Pepe Pérez-Muelas: «Tengo una especie de enfermedad con el mundo clásico»
El articulista y crítico literario presentará su primer libro, 'Homo viator', el viernes 6 de octubre en el Aula de Cultura de LA VERDAD en Lorca
Esta semana la editorial Siruela anunciaba la segunda edición del primer libro del articulista y crítico literario de LA VERDAD Pepe Pérez-Muelas (Lorca, ... 1989), 'Homo viator. El descubrimiento del mundo a través de los viajeros', que el filólogo, profesor y viajero presentará el viernes 6 de octubre, a las 19.30 horas, con entrada libre, en el Aula de Cultura de LA VERDAD en el salón de actos de la Fundación Cajamurcia en Lorca (C/ Pío XII, 27). Estará acompañado del periodista y columnista de esta casa Rubén García Bastida. Será la primera presentación del libro en Lorca, de la mano de la librería Futuro Imperfecto y de la editorial Siruela. 'Homo viator' y la nueva obra de Irene Vallejo, 'La leyenda de las mareas mansas', con ilustraciones de Lina Vila, son las dos novedades absolutas del prestigioso sello. Pérez-Muelas está en una nube, cada día le llegan noticias de nuevas presentaciones por todo el país, y los primeros contactos con el público lector están siendo «recuerdos para siempre».
Publicidad
Cinco partes: 'Donde nace el sol' (India, China, Japón, el Himalaya), 'La senda hacia Oriente' (Egipto, Mesopotamia, La Meca), 'Los pilares de Occidente' (Grecia, Roma, el Camino de Santiago), 'La conquista de nuevos mundos' (Finis Africae, América) y 'Un viaje sin límites' (los siete mares, los polos, los cielos). Y un epílogo donde dice «que la vida está compuesta de cientos de viajes, ajenos y propios, pero todos determinantes. El de este libro acaba en un cementerio lleno de viajeros. Hombres y mujeres que con sus lápidas enseñan al 'Homo viator' todo cuanto hay de hermoso en la vida. Un lugar al que volver. El viaje al que no se puede renunciar».
–¿Contento?
–¡Está siendo todo una locura!
–¿Arrepentido?
–Está siendo una locura porque el libro ha explotado. Está teniendo una aceptación increíble, se está vendiendo por toda España y me están llamando cada día de un sitio distinto para presentarlo. Tenerife, Oviedo, Valladolid, Madrid... Voy a intentar compaginarlo con la docencia, y ya veré.
–¿A qué atribuye este furor?
–Lo atribuyo a varios factores. Creo que el público está necesitado de leer ensayos desenfadados, que no sean estrictamente académicos y que mezclen varios géneros. La ficción con lo novelesco y con la erudición sin resultar pedante, por así decirlo, y todo unido con las vivencias personales del autor.
Publicidad
–La literatura, en su caso, ha sido el astrolabio y el compás que mejor ha orientado sus pasos. Muchos lugares recorridos, y otros los ha imaginado y leído en crónicas. Hay maneras de viajar...
–Por eso no considero 'Homo viator' un libro de viajes: es ante todo un libro de viajeros. Y al ser así me permito hablar de sitios en los que no he estado. Hay muchos territorios de los que escribo en los que no he puesto el pie. Las crónicas de estos viajeros me han servido, desde niño, para poder viajar sentado en el sofá, sin moverme del sitio. Por eso pienso en la literatura también como refugio, es una catarsis, una oportunidad que yo tengo para poder inventar mundos, crearlos, o simplemente transportarme a ellos.
–Qué interesante la vida de geógrafos antiguos como Urbano Monti, que vivió en el siglo XVI y fue el artífice de un visionario planisferio. De la mano de Monti y de la suya viajan los lectores.
–Urbano Monti es el hilo conductor de este libro, un geógrafo milanés que tal vez nunca salió de Milán, ni de sus bibliotecas e iglesias. Sin embargo, como digo en 'Homo viator', su obra 'Descrittione et sito de tutta la Terra sin qui conosciuta' inspira un viaje sin descanso y perfila el mundo del XVI con un detallismo extremo. En cierto modo, mi libro también ha girado demasiadas veces nuestro planeta antes de llegar al punto y final. En el mundo antiguo tenemos el caso de Plinio, que en su 'Historia natural', una enciclopedia 'avant la lettre', describe ciudades de la India, y, por supuesto, que Plinio no estuvo nunca en la India. Pero a través de lecturas, de comentarios que escucha de comerciantes, de ese boca a boca del mundo antiguo que hace que lleguen las noticias magnificadas o impregnadas de mitología, pero llegan, él es capaz de completar en su obra un mundo posible que conforme avanza la ciencia se descubre que es un mundo ficticio. Pero para la época eso le sirve de verdad o de realidad. Esto sucede también con Aristóteles y otros pensadores griegos, cuando consideran que tiene que haber unas tierras al sur de África, que ellos llaman 'Terra Australis Incognita' («la Tierra desconocida del Sur»), lo que luego sería la Antártida. Ellos piensan que debe haber un continente deshabitado al sur por pura simetría, porque en el hemisferio norte sí lo hay. Al final, la teoría no estaba tan alejada de la realidad.
Publicidad
–Si nos remontamos en el tiempo a sus inicios como lector, ¿recuerda nombres o ciudades míticas que cada vez que eran pronunciados abrían las ventanas de su imaginación? Para muchos son Venecia, Constantinopla, el Nilo, la Patagonia, Tombuctú...
–A mí siempre me ha fascinado la cultura clásica y antigua, y hablo de antes de empezar a leer, digamos, obras serias. Pero recuerdo imaginarme cruzando desiertos, viendo una pirámide, esos cuentos de aventuras. Me imaginaba la Grecia o Roma que yo podía ver en las películas que mis padres veían, en esa nebulosa el mundo antiguo era lo que yo veía. Y así fui descubriendo mi mundo actual: por la necesidad de sumergirme o resucitar ese mundo clásico y antiguo. Cuando me contaban la historia de Troya quería volver a esa playa y a esas luchas, antes de leer 'La Ilíada'.
Publicidad
–Sefarad, Galitzia... son geografías invisibles que han ido completando ese mapa de territorios literarios imprescindibles.
–Al final el modus operandi que yo he seguido en las series de artículos de verano en LA VERDAD es el mismo que cuando era niño. Porque Galitzia, que tristemente es un territorio plagado de tragedia después de los pogromos [ataques antisemitas que arrasaron Ucrania y el sur de Rusia]; pero yo he conseguido construir, a través de muchísimas lecturas, un territorio casi mitológico donde es cierto que hay dolor y donde hubo una vez una cultura, la judía askenazí [la de los judíos originarios de Europa central, oriental y septentrional], donde hubo también felicidad, e historias que merecen la pena ser contadas, al igual que ocurre con Sefarad. Es la necesidad que yo tengo como lector y como persona de evadirme y descubrir lugares que ya no existen. No existe ya el mundo clásico, ni Sefarad ni aquella Galitzia, destruidos por distintos motivos, pero esa aspiración de traerlos al presente me lleva a escribir y a hacer un libro como 'Homo viator'.
–«Somos los lugares en los que hemos estado, no hay nada más humano que viajar», remarca en este libro de referencias que han construido su bagaje cultural y ahora es referencia para otros.
–Yo intento ser claro en la introducción porque este libro no es una recopilación de los viajeros más importantes, sino mis viajeros, los que yo he leído y a los que he seguido. Faltan muchos nombres y quizás llamen otros la atención. Hay un viajero que nunca estuvo en la India y que a mí me hizo transportarme mucho a este país, que fue Salgari, y así lo reflejó en sus novelas, pero yo lo he excluido. Porque se trata de elegir y porque a mí me aportó mucho más Sánchez Dragó en mi viaje a la India, con libros como 'La prueba del laberinto'. He tenido que elegir, y decir: estas son mis lecturas y mis preferencias, y hago partícipe al lector de esta selección, que es un desnudo intelectual.
Publicidad
Museos y bibliotecas
–Todo el tiempo me pregunto si usted disfruta más con un buen libro o yendo a un museo o a una biblioteca que, como dice, son guardianes de la memoria literaria y cartográfica de expediciones que a lo largo de los siglos ampliaron nuestros horizontes.
–Creo que los museos hay que trabajarlos. Visitar un museo con un respaldo intelectual detrás enriquece mucho más la experiencia. Yo visité Turín la primera vez hace 16 años, visité el Museo Egipcio y me pareció una maravilla. Pero sin el contexto adecuado parece todo igual, demasiado monótono. Ahora mi hermano Julio vive allí y después de haber estudiado historia del arte en Egipto la visión que tenía de ese museo cambió y ya sí me pareció fascinante. La combinación museo con lectura o libro es ganadora. Me gusta mucho visitar las librerías de museos.
Noticia Patrocinada
–Estudió Filología Hispánica en Granada, cursó estudios en la Ecole Normale Supérieure de París y un máster en cultura latinoamericana en La Sorbona, y hoy es profesor en un instituto en Sevilla. ¿En sus clases suele hablar también de viajes y viajeros?
–Sí se pueden contar historias de viajes y de cultura general, sí. Cuando hablas de América suelo decir que América es nuestra Ilíada y nuestra Odisea, es nuestra mitología, pero fue real. La clase también puede ser como 'Las mil y una noches' donde cada noche sucede algo diferente, y pienso que enriquece al alumnado, pese a que cada vez ese alumnado está más desmotivado y dependiente de las pantallas y de las redes sociales y cada vez más alejado de los libros. Hoy ya casi es un milagro ver a un alumno formando su propia biblioteca. No lo digo con moralina, sino con tristeza porque lo veo en mis clases. El libro es para ellos un objeto de lujo porque cuando les recomiendas uno te preguntan cuánto vale y qué hacen ellos con el libro si no les gusta.
Publicidad
'Homo viator'
-
Género. Ensayo
-
Editorial. Siruela
-
Autor. Pepe Pérez-Muelas
-
Presentación en el Aula de Cultura de LA VERDAD en Lorca. Viernes 6 de octubre, 19.30 horas. Salón de actos de la Fundación Cajamurcia en Lorca. Calle Pío XII, 27. Entrada gratuita. Estará con el autor Rubén García Bastida, periodista de LA VERDAD.
–¿Qué viajes hizo parecidos al que llamaban el 'Grand Tour', expedición de aprendizaje y formación por Europa común entre jóvenes pudientes entre los siglos XII y XIX?
–Yo llevo haciendo el 'Grand Tour' todos los veranos desde que tengo 16 años. Tengo una especie de enfermedad con el mundo clásico y tengo que volver a Roma, a Italia en general, y a Grecia cada cierto tiempo. Cuando estoy con mi novia y abrimos el mapa y decidimos en enero o febrero a dónde iremos ese año, pensamos en Indonesia y Nepal, que no los conocemos, y de repente paso el dedo sobre Roma o Grecia y digo: '¿Pero no vamos una semana a Roma o a esta región de Grecia?' Se hace difícil conocer el mundo así. He tenido grandes compañeros de viaje, no los libros, sino gente que me ha sabido enseñar muy bien los sitios, que me ha enseñado a amar la cultura italiana, sus clásicos, su gastronomía, que me han enseñado a sentir Italia. Para mí Italia es una religión, y como toda religión pues tiene sus fanatismos y sus momentos de inspiración y de mística. Estoy completamente influenciado por este viaje espiritual que es el 'Grand Tour'.
–¿De qué época le hubiera gustado ser testigo de excepción?
–La ventaja de vivir el siglo XXI es que puedo narrar todas las anteriores. Si hubiera vivido en la Grecia de Pericles me hubiese tocado ser soldado y morir en la guerra del Peloponeso con 25 años. Mi suerte con el mundo clásico es que no me ha tocado vivirlo, sino estudiarlo y amarlo.
Publicidad
–Vemos cómo los populismos están agitando en toda América un sentimiento antiespañol, especialmente en todo lo referente a la Conquista de América. Pero es una empresa demasiado compleja como simplificarla. Sin duda, es uno de los acontecimientos más trascendentales de la historia moderna.
–Era una cuestión moral cuando escribí el capítulo de África y los dos que dedico a América plantearme si era un viaje, porque hay dolor y sufrimiento en la Conquista de América, y hay una conquista sangrienta. Pero no se puede interpretar el viaje entonces como lo hacemos hoy cuando es sinónimo de ocio y vacaciones para descubrir el mundo. En la historia el viaje ha tenido motivos políticos, económicos y militares, y centrado en América, la Conquista es poliédrica, y hay no solo dolor sino también progreso. Pero en el libro huyo de estas situaciones. Hablo de gestas de expedicionarios españoles y también de Pizarro, que fue un sanguinario y enloqueció de poder. Pero es que hay personajes brillantes como Cortés, un humanista que estoy seguro de que si en vez de nacer en Extremadura hubiese nacido en Florencia hoy sería uno de los principales héroes del mundo moderno. Tenemos a Inés Suárez, conquistadora de Chile, una mujer valiente, adelantada a su tiempo en un mundo de hombres, capaz de destacar y de ser una de las principales conquistadoras del XVI. Tenemos al inca Garcilaso de la Vega. La América hispana fue una explosión cultural enorme. Y yo quería tenerlo presente porque viniendo de Murcia y viviendo en Sevilla, provincias muy conectadas históricamente con el otro lado del charco, me interesa mucho.
Publicidad
–¿Hubiera resistido física y mentalmente semejantes travesías?
–Más de una vez me he visto imbuido leyendo las cartas de Cortés o los diarios de Pigafetta dando la vuelta al mundo, y es algo maravilloso, me hubiese encantado estar en esa cáscara de nuez circunnavegando, pero sufrieron un montón, y no me considero tan fuerte ni física ni mentalmente. ¡Esa gente estaba más preparada de lo que pueda estarlo yo hoy!
Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión