Una Marilyn deslumbrante en Murcia

Marina Romero, con estudios en academias de bellas artes y alumna de Antonio López y Pedro Cano, un valedor de su obra, ya había realizado una serie anterior titulada 'Iconos del siglo XX'. «Me parecía una mujer tan atractiva que pinté distintas piezas. Una de ellas la presenté a un concurso de la UNED de Pintura, sobre el siglo XX. En esa obra [con la que arranca la exposición en el Real Casino] aparece ella con mucha fuerza, representando a Estados Unidos, y una hoz y un martillo que simbolizaba a la Unión Soviética. ¡Al final gané el concurso! Y eso que sucede a veces, que la pintura te lleva por donde no lo habías pensado, y empecé una serie donde ella aparece representada en obras de artistas representativos».

Los homenajes a Jackson Pollock y Mark Rothko (expresionismo abstracto) fueron los primeros. Luego vendrían, en esa misma corriente, Clyfford Still, Franz Kline, Sam Francis, Kenneth Nolan, Richard Diebenkorn, Jasper Jhons, Robert Rauschenberg y Roy Lichtenstein, y en otros estilos Edward Hopper (neoclasicismo, realismo social, arte moderno), Andrew Wyeth (realismo y regionalismo americano), Alex Katz (nuevo realismo, arte pop), Andy Warhol (arte pop) y Jean-Michel Basquiat (arte pop y grafiti). «Son los que a mí más me gustan de este siglo en pintura americana. Muchos de estos artistas vivieron muy atormentados porque algunos habían pasado las dos guerras. Después de la Segunda Guerra Mundial hay una explosión bestial en Nueva York, a donde llegan muchos inmigrantes judíos. Europa estaba en ese momento arruinada y en Nueva York había mucho dinero y estaba Peggy Guggenheim, que fue la que los encumbró. Era una mujer bohemia, más bien snob, muy adinerada, y ella les hace sus encargos».

De todos ellos se acuerda ahora esta artista murciana afincada en Madrid, que en 2014 se hizo con el primer premio del XV Certamen de Pintura UNED, como anteriormente hizo con el Premio de Pintura Durán en 2004 y el Premio del Ejército en 2003. Es una exposición «muy didáctica», se enorgullece Romero, «porque aquí vas a encontrar todas las corrientes artísticas del siglo XX en Estados Unidos, que son cíclicas, porque empiezan con la figuración, luego con el expresionismo abstracto, y van volviendo otra vez a la figuración».

¿Qué Marilyn aparece en estos homenajes de Marina Romero? «Para mí –cuenta a LA VERDAD– es mi modelo, y yo la retrato tal y como creo que la hubieran pintado estos artistas. La imagen congelada de la actriz, en una de sus últimas sesiones de fotos, nunca es la misma». En unas sonríe, en otras aparece más seria. Cambia la expresión. Leves variaciones que el espectador descubre a poco que preste atención. En unas levanta la mano, en otras se toca la barbilla. «Su talento para la actuación era indiscutible, y mi impresión es que Marilyn pudo pensar que de cara a la sociedad solo tenía su físico. Cuando estaba deprimida se hacía una sesión de fotos, eso la animaba», descubre Romero, que recuerda lo perjudicial que resultó para su autoestima el matrimonio con el dramaturgo Arthur Miller, «pues la menospreciaba y la trataba en sus círculos como un florero».

Impresiona ver a Marilyn con Mao Tse-tung, exlíder comunista chino, en el homenaje a Warhol. El 'Mao' que Warhol pintó en 1972 fue, por cierto, la obra mejor vendida del artista en una subasta (17,3 millones de dólares ) en 2006. En otra de las piezas, en el tributo a Rauschenberg, la vemos con John F. Kennedy, el presidente de Estados Unidos con el que se relacionó a la actriz, que le cantó en su fiesta de 45 cumpleaños aquello de «Happy birthday, Mr. President». El dedo acusador de Kennedy, que sería asesinado en 1963, aparece dos veces señalándola.

Siete años ha permanecido Marina en la intimidad con Marilyn: «Me ha dado un poco de tristeza ver cómo ha sido utilizada siendo una mujer tan talentosa, por eso he querido recordarla así. He tenido que estudiar mucho la personalidad de cada uno de los pintores homenajeados. Pero al final me lo he pasado estupendamente». María del Carmen Sánchez-Rojas, directora del Museo de la Fundación Pedro Cano y académica de Bellas Artes de Santa María de la Arrixaca, califica de «singular y delicioso» este tributo a la pintura americana con el «elegante estilo e innata personalidad» de Marina Romero, fundamental, dice, para no dejar caer al espectador en una monotonía contemplativa.