Por qué los pájaros huyen a lo profundo del bosque
Una publicación internacional recoge la investigación del Grupo de Ecosistemas Mediterráneos de la UMU sobre los cambios en las últimas décadas en las aves forestales de la Región
Es comprensible que muchos humanos traten de huir de la contaminación urbana buscando morada en extrarradios o directamente en el campo, buscando un aire más limpio. Lo que necesita una explicación es el fenómeno que están protagonizando las aves al abandonar de forma generalizada las áreas forestales que tradicionalmente han ocupado. El doctor de la Facultad de Biología de la Universidad de Murcia (UMU) Francisco Robledado Aymerich, trabaja, junto a un grupo de especialistas de la misma universidad, en desentrañar este singular movimiento de la avifauna forestal detectado en ecosistemas mediterráneos semiáridos durante más de 20 años y que tiene un llamativo reverso: «A pesar del descenso, las zonas de mayor altitud del noroeste regional y en la costa sureste han aumentado su riqueza».
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Así lo recoge la prestigiosa revista internacional sobre biodiversidad 'Diversity and Distributions' en un artículo en el que participa el grupo Ecomed (acrónimo de Ecosistemas Mediterráneos) de la UMU. El trabajo muestra la respuesta de las aves forestales al cambio climático y de usos del suelo en la Región en las últimas décadas. Lo que evidencia es «una reducción de la riqueza de especies entre los periodos estudiados, confirmando que se están volviendo menos frecuentes en relación con su distribución histórica», concluye el trabajo.
Las aves forestales han perdido casi un 10% de sus efectivos a lo largo de las últimas décadas
Sin embargo, revelan los investigadores, «no todas las áreas geográficas se están comportando de la misma manera». Las zonas de mayor altitud del noroeste de la Región de Murcia y en la costa sureste «han aumentado su riqueza frente al resto del territorio, donde disminuyen debido a los efectos del calentamiento global y el uso del suelo para el desarrollo urbano y agrícola». El comportamiento detectado, al final, no difiere demasiado del que protagonizan los humanos que, siempre que pueden, acaban huyendo de los espacios más degradados.
En palabras de Francisco Robledano, que es uno de los firmantes del artículo científico, «los cambios en la riqueza de aves reflejan las presiones sobre un área afectada por el cambio global, y los sistemas forestales mediterráneos semiáridos pueden representar un laboratorio al aire libre para su estudio». Y en este caso, el proyecto no se limita a un periodo de cuatro o menos años, como ocurre habitualmente con este tipo de investigaciones, sino que se corresponde con toda una línea de investigación mucho más larga, «lo que ha permitido ahora hacer esta evaluación del cambio en la biodiversidad de aves en respuesta al cambio global». De otra manera, afirma el profesor del área de Ecología, no hubiera sido posible «estudiar con datos propios de campo fenómenos que se manifiestan a lo largo de décadas, como el cambio climático».
El calentamiento global y el uso del suelo para el desarrollo urbano y agrícola están detrás de la disminución de especies
Los investigadores del grupo Ecomed, del departamento de Ecología e Hidrología de la UMU, en el que Robledano está integrado, llevan desde finales del silgo XX estudiando la ecología de diversos grupos de vertebrados, en especial las aves, tanto terrestres como acuáticas y marinas. De sus estudios en torno a las tendencias de sus poblaciones y la evolución de hábitats sale este proyecto centrado en la avifauna forestal.
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«Los sistemas forestales mediterráneos semiáridos pueden representar un laboratorio al aire libre para el estudio», explica el profesor Robledano
«Aunque creemos que nuestro trabajo tiene un interés científico básico, enfocado al conocimiento general, siempre hemos buscado también darle un valor aplicado a la conservación de los ecosistemas y la biodiversidad regional», explica el experto.
El primer muestreo de las comunidades de aves características de los paisajes forestales de la Región (desde bosques densos de las montañas interiores hasta pinares y matorrales de las sierras litorales) se realizó en la década de 1990, con el proyecto encargado por la administración regional denominado 'Evaluación ecológica de los sistemas forestales de la Región de Murcia'. De este modo arrancó la línea de investigación que nos ocupa, aunque en aquel momento no se previó una continuidad que posteriormente sí dio el grupo de investigación empleando fondos propios para repetir los censos regionales de aves forestales, ya en el siglo XXI. La comparación de los resultados más antiguos (1991-1992) con los replicados más recientemente (entre 2012 y 2017) han dado lugar al artículo de '«la prestigiosa revista internacional 'Diversity and Distributions'», como la califica Robledano Aymerich.
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Empobrecimiento de especies
La publicación relaciona la variación de la avifauna con el cambio global, expresado fundamentalmente en dos factores cambiantes, a escala regional y mundial: el clima y los usos del suelo. «En los más de 20 años que han transcurridos entre estos dos periodos, el clima regional ha cambiado lo suficiente como para, junto con los cambios en los usos del suelo (ya sea intensificación o abandono), dejar una señal en la composición de las comunidades de aves forestales», resume el profesor.
El empobrecimiento de especies detectado en los paisajes forestales en general, especifica, «es debido a que por un lado el paisaje cambia por efecto de la intensificación agrícola en algunas zonas (expansión del regadío) o por abandono de cultivos de secano, que pueden ser invadidos por bosques y matorrales».
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Esta es una de las zonas de la Península que está mostrando una mayor africanización de sus paisajes
Este último fenómeno, continúa, puede provocar una pérdida de taxones de hábitats abiertos (tomillares, cultivos, pastizales) que antes añadían riqueza a las comunidades locales. «En cuanto al cambio climático, provoca que algunas especies que toleran peor la aridez se desplacen geográficamente dentro de la Región hacia zonas más altas o interiores (más frescas y húmedas)». Estas «migraciones internas» son las que explican el, aparentemente paradójico, incremento de la riqueza en especies y ejemplares que se está experimentando al mismo tiempo en las zonas más alejadas.
Lo que resulta más curioso es que algunas zonas más bajas de las sierras litorales y prelitorales del sureste regional están igualmente ganando en avifauna forestal, «lo cual parece consecuencia de que hay especies que se refugian en hábitats agroforestales y periurbanos, en mosaico (bordes de las sierras, entorno de urbanizaciones y pueblos, cultivos de piedemonte)».
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Aún son escasos los trabajos que consideren a la vez el efecto del cambio climático y los cambios en los usos del suelo
Así tenemos un patrón dual, en el que dentro del empobrecimiento en número de especies de aves que experimenta la mayor parte del territorio regional, se dan aumentos en determinadas comarcas o localidades. «Estas zonas y sus paisajes serían objeto prioritario de conservación, por su carácter de refugio para aves desplazadas de otras zonas por el cambio global», apunta Robledano. Las aves que llegan a unas u otras zonas no siguen un mismo patrón. Por una parte, la investigación ha observado que en las áreas de mayor altitud, en el noroeste de la Región, se produce una menor tasa de reemplazo de especies. Es decir, las que llegan ahuyentadas por el cambio climático no relegan a las locales, que siguen en su sitio.
Cambio ambiental
Sin embargo, «las zonas de menor altitud del sureste regional registran mayores tasas de reemplazo», de modo que las que llegan sustituyen a las que ya estaban. Lo que ocurre, achaca el investigador, «parece relacionado con modificaciones recientes en el uso del suelo por el desarrollo urbano y agrícola». Lo que es seguro, y pone de manifiesto la investigación, es «la complejidad del estudio de los cambios en la biodiversidad en respuesta a distintos componentes del cambio global», y también la necesidad de seguir recopilando datos. «Existe bastante interés en utilizar las aves y otros componentes de biodiversidad como indicadores del cambio ambiental», resume el profesor: «En ocasiones son buenos sistemas de alerta frente a cambios ambientales complejos que no es fácil investigar de forma directa».
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De momento, advierte, «son escasos los trabajos que consideren a la vez el efecto del cambio climático y las modificaciones en los usos del suelo, que interactúan entre sí para ocasionar los efectos que observamos a escala regional». Estos estudios, asegura el investigador, «tienen especial sentido en regiones como Murcia, que alberga dentro de su territorio una variación muy acusada de condiciones ambientales (desde la costa hacia el interior, con cambios de altitud de hasta 2.000 metros sobre el nivel del mar)». Esta es, concluye, «una de las zonas de la Península Ibérica que más está mostrando una africanización de sus paisajes».
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Los datos «no auguran nada bueno para las poblaciones de aves»
La intención del grupo de investigación de Ecosistemas Mediterráneos (Ecomed) de la UMU es continuar, si obtienen la financiación suficiente, con el análisis de los datos que ya tienen sobre la avifauna forestal desde nuevos enfoques. «Por ejemplo, estudiando cómo cambia la abundancia de aves». No solo se están produciendo cambios en la presencia de especies, sino que el número de ejemplares de cada una está cayendo. Los análisis preliminares sobre este punto «apuntan a resultados también preocupantes.
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Las aves forestales habrían perdido casi un 10% de sus efectivos a lo largo de las últimas décadas», aunque de manera desigual, de modo que mientras unas especies han visto ganar población, otras están disminuyendo «considerablemente», explica el profesor de la Facultad de Biología de la UMU Francisco Robledano Aymerich. «Esto, unido a los efectos catastróficos que este mismo año estamos observando en nuestros bosques, con mortandades masivas de árboles debido a la sequía (en especial en los pinares de pino carrasco y a menores altitudes), no auguran nada bueno para las poblaciones de aves forestales, que deberán adaptarse a un paisaje forestal muy diferente al actual».
De ahí el interés de seguir estudiando la avifauna, exhorta, «y no sólo las especies más emblemáticas como grandes rapaces o aves esteparias, sino también las pequeñas y medianas aves que forman el grueso de las comunidades forestales y a las que solemos referirnos como aves comunes».
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En la actualidad, advierte, «los sistemas forestales murcianos afrontan cambios dramáticos ya evidentes en nuestro paisajes, pero sabemos muy poco de cómo responderán sus comunidades de aves a este nuevo escenario, y de cómo pueden diseñarse bosques resilientes al cambio climático y capaces de preservar a la vez la mayor diversidad ornitológica posible».
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