Carlos Sobera, caracterizado para interpretar 'Miles Gloriosus', su nuevo éxito teatral. PENTACIÓN
Actor y presentador de televisión

Carlos Sobera: «Puede que de aquí a diez años, con dos 'collons', interprete a la Celestina»

Al frente del reparto de 'Miles Gloriosus', de Plauto, abre este viernes la programación del año en el Nuevo Teatro Circo de Cartagena

Miércoles, 11 de enero 2023

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–¿Qué le parece este nivel de puntualidad?

–Acojonante, ... sí, sí. Además, me pilla en mitad de un atasco y puedo hablar tranquilamente.

–Fijó la entrevista a las nueve de la mañana en plan disuasorio, ¿verdad?

–[Risas] Absolutamente, en la confianza de que no me llamaría ningún periodista; pero no lo consigo, voy a tener que poner las entrevistas dos horas antes.

Carlos Sobera (Baracaldo, 1960), actor, comunicador, presentador estrella de Telecinco, encabeza el reparto de 'Miles Gloriosus', de Plauto, que tras su rotundo éxito en Mérida, y su paso por el 52 Festival de San Javier para inaugurarlo con mucha guasa, llega este viernes, a las 20.30 horas, al Nuevo Teatro Circo de Cartagena, que estrena la primera programación elaborada por su nuevo responsable, el también actor Jorge de Juan. Atentos, al principio de la función aparece Sobera como una 'vedette' con su casco de enormes plumas rojas, que mejor todavía si fuesen de pavo real, ya desde el principio derrochando naturalidad, desplegando esa voz suya inconfundible y sin permitirse, ni por asomo, rozar el mal gusto.

OBSERVACIÓN

«Uno va a los teatros de España y tiene la sensación de que el país va bien, uno sale de los teatros de España y tiene la sensación de que el país va fatal»

–Está usted risueño, ¿le está viniendo bien la gira de 'Miles Gloriosus', que este viernes llega a Cartagena?

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–Me está viniendo de maravilla porque, para empezar, un éxito viene siempre bien, pero si se produce en el teatro, al que yo adoro, viene especialmente bien. La verdad es que este montaje ha sido una aventura maravillosa desde el principio, porque hicimos la función para el Festival de Mérida, y solo aspirábamos a dar la talla y a no pifiarla, y resultó luego ser el éxito del certamen. Eso queda ya para siempre, pero es que, después, nos ha ido muy en Madrid y la gira está siendo un pelotazo, sobre todo por la actitud de la gente, que está llenando los teatros y se lo está pasando muy bien, percibiendo este montaje como una función-fiesta. La verdad es que estamos encantados y hemos prorrogado la gira hasta diciembre.

–Trabajo asegurado, popularidad de sobra... ¿Qué le animó a sumarse a este montaje?

–Pues el hecho de que los actores, sobre todo los de teatro, tenemos pasión por este trabajo, que es muy sacrificado y muy exigente, sobre todo cuando haces gira y los fines de semana, que son precisamente los días de descanso, los sacrificas y te dedicas a hacer la función. Pero yo llevo el teatro en vena desde que era pequeño y me da muchas satisfacciones.

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–¿Qué satisfacciones?

–Por ejemplo, en mi caso, a mí que soy muy curioso y me encanta no parar de aprender, las giras me permiten conocer gente muy distinta, ciudades muy diferentes, restaurantes que no tienen nada que ver unos con otros... Viajar me resulta muy motivador, y lo cierto es que en las giras encuentro mucha felicidad.

AMOR Y SEXO

«Todas las formas de sexualidad son naturales y deben ser respetadas. En el amor y en el sexo, cada uno se expresa como puede»

–¿Y el país cómo lo encuentra, le inquieta?

–España me inquieta mucho y es para mí objetivo de interés prioritario, sobre todo porque llevamos unos años en los que estamos muy polarizados en todo, y eso es realmente para preocuparse. Pero tengo que decirle que cuando estamos en los teatros, que igual es que son una burbuja especial donde la gente se comporta de una manera especial, el público, que seguro que estará compuesto por espectadores de toda condición política, social y humana, se comporta como un bloque monolítico que transmite confianza y serenidad. Uno va a los teatros de España y tiene la sensación de que el país va bien, uno sale de los teatros de España y tiene la sensación de que el país va fatal. La paradoja de siempre: al final, los curritos, nos dediquemos a lo que nos dediquemos, e incluso aunque nos estemos divirtiendo, no tenemos nada que ver con esa realidad política y de algunos medios de comunicación que a veces se vive con mucha radicalidad, de un modo muy visceral.

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–Mientras, usted, siempre templado, como si su reino no fuese de este mundo; usted, sin despeinarse.

–Eso me viene de serie, me fabricaron así: paciente, templado. Recuerdo que cuando debuté hace no sé cuántos años ya en directo en un programa muy virulento y con mucha gente discutiendo mucho en Euskal Telebista, cuando acabó la emisión se me acercó el director de contenidos y me dijo, extrañado [ríe]: 'Eres el hombre tranquilo'. Soy así también en mi vida diaria, aunque también puedo perder los nervios cuando pasa algo muy especial; pero en general, y afortunadamente, soy bastante templado y el caso es que me va muy bien siéndolo.

–No se mete en un charco ni queriendo.

–Es que uno va aprendiendo también que en los charcos es mejor no meterse, porque se sale mojado aunque lleves impermeable.

–Y en algunos programas que conduce, en fin, ¿cómo consigue no caer en el bochorno, lo cutre...?

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–Al final, por la educación que he recibido, soy un tipo muy respetuoso con todos. Es verdad que a veces me veo en situaciones que son un poquito farragosas, o que están embarradas o que no son limpias, pero en la medida en la que tú te comportas con rectitud y muestras respeto hacia los demás, aunque los demás se estén matando, y pones un poquito de cordura, la gente sabe perfectamente distinguir y, entonces, no te salpica el conflicto. Hay otros comunicadores que, cuando están en el barro, no pueden dejar de embarrarse, se enzarzan y, a veces, lejos de templar lo que hacen es encender aún más el fuego. Pero, bueno, yo tiendo a respetar a todo el mundo por muy contraria que sea su opinión a la mía.

–¿Convive también con usted mismo con esa calma?

–En general, me llevo muy bien conmigo mismo, esa es la verdad, aunque tengo que decirle que, por ejemplo, como ajedrecista soy un verdadero desastre. Tengo que aprender mucho de muchas cosas, y en ello estoy día a día, pero con respecto a lo fundamental, a mi forma de ser con los demás y de estar en el mundo, procuro ser un tipo honesto y transparente y no hacer daño a nadie. Y, en ese sentido, me siento orgulloso de mí mismo; cometo errores como todo el mundo, pero conscientemente mi objetivo es hacer el bien. ¡De aquí al Papado, me queda poco ya! [Risas]

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–¿Qué le ha gustado siempre?

–Tener protagonismo, meterme en los saraos, defender los ideales que me parecían justos; todo, con mucho respeto y educación, que es lo que me enseñaron, primero los paúles y después los jesuitas. Siempre he sido un hombre que necesitaba decir la verdad. Para mí, la comunicación es el motor en la vida, no la entiendo sin el contacto con los demás.

–De los que usted no se burla, ¿tampoco se lo permite?

–No, no, no vale todo, y mucho menos instrumentalizar a la gente que está contigo. En formatos como los de los concursos, hay situaciones que te hacen gracia y con las que te ríes, pero de ahí a burlarte de la gente va un camino que mejor no recorrer. La ironía, el humor, la broma... están bien, pero para mí degradar al otro está totalmente prohibido.

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Espantar

–Dice el escritor Manuel Vilas que se está convirtiendo en un profesional literario del amor. ¿En qué se está usted convirtiendo al frente de 'First Dates'?

–En alguien que está aprendiendo mucho sobre el amor. Estoy conociendo y comprendiendo muchísimos comportamientos sexuales y amorosos muy alejados de las pautas normales; eso ayuda a verlas como naturales y a respetar todas las maneras de entender el amor y de comportarse sexualmente, por mucho que algunas nos puedan llamar la atención o puedan resultar incluso escandalosas para determinadas personas más tradicionales. Todas las formas de sexualidad son naturales y deben ser respetadas. En el amor y en el sexo, cada uno se expresa como puede para conseguir lo que necesitamos: un compañero de viaje del mismo sexo o de diferente sexo, y eso no creo que debiera espantar a nadie.

–La realidad es otra.

–Lamentablemente, nos educamos con orejeras y nos desarrollamos con orejeras. Una de las cosas buenas que tiene 'First Dates', por mucho que lo critiquen, es que ayuda a que este país pueda tirar hacia adelante entendiendo, comprendiendo e integrando a todas las personas por muy diferente que sea su sexualidad. Tiene una función pedagógica, sociológica y educativa muy importante.

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–Lo veo a usted encarnando un día en escena a la Celestina de Fernando de Rojas. Ahí lo dejo.

–Pues no le digo yo que no: puede que de aquí a diez años, con dos 'collons', interprete a la Celestina, sí.

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