Los misterios del alma

Música inesperada ·

Lunes, 26 de diciembre 2022

La Navidad como festividad en torno a la familia y los amigos es una época entrañable donde la contaminación lumínica y gastronómica nos aleja del ... sentimiento original de esperanza para aquellos con menos oportunidades y recursos.

Publicidad

Por tanto, es importante recobrar su carácter trascendental e inherente para el ser humano necesitado de momentos en los que poder restaurar sus acciones, decisiones y sentimientos tratando de hacer un guiño a las personas que le confortaron o, por el contrario, le hirieron.

Cada año, el Cuarteto Saravasti, en su Concierto Extraordinario de Navidad, pone en valor la trascendencia del legado de los compositores cuya rotunda creatividad sigue agitando nuestra consciencia. El programa de la edición 21ª de la esperada convocatoria musical navideña gira en torno a las figuras de Beethoven y Schubert.

La Cavatina del Cuarteto para cuerdas opus 130 del genio de Bonn es una de las obras de cámara más intensas emocionalmente que pueden escucharse en una sala de conciertos, pero hoy nos centraremos en Schubert, un músico con una personalidad más próxima al espíritu de la Navidad.

Publicidad

XXI Concierto Extraordinario de Navidad

  • Auditorio de Murcia Miércoles 28 de diciembre, 20h

  • - Cuarteto Saravasti y David Apellániz (violonchelo)

  • - F. Schubert Cuarteto de cuerdas no4 D.46

  • - L.v. Beethoven Cavatina del Cuarteto de cuerdas Op.130

  • - F. Schubert Quinteto de cuerdas D.956

Las obras que interpretará el Cuarteto Saravasti del compositor austríaco son el Cuarteto para cuerdas nº 4 D.46 y el Quinteto para cuerdas en do mayor opus 163 D.956. Si hay una obra en la historia de la música de cámara que nos confirma la esencia inmaterial del alma humana es sin duda este quinteto que Schubert escribió al final de 1828, dos meses antes de fallecer a la edad de 31 años.

Schubert tuvo una existencia muy difícil porque perdió la esperanza. Al final de su vida, la enfermedad, la pobreza y el desamor, lo llevaron a vivir a la deriva como si su instinto de supervivencia estuviese deshabilitado. Sin embargo, su música nos refleja que, por momentos, dentro de la tragedia, hay espacio para los brotes de alegría.

Publicidad

Hay que tener en cuenta que la muerte de Beethoven en 1827 marcó el ánimo de Schubert como reflejan el Trío para piano en mi bemol mayor (1927) y en la Sonata para piano en do menor (1928). En el productivo periodo final de la vida de Schubert, otras obras maestras vieron la luz además de este Quinteto D.956: los dúos de piano, la Fantasía en fa mayor para piano a cuatro manos, la Sinfonía Grande, el ciclo de canciones Canto del cisne, improntus, momentos musicales, cantatas y seis misas, entre otras.

Resulta increíble que un músico sin esperanza pudiese escribir el Quinteto en do mayor, una de las obras más refinadas y trascendentales de la historia de la música de cámara. La grandeza de esta obra radica en distintos aspectos fundamentales como es la incorporación de un segundo violonchelo al clásico cuarteto de cuerda, siguiendo la estela iniciada por Boccherini (1743-1805). Esto sin duda dotó de una especial sonoridad sinfónica a la composición al tiempo que liberó a uno de los violonchelos para que participase melódicamente con un protagonismo a la altura del primer violín.

Publicidad

La segunda característica de esta obra es la agitada e inesperada sucesión de tonalidades y colores siguiendo el cuidadoso patrón emocional diseñado por Schubert, con el consiguiente efecto mágico para el oyente. Otro aspecto relevante y propio del quinteto es cómo trata los temas que recorren los cuatro movimientos de la obra. Schubert se muestra como un pintor que combina colores y sombras. La belleza y sencillez del segundo tema en mi bemol del Allegro inicial corre a cargo del dúo de violonchelos, que nos hace pensar en que hay algo más allá de la existencia terrenal.

El Adagio comienza con un etéreo y sosegado tema en el segundo violín y viola, con una contramelodía del violín primero y uno de los chelos, sobre el pizzicato del segundo cello. Posiblemente estamos ante uno de los movimientos más conmovedores que escribió Schubert, ya que anticipa la sensibilidad que escucharemos en la música de Mahler.

Publicidad

El Scherzo es muy original porque el maestro hace gala del recurso del contraste de tonalidades, disonancias y tempos, intercalando un Trío lento en un compás 4/4 donde el misterio se apodera de la partitura.

Por último el Allegretto es un rondó con elementos de sonata con ritmo de danza húngara con una sucesión de tonalidad es y colores que transcurren por fases de encanto y desesperación.

El Quinteto en D mayor fue escrito en 1828, pero no se interpretó hasta 1850. Como hemos comentado, es una obra de gran contenido espiritual donde el compositor anticipa la paz transcendente y el contraste de ánimo ante el final de su existencia. Nadie debería abandonar este mundo sin escucharlo en directo en una sal de conciertos, pero para disfrutarlo en toda su amplitud musical y emocional hay que desprenderse de la simplicidad e inmediatez propias de la vida cotidiana.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis

Publicidad