Borja Niso: «Quiero que la gente se conecte con su yo, que escuche su voz»

«Todo comenzó con el anuncio de la lotería de Navidad, en el año 2015», con la canción 'Nuvole Bianche' ('Nube Blanca'), del músico italiano al que rendirá tributo en Cartagena. Después de pasar la noche en vela, compró una entrada para el recital que daba, seis meses después, el compositor de la banda sonora de 'Intocable', en Madrid. Ese fue su primer concierto de piano. Tenía 35 años, le iba «muy bien» laboralmente y no tenía «ningún problema económico».

«Hubo un momento en que se apagaron todas las luces del Teatro Real. Veo que se levantan todos los músicos. Encienden un foco sobre el piano. Empieza a salir humo. Y Ludovico empieza a tocar 'Nuvole Bianche». Lo que vino a continuación fue una tormenta. Escalofríos, lágrimas, sudor, tembleques y una sucesión de imágenes en su cabeza. «A lo mejor me estoy muriendo», llegó a pensar. Una de las escenas se pausó en sus ojos cerrados. Se veía a sí mismo, en el escenario, tocando «como en una imagen premonitoria». Nada más abrirlos, según relata, una voz le dijo: «Borja, bienvenido. Te estábamos esperando. Después de 35 años por fin has descubierto tu propósito de vida, que es tocar el piano y emocionar a la gente con tu música». En aquel momento, todo cambió para él.

Jamás había estudiado música, tampoco sabía leer partituras. La voz que lo conmovió lo impulsa a emprender el estudio del piano con tutoriales 'online' mientras vendía sus empresas, se mudaba a un piso de alquiler y convivía con una deuda del piano de cola que había comprado. Ahora cuenta con más de 400 conciertos celebrados hasta la fecha y prevé llegar a los 100.000 espectadores este verano.

Todo ello le ha llevado hasta Cartagena, por segunda vez, donde el pianista madrileño desplegará los compases de su vida. El 'show' de esta ocasión es uno de los que más interpreta, pero este año será diferente. Incorpora un chelo (María Montes) y tratará de construir «un relato sonoro» a través de las composiciones de su maestro Einaudi, hiladas a una selección de piezas de sus discos. El trabajo de iluminación y de efectos de sonido aspira a establecer «una conexión con el público» y crear un ambiente que envuelva el escenario.

En el Auditorio del Parque Torres, Borja Niso reconoce que disfruta. El concierto del año pasado en el mismo lugar fue el primero en el que superó los 1.000 espectadores. «Fue mágico. Yo que soy de mar, de madre asturiana, eso de estar tocando y escuchando el mar, los pájaros... me parece brutal», recuerda. Tal vez por ese vínculo emocional escoge la ciudad portuaria para presentar dos de los cuatro temas que ya tiene terminados de su próximo proyecto, en pleno proceso de composición y sin nombre definitivo. En él, aspira a «incorporar nuevos sonidos para poder contar más cosas».

El pianista todavía tiene pendiente conocer a su ídolo musical, aunque cada vez lo escucha más cerca. Borja Niso adelanta que acaba de firmar con la agencia de 'management' Syntorama, la misma que lleva a Ludovico Einaudi. «Cartagena va a ser la primera ciudad en la que vayamos con ellos de la mano, donde haremos algo muy emocional», asegura.

«Jugamos mucho con la conexión del público a través del sonido. Lo que quiero es que la gente se conecte con su yo interior, para que escuche su voz», explica. La misma voz que le asaltó a Borja, «la voz del alma», como prefiere denominarla, en aquel concierto de 2016. Asegura que mucha gente «ha descubierto su propósito y se ha iniciado a hacerlo» después de asistir a sus espectáculos. Sin embargo, en aquella interpretación de 'Nuvole Bianche', Borja Niso era un espectador agitado entre la quietud del resto. No ha salido nadie con un relato similar: «La vida es un camino en el que vamos acumulando experiencias. Llega un momento en que tienes tantas que ya estás preparado para dar el siguiente paso en tu vida. Yo estaba preparado para dejar el mundo material por otro más armonioso con mi forma de ser. En el concierto de Ludovico sentí que tocaría delante de más de 1.000 personas. Fue como una revelación».