Antonio J. Munuera

Correspondencia clásica

Música inesperada ·

Domingo, 15 de mayo 2022, 11:32

Estimado Wolfgang,

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Le escribo porque tras recibir un encargo muy especial con motivo de la clausura del 80º aniversario de la creación del Museo Salzillo de Murcia en la que los músicos del Cuarteto Saravasti desean programar obras escritas por nosotros dos.

Confiando en que le parecería bien, he confirmado que estaríamos encantados en colaborar en este concierto del binomio Mozart-Haydn en la música de cámara.

Ya sabe usted que soy fácil de convencer, especialmente cuando los encargos vienen de España, como ya ocurrió en 1875 con la solicitud del canónigo de Cádiz para Las Siete Palabras de Nuestro Salvador en la Cruz.

En relación con la velada del sábado 21 de mayo en la Iglesia de Jesús de Murcia le he propuesto al Cuarteto Saravasti la programación de mi cuarteto de cuerdas opus 20 nº 6 en La mayor junto a su Cuarteto de cuerdas K.421 en Re menor.

Desde que nos conocimos en Viena en el invierno de 1781, he sentido una especial admiración por usted, que me consta, estimado amigo, que es recíproca. El paso del tiempo ha querido que nuestras colecciones de cuartetos se asemejen a espejos que reflejan nuestra afinidad creativa y de ahí que nuestra música haya sido elegida para esta especial Noche de los Museos.

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Hace tiempo que he asumido mi condición de padre del género del cuarteto de cuerda a cambio de que se le reconozca a usted como el compositor más grande de este género por haberlo expandido hasta sus más elevadas cotas.

Sin duda, la colección de cuartetos de cuerda que dedicó a mi humilde persona es lo más sublime que se ha publicado hasta ahora en este género donde el músico moderno expresa con tanta claridad su cometido. Usted atesora un lenguaje tan humano que sus composiciones tiene una dimensión universal. Por ello he elegido para este programa su Cuarteto K. 421, uno de sus hijos predilectos fruto de un largo y laborioso trabajo, como usted manifestó en su momento.

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Cada vez que lo escucho, recuerdo las veladas en casa de los Storace donde tocábamos hasta bien entrada la noche con Dittersdorf y Vanhal las piezas de cuarteto para cuerdas que más nos apasionaban.

Me he dignado a incluir en el concierto de la Iglesia de Jesús mi Cuarteto opus 20 nº 6 que siempre tuvo usted en muy buena consideración por su escritura polifónica y contrapuntística, su final fugado y por la elegancia de la escritura. Recuerdo cómo le agradaron especialmente el efecto musical de atacar el Minuetto sin pausa con el movimiento lento.

No quiero despedirme sin mostrarle el orgullo que siento por haber sido coetáneo suyo y que nuestras composiciones sigan dialogando entre ellas hasta nuestros días.

Afectuosamente,

Papá Haydn

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