Manuela Carpio, acompañada por su elenco de artistas, demostró su majestuosidad. FESTIVAL DE LO FERRO

Manuela Carpio dejó su arte en Lo Ferro

La bailaora jerezana demostró su fuerza en la madrugada del viernes, tras la actuación de los últimos semifinalistas del concurso de cante

Domingo, 27 de julio 2025

Escribo en la mañana del sábado. Como el concurso de cante del Festival de Lo Ferro concluyó en la madrugada de ayer, ya cerrada la edición del periódico, a esta hora usted ya podrá leer la noticia de quién ganó el Melón de Oro 2025, en la edición de Internet. Es lo que tiene, ahora, la velocidad de las noticias, que las podemos leer en la edición digital, a veces en vivo y en directo. Aunque la lectura del periódico en papel, reposada, mientras uno desayuna, sigue siendo un lujazo de cada mañana para muchos.

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Volvamos al cante, al concurso y a sus concursantes. El nivel del cante es el que es: grandes aficionados que se dejan la piel ensayando y algunos soñando por pasar a la categoría de profesional, grabar un disco, y vivir exclusivamente de sus actuaciones. No es fácil. Los concursos son la gran plataforma para darse a conocer entre los concursantes ya veteranos, y últimamente asoman lo más jóvenes que vienen con la historia del flamenco a cuestas. Es lo que tiene el mundillo digital, desde tu casa puedes escuchar toda la discografía que quieras de los cantaores históricos, de los grandes, y aprender. Desde luego no es nada fácil llegar a ser una estrella del flamenco y, si observamos la evolución, se está produciendo mucha más renovación en el baile y la guitarra que en el cante.

En la madrugada del viernes competían los últimos cinco semifinalistas. Se retiraba el jurado a deliberar y le tocaba el turno a la artista invitada, la bailaora jerezana Manuela Carpio, que pertenece a las sagas flamencas de los Moneo y los Carpio del barrio de San Miguel de Jerez, y que desde niña ha mamado el arte viendo en su barrio La Plazuela –eso son palabras mayores– a los vecinos y a los más viejos del lugar esas maneras jerezanas de bailar.

A Manuela Carpio, nada más pisar las tablas, concentrada en sí misma, se intuía que venía con ganas atrasadas para mostrar su poderío. Claro que el elenco de artistas que le acompañaban, entre familiares, le daban ese soniquete especial de Jerez. Ahí estaban, al cante, Enrique El Extremeño y Manuel Tañé, el buen toque del guitarrista Juan Requena y las palmas de José Manuel Ramos 'Oruco', Israel de Juanillorro, Iván de la Manuela y Juan Carpio de Juanilloro. Casi na'.

Con su primer baile por alegrías, con bata de cola, y con el cante poderoso de Enrique El Extremeño, Manuela dejaba su arte en cada braceo, en sus taconeos, en sus paseos y en sus desplantes, mostrando su fuerza. Después su cuadro se lucía por bulerías. Volvía la Carpio a bailar por soleá y volvía a dejar esa majestuosidad. Y ya por bulerías montaban un auténtico fin de fiesta, como si estuvieran con sus vecinos, disfrutando, gustándose. Y bailaba, disfrutando, con su hijo Juanito. Lo dicho: mucho arte, mucho tronío, el de Manuela Carpio.

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