María Jurado: «Siempre he sentido esa necesidad de relacionar la danza con la expresión»

–¿Dónde se halla más cómoda?

–Comencé estudiando danza contemporánea, y esta disciplina abarca la mayoría de cosas en las que yo me muevo, pero sí que es cierto que cada vez más estoy transicionando hacia la performance. Diría que hoy en día soy una mezcla de ambas. Siempre he sentido esa necesidad o intuición de relacionar la danza con la expresión. Sentía que el baile era algo más que una mera ejecución de movimientos. Aunque valoro mucho la técnica y la sabiduría que tiene la danza por sí sola. Siempre me ha llamado la atención conectar el arte con las cosas internas. Y ese sentimiento o necesidad se terminó de pulir cuando vine a Barcelona, porque creo que maduré en cierto sentido. Conecté con un tipo de danza y performance que me permitió conocer este tipo de danzas conectadas a la filosofía, a la teoría o al cuerpo con conceptos.

–¿Cómo nace esta ópera?

–Todo surge en la pandemia, y 'Black Sun' va más allá de un espectáculo. Es un sentimiento de melancolía que siempre he tenido, y de ahí se inspira esta pieza. Una sensación que me ha acompañado toda la vida, y que creo que en la cuarentena se enfatizó bastante. A partir de ahí quise investigar sobre el término melancolía. Además, estaba pasando por un momento personal bastante triste, por lo que me parecía más satisfactorio ahondar en ese sentimiento que en otro. Y poco a poco encontré todo lo que iba investigando sobre la melancolía y la depresión, y a partir de ahí construí una visión bastante lúcida, con la que quise crear un espectáculo sobre algo que suele estar en los márgenes o en la periferia del mundo.

–¿La representación de este viernes en el Párraga cómo será?

–Esta ópera tiene una introducción, tres actos y un epílogo, en donde intentaremos trasladar al espectador dentro de un espacio melancólico. Será un lugar lleno de referencias que para mí son importantes, a través de la escenografía, de la música, de los bailarines. El escenario estará divido en dos, en el lado izquierdo estarán cinco bailarines, que harán una danza repetitiva, autómata y muy matemática. Representarán el patrón de una enfermedad o de un pensamiento obsesivo. En el lado estaré yo sola, en un viaje emocional a través de recuerdos, en donde recorro los sentimientos de la melancolía y la depresión. Cuando los espectadores vean el resultado espero que sientan que están en un viaje hacía esta sensación.

–¿Y quiénes la acompañarán en esta experiencia?

–El equipo de baile está compuesto por Carla Moll, Daniel Mallorquín, Mabel Olea, Mar García, Marta García y yo. Todos ellos fueron compañeros míos en el Instituto de Teatro de Barcelona. Y por otro lado cuento con mi equipo de técnicos de confianza que harán posible el espectáculo.

–¿Cómo se siente al volver a Murcia, y que la reciban con todas las entradas agotadas?

–Me siento superemocionada por haberme arriesgado a volver a Murcia y que me hayan respondido de esta forma tan abrumadora. Se me ha devuelto todo el cariño. No tenía dudas, y la verdad es que me hace muy feliz, porque Murcia es mi casa, mis raíces, siempre la llevo conmigo. Además voy acompañada de mis amigos, y con mi primera pieza de gran formato.

–¿En qué momento profesional se encuentra?

–Ahora estoy creando otra pieza, y estoy focalizada en el proceso creativo. Pero también tengo el ojo puesto en Europa. Mi idea es pasar una temporada fuera de España y llevar esta ópera más allá, ya que considero que es un poryecto muy potente.