Virginia Martínez, el pasado viernes, en el escenario de la Sala Narciso Yepes del Auditorio Víctor Villegas. ENRIQUE MARTÍNEZ BUESO

«Me ponía a llorar si escuchaba música durante el confinamiento»

Virginia Martínez - Directora de la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia (OSRM) ·

Tras el regreso al trabajo, han grabado a puerta cerrada dos conciertos con los que se estrenará esta semana la plataforma digital 'Music Ön'

Domingo, 14 de junio 2020, 01:43

Imagínense. Es 5 de marzo de 2020. Auditorio Nacional. Madrid. La expectación es máxima. El lleno, absoluto. En el escenario, la Orquesta Sinfónica SWR Stuttgart, ... que va a dirigir Teodor Currentzis, quien desata la locura. El concierto, magnífico; el programa está dedicado a Mahler, y su sinfonía 'Titán' se clava como una espina gozosa en el corazón de cuantos estábamos allí. Fuera, en ese mundo de despropósitos en el que conviven las hambrunas, la violencia y la conquista heroica del espacio, estaba a punto de estallar la gran tormenta; real, no una pesadilla.

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Unos días antes: 22 de febrero de 2020. Auditorio Víctor Villegas. Murcia. Concierto del pianista Grigori Sokolov, memorable como siempre son sus actuaciones, en esta ocasión centrada en Mozart y en Schumann. Más de mil personas lo aclamamos en pie durante minutos interminables. Él regalaba un bis tras otro.

Martes, 10 de marzo. Murcia, de nuevo. Auditorio Víctor Villegas, otra vez. La Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia (OSRM), contando con la presencia de la concertino de violín de la Sinfónica de la Radio de Viena, Kristina Suklar, interpreta la composición de John Adams titulada 'Dharma at big Sur'. El programa continúa con 'Preludio y muerte de amor', de la ópera de Wagner 'Tristán e Isolda', y con 'Las alegres travesuras de Till Eulenspiegel', poema sinfónico de Richard Strauss. «Un programa superdifícil, que nos llevó muchísimo trabajo y más de diez días de ensayos», recuerda Virginia Martínez, nacida en 1979 en Molina de Segura, donde desde 2016 cuenta con un auditorio que lleva su nombre. Desde 2012 es directora titular y artística de la OSRM.

Sábado 14 de marzo. Se anuncia el estado de alarma. Medida excepcional para el intento de freno de la pandemia de Covid-19. Se anulan de inmediato todas las actuaciones de la OSRM. Cierra el Víctor Villegas. Tiempo de confinamiento estricto. «Estábamos en un momento clave de la temporada», dice la directora, que en estos últimos días de junio, tras el regreso al trabajo de los 48 músicos de plantilla de la OSRM, ha dirigido los dos conciertos, grabados a puerta cerrada en el Víctor Villegas, con los que el próximo miércoles arrancará la nueva plataforma digital 'Music Ön', destinada a favorecer la comunicación entre orquesta y público y que se localizará en la web: musicon.orsm.es.

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Atrás quedan las actuaciones de la OSRM que nunca fueron, incluidas las que formaban parte del ya asentado ciclo 'Conciertos en familia', y del más novedoso 'Conciertos canallas', que el 20 de marzo tenía previsto el titulado 'Concierto para Zapata y orquesta', «un 'show' festivo, divertido y gamberro», a cargo del tenor y 'showman' Manuel Zapata, «donde se parodian algunos de los clichés de la música clásica, apoyados en los elegantes códigos de humor del cómico y actor Paco Mir»; y de paso, se escucha la excelente música de Rossini, Beethoven, Verdi o Mozart. El ciclo hubiese finalizado el 17 de abril con un montaje de los murcianos Zoo Cabaret, esos 'bichos en peligro de extinción' que cultivan un humor disparatado. Como tampoco pudo disfrutarse del estreno del 'Stabat Mater' del compositor murciano Manuel Moreno-Buendía, previsto para el 3 de abril y que iba a contar con la dirección del venezolano Manuel Hernández Silva, las voces de la mezzosoprano María José Montiel y del barítono Damián del Castillo, y la participación de la Coral de Bilbao.

«Llevamos dos semanas en marcha, hemos sido de las primeras orquestas en empezar a trabajar. Iremos estudiando en cada momento las posibilidades que se nos vayan abriendo»

Cerrado a cal y canto el Víctor Villegas –lástima no haber podido degustar la actuación, el 23 de mayo, de la formación francesa Ensemble Artaserse, encabezada por el contratenor Phillippe Jaroussky–, tampoco podrá celebrarse –¡hoy, 14 de junio!– un concierto semiescenificado muy esperado por Virginia Martínez, el de 'West Side Story', de Leonard Bernstein, cuya escenografía correría a cargo del yeclano Paco Azorín, «que es para mí como un hermano, y con el que me hacía mucha ilusión trabajar en Murcia», dice Martínez.

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Se acabaron también, por el momento, los conciertos al aire libre, como el que el pasado 31 de julio protagonizó la OSRM, en el marco del 50 Festival de Teatro, Música y Danza de San Javier, arropando a la actriz y cantante Jane Birkin, de gira con 'Birkin Gainsbourg Symphonic'. Un concierto del que no se olvida: «Una mujer encantadora, muy dulce. Tuvimos con ella un ensayo exprés el mismo día de la actuación; pero, aunque parecía que iba a ser un concierto muy estresante, en cuanto apareció en el escenario todo fluyó de maravilla. Su elegancia, su sensibilidad...».

«Durante el confinamiento, yo no he valorado todavía más a mi familia, porque para mí era ya lo más importante con diferencia, sin duda, incluso por encima de la música»

Virginia Martínez, junto a su marido, David Martínez, violinista de la OSRM, y sus dos hijas –Irene (7 años) y Ana (5 años)– pasó el confinamiento en la casa de la urbanización de Molina en la que vive. «Durante el confinamiento, yo no he valorado todavía más a mi familia, porque para mí era ya lo más importante con diferencia, sin duda, incluso por encima de la música. Lo que hice fue disfrutar de mis hijas y de mi marido de una manera todavía más intensa, siempre juntos, y eso a mí me daba la vida», cuenta. «Era muy consciente de la desgracia que se estaba viviendo fuera, pero también de la suerte que teníamos de estar los cuatro juntos».

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–¿Cómo llevan trabajar ambos en la OSRM, lo consideran una suerte?

–[Sonríe]. No se crea, es un poco complicado, para él, a veces; pero lo llevamos con mucho humor y mucha filosofía, y hemos conseguido que cuando llegamos a casa el trabajo se queda fuera.

Virginia Martínez indica que «cuando se vive una situación como la de esta pandemia, es cierto que todo se relativiza muchísimo, incluidos los problemas». «Yo intento que ahora», añade, «no me agobien los problemas que no sean de tipo familiar. Lo que ha ocurrido ha sido muy bestia, con toda esa enorme cantidad de gente que ha muerto, además muchos de ellos yéndose solos, muriendo sin sus seres queridos al lado. Me ha parecido muy cruel, después de toda una vida trabajando y cuidando de los hijos, primero, y después de los nietos. Por eso le decía que, al final, lo importante es la familia. La pandemia me ha reforzado el sentimiento de familia, a la que valoro por encima de todo. Cuando estudiaba, para mí la música era lo más importante. Ahora, la música es lo más importante en el momento en el que estoy en la tarima, ahí sí que se me olvida todo; pero en cuanto me bajo, se acabó, y creo que eso es sano para la profesión y para la vida personal: darlo todo cuando toca hacerlo, pero no dejar que ambas parcelas se perjudiquen entre sí».

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«Me molesta y me preocupa que nos haga falta una multa, una prohibición, para reaccionar positivamente. Me inquieta esa manera que tenemos de actuar en función de la vigilancia o de las sanciones»

También para ella ha sido un tiempo de emociones: «Me han conmovido los aplausos de las ocho de aquellos primeros días, lloraba pensando en toda esa gente que nos estaba ayudando con su entrega. Luego, todo se va diluyendo un poco, por la rutina, pero he valorado mucho la solidaridad que he visto. Creo en la fuerza del corazón y del alma humana».

Pero no todo ha sido digno de aplauso: «Mucha gente ha tenido un comportamiento ejemplar, pero también es cierto que otra ha sido responsable por miedo al virus, o por temor a las multas. Eso me molesta y me preocupa, el que nos haga falta una multa, una prohibición, para reaccionar positivamente. Me inquieta esa manera que tenemos de actuar en función de la vigilancia o de las sanciones. Me inquieta y me incomoda. Se han cometido muchos errores, lógico en un contexto desconocido para todo el mundo, pero los riesgos tan grandes corridos por los sanitarios nos deben hacer reflexionar a todos».

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Teletrabajo

–¿En qué música se ha refugiado usted, en qué obras y compositores?

–En ninguna, porque me ponía a llorar si escuchaba música durante el confinamiento. Cuando muy al principio lo hacía, se me saltaban las lágrimas pensando en la orquesta. Me entraba muchísima nostalgia, ha sido duro. El teletrabajo se puede hacer en ciertas profesiones, pero nosotros necesitamos tocar juntos y también el contacto con el público. Lo que he hecho es estudiar mucho, eso sí, por ejemplo a Shostakóvich, pero por trabajo y para mantenerme en forma. Lo que sí tenía claro es que a Mahler no lo iba a escuchar.

–[¡Mahler!, ¿lo recuerdan?] ¿Por qué no?

–Hubiera sido muy perjudicial [sonríe]. Su música te conduce hacia lo más profundo y, en según qué situaciones, eso duele mucho. Su música te lleva hacia lo más íntimo de tu ser. Durante muchas noches del periodo de confinamiento, Virginia Martínez se imaginaba dos cosas: cómo sería el reencuentro con los músicos de su orquesta; y cómo será, llegado el momento, el primer concierto con público. Lo primero ya ha tenido lugar, «y la verdad es que pude decirles muy pocas palabras, porque la emoción era mucha»; y, sobre lo segundo, «empezar con Beethoven no estaría nada mal».

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«La afluencia de público no se normalizará totalmente hasta que dispongamos de una vacuna»

Está animada: «Llevamos dos semanas en marcha, hemos sido de las primeras orquestas en empezar a trabajar. Lógicamente, hemos vuelto al trabajo tomando todas las medidas de precaución necesarias, y contando con el total apoyo del Auditorio, que nos ha cedido su Sala A, lo que nos permite cumplir con las distancias adecuadas y todas las condiciones de seguridad, incluida la utilización de mamparas de protección».

En cuanto a la fecha en la que se retomarán los conciertos en vivo, «todo depende de lo que vaya pasando en los próximos meses. Lo que espero es que no haya una vuelta atrás potente. Tenemos que ser realistas, la afluencia de público no se normalizará totalmente hasta que no dispongamos de una vacuna». «Nosotros –continúa– iremos estudiando en cada momento las posibilidades que se nos vayan abriendo, en cuanto a escenarios, aforos, programas... La OSRM está preparada para abordar cualquier posibilidad».

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–¿La OSRM teme por su futuro laboral, por su sostenibilidad?

–Nosotros no hemos sentido en ningún momento abandono por parte de la Administración, ni de nuestra consejera, Esperanza Moreno, que siempre nos ha transmitido un mensaje de tranquilidad y de apoyo. En ese sentido, estamos tranquilos.

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