos fueron de infarto. El Barcelona atacó como nunca con portero-jugador, pero la defensa melonera rozó la perfección para aguantar el resultado. En especial Chemi con paradas, pero también en el MVP de la final: el hormigón de Tomaz. La gloria es para el Jimbee, que rompe al fin su techo de cristal.