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Madeleine Peyroux, en su actuación de este miércoles en Murcia.

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Madeleine Peyroux, en su actuación de este miércoles en Murcia. Guillermo Carrión / AGM

Peyroux en el jardín de las delicias

El ciclo 'Las Noches del Malecón' se estrena con un exquisito concierto de Madeleine Peyroux

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Jueves, 4 de julio 2019, 12:53

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¿Conocen el sensacional programa 'Las Noches del Botánico', en Madrid? Pues salvando las distancias -de tamaño, de experiencia, de presupuesto-, en Murcia podría haberle salido un hermano pequeño con estas 'Noches del Malecón' que en el crepúsculo del miércoles tocaron a estreno con un delicioso concierto a cargo de Madeleine Peyroux. Aunque, todo hay que decirlo, con una pobre entrada inicial. Seguro que mejorará porque la idea es buena: aire libre, buena acústica, árboles oxigenantes y hasta zona gourmet para el pertinente refrigerio. Ya lo dijo la propia Peyroux tras cantar a solas el clásico de Facundo Cabral 'No soy de aquí': «No soy de París, soy de Brooklyn, qué le vamos a hacer; tampoco vosotros sois de París, sois de Murcia y tenéis unas noches muy bonitas».

Ficha

  • Concierto: Madeleine Peyroux (estreno del ciclo 'Las noches del Malecón').

  • Lugar: Jardines del Malecón, 3 de julio.

  • Calificación: Exquisito.

Cordial y comunicativa, en inglés y en un más que aceptable español, Peyroux es el canto de la seducción. Sin alardes, sin un solo truco, con una voz limpia y dulce que a veces convierte en susurro y que es una caricia para los oídos y por extensión para los sentidos. Por fortuna en el jazz, el blues y el folk -los tres ejes sobre los que gira su discurso- las cantantes gritonas cada vez se llevan menos. La voz de Madeleine es pura naturalidad con un punto irresistible de coquetería. Definitivamente hay cosas que hay que decir al oído, no en Facebook.

Arropada por una banda sabia en la materia, el concierto comenzó alto con el jazz swing de 'Don't wait too long' y su bella adaptación de 'La javanaise', de Serge Gainsbourg, para continuar con los dos primeros cortes de su último álbum, la melódica 'On my own' y el blues de 'Down on me'. Ya suene más pop, más blues o más folk, es el jazz el que ofrece siempre su paladar de fondo. El disfrute de los músicos funkeando a modo en 'The brand new deal' supuso otro momento álgido, como esa suerte de mambo disparatado que es 'Honey party' y por supuesto su eterna versión de 'Dance me to the end of love', del genio Leonard Cohen.

Madeleine toma un punto de distancia con sus propias canciones para ofrecerlas con sinceridad y cariño, pero huyendo del melodrama. En sus temas no busca destrozarte el corazón, sino invitarte a dar una vuelta por la orilla del Sena -sí, de nuevo, el toque afrancesado es una constante-; no trata de arrancarse la piel en un proceso catártico, porque ya hemos visto morir muchas veces y casi todas forman parte del acto 3 de la interpretación; no pretende darte el concierto de tu vida, solo hora y media de lindas canciones plenas de calidad, naturalidad y tocadas con la belleza de la aparente sencillez. Y eso es mucho más de lo habitual. ¿Antiheroína? Tal vez la letra de 'All my heroes' lo aclare: «Todos mi héroes tuvieron grietas en sus ojos / perdedores, borrachos, santos caídos y suicidas». Disfrutemos, pues, que argumentos no faltaron.

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