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La luz de Valencia en 130 acuarelas

El pintor murciano Zacarías Cerezo publica un nuevo libro con textos de Concha Peiró que es un paseo por la ciudad del Turia, «que parece recibirte con los brazos abiertos»

Viernes, 5 de enero 2024, 01:04

«Valencia es una ciudad que me gusta mucho. Si yo no estuviera tan a gusto en Murcia, posiblemente viviría en Valencia», dice el pintor ... Zacarías Cerezo (Guadalupe, Murcia, 1951), que acaba de publicar el libro 'Valencia. Acuarelas de viaje' (Anaya Touring), perteneciente a una colección en la que el artista ya ha participado con los volúmenes dedicados a Granada y a El Camino de Santiago. «Es una ciudad que parece recibirte con los brazos abiertos. Y me gusta mucho esa luz mediterránea propia de estas ciudades, una luz que también tiene Murcia», se deshace en halagos el autor de un libro que cuenta con 130 acuarelas realizadas durante varias visitas a la ciudad del Turia a lo largo de poco más de un año. «Para mí la luz –insiste– es muy importante como pintor porque tengo mucha influencia impresionista y me gusta incorporar la luz como materia prima a mis acuarelas», dice. «No me gustan los días nublados para pintar» y por eso ha elegido principalmente la primavera y el otoño para realizar este proyecto ilustrado acompañado por los textos de Concha Peiró.

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«Valencia es una gran ciudad que tiene mucho patrimonio, muy amable para pasear, muy bonita por todas las fachadas y por toda la arquitectura modernista que se ve, sobre todo, en el barrio de Ruzafa. Se van viendo las cornisas, las balconadas, la ornamentación de frutas, de flores...», explica Cerezo. «Siempre que he ido, por turismo o por interés cultural, he tenido esa sensación de que la ciudad me estaba pidiendo que la pintara».

«Me gusta dedicar todo el tiempo posible a pintar al aire libre porque se ven muy bien las formas y los colores y, aparte, porque, es un gozo esa experiencia», comenta sobre su proceso de creación, que completa con «pequeños apuntes, a veces son dibujos, a veces son pequeñas acuarelas. Como me gusta que mis obras sean muy detalladas, generalmente las completo en el estudio».

«El pintor se acostumbra a no sufrir demasiado cuando tiene que romper una obra porque es parte del proceso»

«Las acuarelas se resuelven con cierta rapidez porque no son como el óleo, es decir, no te permiten estar corrigiendo hasta que consigues la perfección en todos los detalles, sino que es un papel que se maneja húmedo y, por lo tanto, es un proceso que tiene una caducidad», añade sobre su procedimiento. Con la acuarela, «el pintor se acostumbra a no sufrir demasiado cuando tiene que romper una, porque sabe que forma parte de este proceso», afirma sobre esas obras que no se pueden culminar «porque el agua a veces te da unos resultados que no te satisfacen». Ahí, «ya sabes que tienes que romperla y hacer otra. No hay mayor problema. Lógicamente, cuando se llevan décadas pintando, es muy poco lo que desechas. A veces, incluso, cuando alguna acuarela no me satisface la guardo y unos días después la vuelvo a sacar y entonces ya me gusta, ya la veo con otros ojos».

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Sorolla y Blasco Ibáñez

«Cuando coges un proyecto como este tienes que profundizar, porque trabajas en colaboración con la persona que hace los textos, en esta ocasión Concha Peiró, que es una escritora de viajes madrileña, con orígenes familiares en Valencia, y profundiza en toda la historia de la ciudad y en su cultura. Como pintor, yo también lo hago. Siempre me gusta documentarme y saber qué estoy pintando y por qué existe esa fachada o ese paisaje. Aumentar mi conocimiento es un disfrute», dice el pintor, que entre todos los rincones de la cuidad costera se queda «desde el aspecto urbano, por su parte histórica», con «la Plaza de la Virgen, que está construida sobre el antiguo foro romano y que es un punto de encuentro para los valencianos, sobre todo cuando llegan las fallas y se hace la ofrenda a la Virgen de los Desamparados». Un espacio que cuenta con la Catedral y el Palacio de la Generalitat y que es «el centro del poder civil y del poder religioso».

En cuanto a los museos, «que hay bastantes y muy valiosos», hay uno, «pequeñito, que me gusta mucho y está dedicado a José Benlliure. Está en su propia casa y cuenta con un jardín muy personal porque lo construyó él. Tiene allí sus piezas cerámicas y otras cosas que fue recopilando». Además, disfruta en «el cabañal y la playa de la Malvarrosa, donde Sorolla pintaba aquellas escenas de barcos, la faena de los pescadores y los baños de los niños con sus madres, que a mí me inspiraron mucho, sobre todo en mi adolescencia, cuando empezaba a pintar, al igual que las novelas de Blasco Ibáñez que, de esa manera tan natural y tan magistral, relata la cultura valenciana que, por otra parte, tiene muchas conexiones con la de Murcia, porque al fin y al cabo ellos son también de origen huertano», comenta Zacarías Cerezo que actualmente cuenta con la exposición itinerante 'Andar para pintarlo' con acuarelas realizadas en el camino de la Vera Cruz desde Yecla hasta Caravaca. Una muestra que el pasado noviembre recaló en Moratalla y que en marzo de este Año Jubilar se instalará en el Convento de San José de Caravaca de la Cruz.

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