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Los fotógrafos Juanjo y David posan desnudos para LA VERDAD en su casa-estudio a las afueras de Abanilla. Vicente Vicéns / AGM

El reto de posar ante desnudadores profesionales

Juanjo y David plasman en sus instantáneas la naturalidad y belleza de los cuerpos sin ropa, protagonistas de varios proyectos solidarios

Sábado, 8 de julio 2023, 07:47

Juanjo y David se definen en su web y en las redes sociales (@juanjoydavid_photo) como desnudadores profesionales. No lo hacen al pie de la ... letra. Claro está. Juanjo Ramírez (1988) y David Cantó (1990) son dos fotógrafos que en 2020 dieron un cambio a su trayectoria profesional, a raíz de comenzar a realizar sesiones de fotografía a cuerpos sin ropa, es decir, desnudos artísticos.

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Todo empezó a causa del confinamiento, ya que sus planes para 2020 eran muy diferentes. «Yo dejé la empresa en la que trabajaba (en Novelda, Alicante, lugar de nacimiento de ambos) en 2019», recuerda Juanjo. «Queríamos viajar por el mundo y vivir en la furgoneta una temporada, hasta que supiéramos qué hacer con nuestra vida. ¿Qué pasó? Que el viaje en furgoneta apenas nos duró. Dedicamos enero y febrero a acondicionar la furgoneta y sobre el 20 de febrero salimos. La pandemia nos pilló por Huesca»

Regresaron a Novelda y con el anunció del confinamiento, al verse encerrados en un piso, decidieron marcharse a un entorno rural. Cogieron lo que les cupo en su furgoneta, «las cámaras y algo de ropa» y sumaron a dos pasajeros más: la madre de David y el perro que tienen en común, para instalarse en medio del paisaje desértico de Abanilla, en la casa de la abuela de Juanjo, hoy convertida en un estudio de fotografía donde realizan reportajes de embarazo, 'newborn' y fotografía infantil.

«Cuanta más gente del pueblo cuente su historia, más gente va a ver la exposición y más dinero se va a recaudar»

Una casa-estudio en la que acogen por una mañana a LA VERDAD para conocer su historia, su forma de trabajo y su vertiente más solidaria. Además, aceptan el reto de desnudarse ante nuestro objetivo. «¡Que quede claro que nosotros las fotos las hacemos vestidos!», puntualizan entre risas los fotógrafos, esta vez fotografiados.

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Su primera propuesta para fotografiar desnudos llegó a través de una madre que quería salir sin ropa junto a sus hijas en la playa. «Nosotros en ese momento no lo veíamos. Lo notábamos violento, pensábamos en la parte más erótica del desnudo y no en lo natural, como lo vemos ahora, así que no lo hicimos», explican. «¡Ahora nos encantaría contactar con esa persona, disculparnos y hacerle las fotos que no hicimos en su momento!». Más adelante, ya en la época pandémica, se lanzaron con su primera sesión al desnudo cuando una amiga de confianza les comentó que se lo había recomendado su psicólogo, para mejorar su autoestima.

«¿Qué pasó en esa sesión? Que nos dimos cuenta de que había muchísimo por explorar. No paraban de salir ideas. No había que preocuparse de qué ropa ponerse, solo de pensar en cómo sacarla guapa, cómo colocar el cuerpo, que se ve muy bonito desnudo con las luces de estudio. Estábamos alucinando», dicen. Con el resultado delante, «ver lo bien que ella se veía, sin retocar, sin editar, a nosotros nos hacía sentir mejor todavía», afirman.

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Gracias a la repercusión que tuvo esa sesión a través de Instagram y por el boca a boca comenzaron a practicar con familiares y vecinos del pueblo. «Nosotros queremos todo tipo de gente y todo tipo de cuerpos. Sobre todo gente corriente con historias que contar. Nos dimos cuenta de que a través de la fotografía se podía contar interesantes historias», comentan. Historias como la de José, que, animado por su hija, quiso realizar un homenaje a su padre que falleció cuando sus hijos tenían menos de diez años. «Prácticamente no conoció a su padre, que murió en un tractor». Por ello, José posó desnudo sobre ese vehículo. A raíz de conocer relatos como el de José, surgió la idea de realizar una exposición solidaria a favor de la Asociación Española Contra el Cáncer en Abanilla y la protectora de animales Apama Nature que contó también con la participación desinteresada de la Asociación Acuna. Finalmente, Juanjo y David lograron contar con un centenar de abanilleros para la exposición 'Abanilla se desnuda', celebrada en 2022, tras un proceso de dos años, con una recaudación que superó las expectativas y, tras el éxito, los fotógrafos están trabajando en una muestra similar con los vecinos de Fortuna, «que se están animando al ver el resultado tan natural».

«Cuanta más gente del pueblo cuente su historia, más gente se va a mover para ver la exposición y más dinero se va a recaudar para las asociaciones», dice esta pareja sentimental y profesional que ha visto emocionarse a los visitantes con fotografías como la de «una señora que con 74 años había padecido cáncer de mama dos veces y salió sin su pecho. Superguapa, sonriendo. El mensaje que queríamos transmitir era que se podía sonreír mientras se lucha contra la enfermedad y que estábamos colaborando todos para ello».

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«A los más mayores les cuesta mucho decir que sí, pero una vez que lo entienden, confían en nosotros y se entregan»

Cuentan Juanjo y David como «a pesar de que este pueblo es muy religioso, se entendió muy bien la propuesta». De hecho, el párroco de Abanilla pasó por la exposición.

«Nuestras exposiciones son de gente del pueblo que se desnuda para ayudar a asociaciones del pueblo, que también se desnudan. Todo queda en el pueblo. Es muy bonito», cuentan tras haber invertido más de cien tardes en un proyecto del que su único beneficio es la inmensa satisfacción. Algo que les mueve para continuar con iniciativas similares en las que, además, con fotografías en muchas ocasiones realizadas al aire libre, se dan a conocer los excepcionales paisajes de la zona. Otro de sus casos de éxito fue la elaboración del calendario solidario de la Peña Zafra de Abajo para sufragar la intensa actividad vecinal y defender la pedanía del extractivismo.

Arrepentidos, pocos

Los desnudos solidarios que Juanjo y David capturan con su objetivo son el reflejo de historias comunes pero también una muestra de cómo la sociedad se relaciona actualmente con el desnudo. Aunque no suelen ser muchos los fotografiados que finalmente se echan para atrás, ha habido casos en los que «a última hora nos han pedido no formar parte de la exposición, por su madre, por su abuela, por su pareja, por su profesión... de hecho, recogimos en un pequeño vídeo esas frases que escuchábamos y nos han marcado tanto», explican los fotógrafos, que cuentan también cómo «después de la muestra se dieron cuenta de que no habían entendido bien el concepto y se arrepintieron».

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A veces, las dudas están detrás del objetivo. ¿El torero, que dice amar los animales a su manera y que quiere colaborar, debe participar en una exposición a favor de una asociación animalista? ¿Y la dueña del estanco, cuando se ha demostrado que el tabaco aumenta el riesgo de cáncer? Son algunos de sus dilemas. No obstante, «esto no es política, es un proyecto de personas que quieren ayudar y que nos cuentan historias humanas. No queremos vetar a nadie. ¿Por qué no intentar hablar, entendernos o, al menos respetarnos?», se preguntan.

«Yo no puedo, por mi cuerpo», es otro de los comentarios que escuchan habitualmente Juanjo y David. Una idea que intentan desmontar en su lucha contra los complejos y los prejuicios. «Yo no me he desnudado delante de nadie salvo para hacer el amor» es otra de las respuestas que indica la poca naturalidad con la que se trata el desnudo, «vinculado en esta sociedad a lo sucio».

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Según su experiencia, «a los más mayores les cuesta mucho decir que sí, pero una vez que lo entienden, confían en nosotros y se entregan», comentan. Es más, notan «que entre la gente de más de treinta hay más reparo. Cuando dicen que sí, están más tapaditos, les da todo más vergüenza» mientras que entre los más jóvenes «la mayoría dice que sí, que lo que haga falta, y pueden estar perfectamente desnudos todo el rato, porque lo ven natural» y «hay una minoría que directamente no lo hace». También han posado niños junto a sus padres que «después de esta sesión, cuando tengan 15 años, para ellos el desnudo será algo normal y eso es genial».

En definitiva: naturales, artísticas y nada eróticas. Así son las fotografías de Juanjo y David con las que consiguen romper prejuicios, reforzar la autoestima y fomentar la solidaridad.

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